Estaba a punto de salir en libertad y atacó a facazos a un penitenciario
Un sujeto detenido por tentativa de robo estaba a punto de salir: tan solo le restaban 40 días para ser liberado de la alcaldía. Sin embargo, en un acto insólito, atacó a un guardiacárcel y lo condenaron.
Un hombre que cumplía una condena de tres meses de prisión por una tentativa de robo y estaba a 40 días de recuperar la libertad fue condenado a 11 años de pena por atacar con una "faca" a un guardiacárcel.
El Tribunal Oral número 27, integrado por los jueces Federico Salvá, Jorge Romeo y Javier de la Fuente, dictó la severa condena contra Carlos Alberto Benítez, quien, además, fue declarado "reincidente", lo que dificultará sus salidas anticipadas de prisión.
Los hechos ocurrieron el 24 de noviembre de 2021 en la Alcaldía Número 13 de la Policía de la Ciudad, en la calle Cuba 3145, donde Benítez estaba alojado en calidad de detenido. El guardiacárcel "inició lo que se conoce como la 'ronda de llamadas', es decir, comenzó a sacar –de manera individual y aislada- a los detenidos de sus celdas, para que éstos pudiesen realizar una llamada telefónica a sus familiares", explica el fallo.

"Al llegar el turno de Benítez, el guardiacárcel abrió la puerta de la celda y le franqueó el paso para que saliese", pero Benítez "lo alejó empujándolo con su mano izquierda y, tras empuñar con su mano derecha un elemento cortopunzante que extrajo previamente de entre sus ropas, intentó asestarle dos puñaladas a la altura del abdomen".
Acto seguido, "Benítez se posición por detrás de Corso y apoyándole la faca en el cuello como si lo estuviese tomando de rehén, le gritó al resto de los efectivos policiales allí presentes 'no se mueva nadie porque lo mato'", añade el relato.
Otros oficiales colaboraron para controlar la situación (dos de ellos resultaron con heridas cortantes) pero "mientras esto ocurría, aprovechando que la puerta de la celda había quedado abierta tras el ataque de Benítez, algunos de los internos allí alojados comenzaron a gritar 'suéltenlo o salimos todos y se pudre'".
Para evitar que la situación se tornase aún más violenta, los guardiacárceles soltaron a Benítez y éste, voluntariamente, ingresó a su celda. Tras ello, cerraron la reja y aseguraron la puerta con un candado.
En su indagatoria, Benítez –de 38 años de edad, padre de seis hijos y abuelo de dos nietos- declaró que "se encontraba muy arrepentido con lo que había sucedido, que no sabía lo que le pasó por la cabeza para cometer los hechos. Que en su vida había matado o lastimado a nadie y que no entendía que sucedió ese día".
La defensa oficial alegó que Benítez no tuvo "intención homicida" ya que "no habría ningún motivo para que intentase matar al guardiacárcel con el cual no se había suscitado ningún inconveniente previo". Pese a ello, el tribunal replicó que "si bien podría resultar inexplicable que un detenido a 40 días de recuperar su libertad intente matar a personal policial que lo custodia sin ningún motivo aparente, el mismo imputado refirió que no supo qué le pasó, que circunstancia lo llevó a actuar de esa manera".
"Si él no encontró explicación, tomó acabado conocimiento de su accionar, y que el mismo no ha sido otro que intentar dar muerte al oficial", sostuvieron los jueces, al condenarlo por mayoría a 11 años de prisión por tentativa de homicidio agravado.

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