Vitivinicultura

El Malbec reina mientras el vino argentino sufre

El impulso marketinero a la cepa embajadora de Argentina en el mundo dio sus frutos y el varietal se festeja hoy de Buenos Aires a Japón. Sin embargo la “bebida nacional” como producto genérico pierde contra la cerveza en el país y no la tiene fácil tampoco en el exterior.

miércoles, 17 de abril de 2019 · 09:43 hs

Desde hace algún tiempo a esta parte Argentina es reconocida en el mundo por “las 3 M”: Maradona, Messi... y Malbec. La cepa emblema del país comenzó a tomar impulso hace ya más de 20 años y, a partir de una fenomenal estructura de marketing, es reconocida en vinotecas y restaurantes de Buenos Aires a Japón. Entre las acciones promocionales más potentes estuvo la que craneó Lis Clément para Wines en Argentina en 2011 y por la que este 17 de abril se levantan copas en todo el globo en honor al gran Malbec argentino.

Para tener una dimensión del fenómeno vale tomar algunos datos de la última década: entre 2008 y 2018 el volumen de exportación del varietal se duplicó de 63 millones de litros a casi 125 millones de litros y creció más de un 130% en facturación, de US$222 millones a US$512 millones.

Festejo por el Día Mundial del Malbec en República Checa.

El Malbec es el indiscutido caballito de batalla (a esta altura, corcel de guerra) de las bodegas argentinas en el mapa. Esta fue la estrategia para posicionar a Argentina como proveedora de vinos de calidad desde el nuevo mundo con la idea de que la lanza perforara los mercados y detrás entraran el resto de los varietales de estos terruños.

Sin embargo esto se consiguió a medias y hoy el país oscila entre disfrutar y padecer la “malbeckización” puertas afuera y puertas adentro.

La ola arrasadora de la cerveza -primero industrial y luego artesanal- no da respiro a la “bebida nacional”, que no deja de perder mercado ante ella. La demanda de pintas y growlers es ya una fiebre que gana lugares otrora exclusivos del vino y lo obliga a abrirle las puertas al “enemigo” en casa.

Desde este verano los tradicionales festivales folclóricos incorporaron patios cerveceros a su predio, el cual hasta no hace mucho se regaba con vino como sangre sagrada. La “herejía” copó también la última edición de un coqueto festival de vino y rock que organiza una bodega del Valle de Uco. Allí sorprendió ver cientos de copas llenas con... espuma.

una cerveza "homenaje" se coló en el festival de vino y rock del valle de uco.

Otros festivales de “varieté” obligan también a los entes de fomento del vino a compartir el espacio con las canillas de cerveza artesanal en una realidad innegable: “El consumo manda”, admiten.

La apuesta está en buscar alternativas de consumo más frescas y flexibles, desandando el camino de elitización que vivió el vino durante los últimos 15 años. El renombre que se consiguió a través de la sofisticación del Malbec resultó, en parte, un tiro en el pie para la mesa típica argentina, en la que la damajuana o el vino y el sifón empezaron a “dar mal aspecto”.

La diferencia es que la cerveza vio la oportunidad y dio el zarpazo directo al paladar y las situaciones de consumo de los argentinos mientras que las bodegas mutan como gigantes a paso lento para la dinámica del mercado.

Por eso también resultaría un tanto peligroso montar toda la artillería sobre le Malbec en tiempos de volatilidad de gustos e intereses “por lo nuevo”. Muchos consumidores quieren probar otra cosa, conocer nuevos sabores varietales y criollos y, como meta final, disfrutar sin prejuicios.

El vino argentino es Malbec pero también todo lo demás, por lo que la apuesta está en intentar que, como la cepa emblema, la bebida nacional luche por recuperar el lugar que logró conquistar con cientos de años de historia, cultura, y el sentido que le dio origen: compartir y disfrutar. Al gran vino argentino, ¡salud!

El Malbec argentino en los últimos 10 años

(Infografía del Observatorio Vitivinícola Argentino)

La evolución del malbec en la última década.