Terminó Arrested Development: caótico final para una gran comedia
La serie finalizó su quinta -y presumiblemente última- temporada con poca de la imaginación que la hizo una de las comedias más revolucionarias tras su estreno. Qué falló y qué se va a extrañar.
Arrested Development, la que supiera ser una de las mejores comedias de la televisión, terminó -supuestamente- esta semana, en una nota muy oscura y lejos del nivel que supo alcanzar durante sus tres temporadas originales.
Primero, un poco de historia: AD (para abreviar) comenzó a fines del 2003, y desde su primer capítulo se instaló como una de las comedias más innovadoras del comienzo de siglo. Un elenco pocas veces visto (algunos de los nombres: Jason Bateman, Michael Cera, Will Arnett, Jessica Walter, David Cross o Liza Minelli) empujaba un guión complejo pero muy pulido y, sobre todo, gracioso.
La historia de la familia Bluth, idrigida por un patriarca corrupto y una madre inescrupulosa se transformó de manera inmediata como una de las favoritas de los críticos, pero el público nunca la acompañó, por lo que tras tres temporadas en Fox, fue cancelada. Tuvieron que pasar 10 años para que Netflix escuchara los incesantes pedidos de los fanáticos, y comenzara a producir una nueva temporada.
El regreso fue mayormente irregular. El paso del tiempo se sintió en casi todos los niveles, y a pesar de los esfuerzos tanto de los creadores como de los actores e incluso de los fanáticos, la historia innecesariamente complicada y poco imaginativa hizo que el nivel de la cuarta temporada no fuera comparable al de las anteriores. La quinta -y muy probablemente última- temporada siguió con los mismos problemas, pero seriamente agravados. A pesar de que el elenco mantuvo su buen nivel, la historia fue completamente caótica, y los enredos característicos de AD se transformaron en nudos imposibles de deshacer.
No es seguro que esta haya sido la última temporada, ya que, en lo formal, no hubo ningún anuncio al respecto. La realidad indica que existen pocas posibilidades de que el show regrese. Por primera vez casi no hay historias pendientes (la resolución de la muerte de Lucille 2 es la única), y, más importante, ya no hay lugar para que los personajes crezcan. Si algo resultó obvio en esta quinta temporada es que -a pesar del talento del elenco- los integrantes de la familia Bluth están condenados a repetir el pasado. Pero no en un sentido filosófico, si no más bien práctico: los chistes más efectivos siguieron siendo los que nos retrotraían a las primeras temporadas, pero también cansa, por ejemplo, ver quienes son los personajes que tienen que vivir en el ático de la casa modelo, o qué hará GOB cuando lo pongan al mando de otra empresa, etc...
El final de Arrested Development fue algo decepcionante, sí, pero también intentó de la mejor manera cerrar la historia de personajes que se merecían algo más que una cancelación, como pasó hace más de 17 años. La buena noticia es que las primeras tres temporadas todavía se pueden ver y disfrutar, sobre todo por quienes nunca vieron una serie que supo ser revolucionaria.