Política

Cambiar el voto de tu vecino: qué son los bots y cuántos tipos distintos hay

Alberto Fernández es una persona sumamente violenta. A las marchas de Mauricio Macri van solamente los jubilados. ¿Coincidís con alguna de estas afirmaciones? ¿Cuánto de lo que sabés es cierto y cuánto asumiste como verdadero porque lo escuchaste la cantidad de veces suficiente como para creerlo? Quizá los bots, los trolls y las fake news inciden más sobre tus ideas de lo que te gustaría admitir.

miércoles, 16 de octubre de 2019 · 10:33 hs

O suena a ciencia ficción o a tema que no le importa a nadie. Pero los bots son más reales de lo que el común de la gente cree y su incidencia sobre las decisiones cotidianas de la población -incluidas las preferencias políticas- es mayor de lo que muchos quieren. Precisamente por eso existen, por eso crecen y por eso se invierte tanto esfuerzo en controlarlos.

En primer lugar vale aclarar la diferencia entre bot y troll dos conceptos que suelen usarse como sinónimos pero que aluden a cosas muy distintas. Un bot es en esencia un robot, un programa informático creado para realizar tareas automatizadas como publicar determinados contenidos, sumar seguidores en redes sociales o replicar comentarios de usuarios reales, entre otras tantas funciones que pueden cumplir. Por otro lado, un troll es una persona real que actúa ya por motivación propia o por incentivos monetarios y utiliza su perfiles en las redes sociales para criticar, atacar o generar determinadas reacciones con cierta sistematicidad.

Ahora, si bien todos los trolls pueden tener la intención de molestar o manipular determinada información, en el caso de los bots el asunto es más complejo. Esto es así porque no todos los bots tienen usos negativos. El caso más común de este tipo de bots "buenos" es el de los chatbots, que son los programas que contestan de manera automática cuando un cliente se contacta con una empresa vía internet.

En las redes sociales, se suele clasificar a los bots en al menos cuatro tipos distintos según las funciones que cumplen.

  1. Bots de seguidores: aumentan el número de suscripciones a una determinada cuenta.
  2. Bots de tráfico: buscan generar visitas en una página web.
  3. Bots de tendencias: posicionan etiquetas (hashtags) y palabras dentro de las listas de lo más comentado.
  4. Bots de crisis: hablan bien o mal de un tema o persona.

La pregunta que surge ahora es cuánto puede influir la existencia de este tipo de herramientas informáticas en las decisiones de los usuarios de redes sociales, especialmente en estos días, a poco de las Elecciones Generales del 27 de octubre.

Lavado cerebral

En el documental "El lavado de cerebro de mi papá" ("The brainwashing of my dad"), la cineasta estadounidense Jen Senko retrata el cambio radical del comportamiento de su padre, Frank Senko, quien pasa de ser una persona sumamente pacífica y poco interesada en la política a otra de tipo marcadamente agresivo con declaraciones en contra de las "feminazis", los pobres, los afroamericanos y los homosexuales, luego de consumir durante décadas y siempre de modo creciente información provista por medios como Fox News.

Si bien la película de Senko no sirve como evidencia científica para demostrar la influencia que medios como Fox News tienen sobre su audiencia, sí expone cómo las personas sugestionables como Frank Senko pueden cambiar su comportamiento en función del tipo de información que consumen. Si se tiene en cuenta que la función de los bots en las redes sociales es amplificar  la difusión de determinados contenidos, es fácil concluir qué puede ocurrir cuando tales bots logran finalmente llegar a usuarios como Frank Senko.

Alberto es violento, Mauricio un dinosaurio

De entre todas las ideas que circulan en el imaginario colectivo en contra de los candidatos presidenciales más votados en las últimas elecciones nacionales -Alberto Fernández y Mauricio Macri-, unas de las que más suelen replicarse son las que encasillan al candidato del Frente de Todos como una persona violenta y al de Juntos por el Cambio como alguien poco querido por los sectores jóvenes.

Más allá de la veracidad de tales afirmaciones -y de la objetividad o no con que son realizadas-, el hecho es que ambas concepciones existen y son unas de las tantas ideas que los detractores de cada candidato tratan de instalar o bien para restarle votos a quien tienen en frente o bien para sumar nuevas adhesiones a su espacio. 

Lo difícil de precisar es si dichas asociaciones -Alberto es violento y Mauricio es dinosaurio- se instalaron en el imaginario colectivo de manera espontánea o lo hicieron gracias a un ejército de trolls y bots puestos al servicio de la causa. Esto último es, cuando menos, posible, y para entenderlo basta con ver la mecánica con que difunden este tipo de comentarios en Twitter.

El troll dice, el bot repite

Lo que se muestra debajo de este párrafo es el caso de un tuit real escrito y publicado por lo que posiblemente sea un troll. El autor del mismo es "Sebastian Max" (@SebastianMax18), un perfil que sigue a solo 16 personas, cuenta con escasos 2 seguidores y desde que se unió a la red de microblogging en enero de 2018 tuiteó una única vez y limitó el resto de sus interacciones a responder comentarios políticos de otros usuarios.

Tuit de Sebastián Max (Captura de pantalla)

Si bien el tuit de Sebastian Max tuvo poca repercusión (apenas tres usuarios indicaron que les gustaba la publicación), es interesante ver como el mismo sirvió de base para un proyecto de difusión de mensajes contra Alberto Fernández mucho más grande.

En el tuit (vigente en este link al menos hasta el momento de escribir esta nota) se ve cómo el usuario Sebastian Max asocia el nombre de Alberto Fernández (para las búsquedas el tipo de tilde utilizada es indiferente) a las palabras "irrespetuoso", "autoritario", "violento", "Maduro" y "dictador". Acto seguido, entre los usuarios que indicaron que la publicación les gustaba se observan dos personas posiblemente reales (@luisito19lk y @LilianGATICA1) y otro que podría ser un bot (@RenesuarezRene).

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Carlos Rene Suarez, al igual que Sebastián Max, no tiene foto de perfil ni imagen que de luz de su identidad. Apenas informa su lugar de residencia (Córdoba), su fecha de nacimiento (1956), el año en que se unió a la red social (2013), su cantidad de seguidores (60) y los perfiles a los que sigue (125). Luego, un largo historial de retuits y respuestas y algunos pocos tuits propios. Algo en todo eso indica que son más que altas las probabilidades de que quien se encuentra detrás de la cuenta no se llama Carlos.

Para finalizar, hay que advertir que los métodos para detectar si una cuenta es un troll y no un bot o viceversa no son fáciles de aplicar. Sin embargo, es relativamente sencillo determinar si se trata de alguno de los dos casos. Como sea, ya entrada la cuenta regresiva para el gran momento de las urnas, lo importante es poder tomar noción de que no todo lo que se repite mucho es lo que la mayoría piensa y si bien los comentarios en Facebook, Instagram, Twitter o Whatsapp no sean suficientes como para cambiar las ideas de alguien, si pueden hacer lo que hizo la televisión con el padre de Jen Senko, transformando su modo de relacionarse con el entorno, volviéndolo más violento y quizá, por esa vía, incidiendo en su voto llegado el momento de elegir a su presidente.