La mejor receta de palitos de queso rebozados para snacks y fiestas.
Descubre la receta de palitos de queso rebozados crujientes y deliciosos, perfectos como snack, aperitivo o acompañamiento para tus reuniones y meriendas.

Receta de palitos de queso que nunca falla en reuniones.
ShutterstockEsta receta de palitos de queso rebozados es ideal para disfrutar de un aperitivo crujiente y lleno de sabor. Con ingredientes simples y pasos claros, lograrás unos palitos dorados por fuera y fundidos por dentro, perfectos para reuniones, meriendas o para acompañar cualquier plato principal de manera deliciosa y rápida.
Los palitos de queso rebozados son un clásico de la cocina casera y de los aperitivos en reuniones y fiestas. Su atractivo principal es la combinación perfecta de un exterior crujiente y un interior suave y fundido, que hace que sean irresistibles para niños y adultos. Este snack se puede preparar con distintos tipos de quesos, aunque los más recomendados son los que se funden fácilmente, como mozzarella, gouda o cheddar, ya que mantienen la textura cremosa sin perder su forma.
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El secreto de unos palitos de queso perfectos está en el rebozado: una capa uniforme de huevo y pan rallado garantiza un dorado homogéneo y evita que el queso se derrame durante la fritura. Además, el uso de aceite caliente permite sellar la capa exterior rápidamente, manteniendo el corazón del palito fundido y jugoso. Puedes acompañarlos con salsas como salsa de tomate, mostaza dulce o incluso un dip picante, dependiendo del gusto y del estilo de tu reunión. Prepararlos en casa es sencillo, económico y mucho más sabroso que las versiones congeladas que se venden comercialmente, permitiéndote controlar la calidad de los ingredientes y el sabor final.
Ingredientes
Queso mozzarella 400 g cortado en palitos, huevo 2 unidades, pan rallado 150 g, harina 50 g, sal ½ cucharadita, pimienta negra ¼ cucharadita, ajo en polvo ½ cucharadita (opcional), orégano seco ½ cucharadita (opcional), aceite vegetal 500 ml para freír, salsa de acompañamiento a gusto (tomate, mostaza, picante).
Desarrollo paso a paso para preparar palitos de queso rebozados
- Corta el queso en bastones uniformes de aproximadamente 8 cm de largo y 1–1,5 cm de ancho. Manténlos fríos en la nevera mientras preparas el rebozado para evitar que se derritan al freírlos.
- En un plato hondo, coloca la harina junto con una pizca de sal, pimienta negra y ajo en polvo u orégano si deseas. Mezcla bien para que los condimentos se distribuyan.
- En otro recipiente, bate los huevos hasta que estén homogéneos. Este será el primer paso del rebozado que ayudará a que el pan rallado se adhiera al queso.
- Coloca el pan rallado en un tercer plato. Puedes agregar un poco de orégano o queso rallado para dar sabor extra.
- Pasa cada palito primero por la harina, cubriendo toda la superficie; luego por el huevo batido y finalmente por el pan rallado, asegurándote de presionar ligeramente para que se adhiera. Repite el paso de huevo y pan rallado si quieres un rebozado más grueso y crujiente.
- Coloca los palitos rebozados en una bandeja y refrigera 15–20 minutos. Esto ayuda a que mantengan la forma y evita que el queso se escape durante la fritura.
- En una sartén profunda o freidora, calienta suficiente aceite a 180 °C. La temperatura constante es clave para un dorado uniforme y un interior fundido.
- Introduce los palitos de queso con cuidado en el aceite caliente, de a pocos para no bajar la temperatura del aceite. Fríe 2–3 minutos o hasta que estén dorados. No los dejes demasiado tiempo para evitar que el queso se derrame.
- Retira los palitos con espumadera y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
De la cocina a tu mesa
Sirve los palitos calientes acompañados de tus salsas favoritas, ya sea de tomate, mostaza, miel, picante o una combinación de dips. Disfruta inmediatamente para mantener el queso fundido y la capa crujiente.
Los palitos de queso rebozados son un aperitivo clásico que combina textura y sabor de manera irresistible. La clave para un resultado exitoso está en mantener el queso frío, rebozar correctamente y freír a la temperatura adecuada, logrando un exterior dorado y crujiente con un corazón fundido y cremoso. Este snack es versátil, apto para meriendas, fiestas o acompañamiento de platos principales, y se puede personalizar con condimentos en el pan rallado o distintos tipos de queso según tu preferencia. Prepararlos en casa garantiza frescura, control de ingredientes y un sabor superior al de los productos congelados. Además, es una receta que invita a la creatividad, desde experimentar con hierbas y especias hasta probar diferentes salsas para acompañar. ¡Y a disfrutar!