Presenta:

El secreto del vinagre en el agua: por qué deberías usarlo al cocinar huevos

Agregar unas gotas de vinagre al agua de cocción puede mejorar el resultado de los huevos hervidos y facilitar su preparación.
Incluir vinagre en la cocción del huevo es un gesto sencillo, pero con grandes beneficios. Foto: Shutterstock
Incluir vinagre en la cocción del huevo es un gesto sencillo, pero con grandes beneficios. Foto: Shutterstock

El huevo es uno de los ingredientes más comunes y valorados en la cocina diaria. Se adapta a recetas dulces y saladas, puede servirse en desayunos, almuerzos o cenas, y ofrece un perfil nutricional completo. Pero, aunque parezca un alimento simple, existen ciertos trucos que pueden mejorar notablemente su cocción. Uno de ellos es tan fácil como poco conocido: agregar vinagre al agua antes de hervirlos.

Quienes tienen experiencia en la cocina saben que hervir huevos no siempre sale bien. A veces la cáscara se rompe, la clara se desparrama y pelarlos se vuelve una tarea tediosa. Pero hay un truco casero que puede cambiar todo eso: poner una o dos cucharadas de vinagre blanco en la olla antes de prender el fuego. Este método, usado cada vez por más personas, tiene beneficios que van más allá de lo evidente.

Si el huevo lleva muchos días almacenado, conviene cocinarlo más tiempo.

Por un lado, el vinagre evita que el huevo se quiebre durante la cocción. Su composición ácida actúa rápidamente sobre la clara en caso de que haya alguna fisura, lo que ayuda a sellar la cáscara y evitar que el contenido se derrame. Por otro, facilita el pelado: tras la cocción, la cáscara se desprende con mayor facilidad, sin romper la superficie del huevo.

Textura más suave y cocción más controlada

Además de los beneficios prácticos, el vinagre mejora la calidad del huevo cocido. Al actuar sobre las proteínas de la clara, logra una coagulación más pareja y a menor temperatura. Esto da como resultado una textura más suave y uniforme, sin bordes gomosos ni yemas secas. La clave está en hervirlos a fuego moderado, para que el calor no sea agresivo y se aproveche al máximo el efecto del vinagre.

Otro detalle importante es el inicio del proceso: los huevos deben colocarse en agua fría, nunca en agua ya caliente. Esto evita el choque térmico, que muchas veces es el responsable de las grietas. Una vez en el agua, se suma el vinagre, se lleva todo a hervor suave y se cocina por más de ocho minutos para garantizar que cualquier bacteria quede eliminada.

Este ingrediente, conocido por su uso en ensaladas y conservas, también tiene aplicaciones fuera del mundo gastronómico. Su poder desinfectante lo convierte en un recurso frecuente en la limpieza del hogar, ya que elimina gérmenes y restos de grasa de manera natural. En la cocina, su presencia en recetas y trucos caseros es cada vez más habitual, gracias a su bajo costo y versatilidad.

Cuando se trata de hervir huevos, el vinagre demuestra ser una ayuda efectiva y segura. Y lo más interesante es que no altera el sabor final del alimento: el huevo no toma gusto ácido ni se ve afectado en sus propiedades. Todo lo contrario, conserva su valor nutricional y suma un plus de practicidad al momento de cocinar.

Más allá de la cocción, el huevo es considerado un superalimento por su riqueza en proteínas de alta calidad, vitaminas del grupo B, minerales como el hierro y grasas saludables. Favorece la digestión, contribuye al desarrollo muscular y protege la salud visual. Sin embargo, su consumo requiere ciertos cuidados.

El vinagre evita que el huevo se quiebre durante la cocción.

No se recomienda comerlo crudo, ya que puede contener bacterias como Salmonella. Si el huevo lleva muchos días almacenado, conviene cocinarlo más tiempo. Siempre debe mantenerse en la heladera y lavarse justo antes de usar, para evitar que pierda su protección natural.

Incorporarlo a la alimentación es fácil: puede sumarse a tostadas, rellenos, tortillas, budines, panificados y ensaladas. Consumido con moderación —entre uno al día o cuatro a la semana— es una excelente fuente de energía y nutrientes.

Incluir vinagre en la cocción del huevo es un gesto sencillo, pero con grandes beneficios. Mejora la textura, evita contratiempos y hace más fácil el proceso. En una época en la que buscamos optimizar cada paso en la cocina, este truco suma eficiencia y seguridad. Basta con probarlo una vez para notar la diferencia.