Fácil y económico, como quitar la grasa de la cocina

La tarea de limpiar la cocina implica hacer frente a otros numerosos pequeños desafíos. Primero esta el aseo periódico de algunos muebles, el extractor, los utensilios menos usados y demás. En esto, algunas actividades son más o menos dificultosas de acuerdo a las características de la suciedad a eliminar y a las herramientas que podamos tener para hacerle frente, como es el caso de limpiar la grasa de la cocina.

La grasa suele acumularse en este espacio dado que es donde producimos los alimentos y por ende, es común que poco a poco vaya guardando esa suciedad. Se acumulan gotas de aceite, manchas de café, restos de preparaciones y así, poco a poco, al finalizar la preparación de los alimentos, puedes ver la cocina llena de mugre.

Esto puede ser un tanto frustrante, dado que al culminar una tarea importante y compleja, como es cocinar, debes ponerte manos a la obra para limpiar el resultado de ese proceso. Esto no se ve nada fácil de hacer considerando que además, la grasa suele estar muy adherida a la superficie y por lo tanto, resulta difícil de limpiar.

Para hacerle frente a esta suciedad, puedes utilizar productos industriales, que cada día son más y más con diferentes utilidades. Sin embargo, estos suelen tener efectos negativos sobre la salud y el medio ambiente, además de dejar residuos sobre los lugares por los que los pasamos. 

Por esto, suele ser mejor aplicar métodos caseros simples y amigables con el medioambiente, pero que además cuentan con el beneficio de ser económicos. Probablemente uno de los más fáciles de usar, sea el jugo de limón. Este cítrico es muy efectivo frente a la grasa, por lo que unas gotas de zumo sobre la superficie sería de gran ayuda.

Por otro lado, si la grasa parece imposible de quitar, puedes aplicar otro procedimiento más complejo. Espolvorea un poco de bicarbonato de sodio sobre la superficie y luego humedece con unas gotas de agua caliente o bien de zumo de limón. Deja actuar durante cinco minutos y luego pasa una esponja frotando las partes más difíciles. Finalmente, pasa un paño húmedo para dejar este espacio impecable.