Megaestructura ferroviaria: Brasil y China avanzan con una obra que cambiará al continente
Brasil y China firmaron un memorando para avanzar en los estudios técnicos de una megaestructura ferroviaria que unirá el Atlántico brasileño con el puerto de Chancay, en Perú.

La megaestructura ferroviaria impulsada por Brasil y China busca unir el Atlántico con el Pacífico y transformar la logística en Sudamérica.
Brasil y China suscribieron un acuerdo para avanzar en los estudios técnicos de una megaestructura ferroviaria que unirá el litoral atlántico brasileño con el puerto de Chancay, en Perú.
El convenio fue firmado en Brasilia entre la empresa estatal Infra SA, dependiente del Ministerio de Transporte de Brasil, y el Instituto de Planificación e Investigación Ferroviaria de China, con el objetivo de fortalecer el comercio sudamericano con Asia.
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La firma del memorando representa un paso clave hacia la construcción de un corredor ferroviario de aproximadamente 3.000 kilómetros, que recorrerá Brasil y parte del Amazonas, cruzando posiblemente Bolivia o el sur de Perú hasta desembocar en el megapuerto de Chancay, operado por Cosco Shipping Ports, empresa de capitales chinos. Esta infraestructura busca facilitar la salida de productos sudamericanos hacia el mercado asiático, optimizando tiempos y costos logísticos.
El ministro de Transporte de Brasil, Renan Filho, afirmó que el acuerdo "marca el inicio de la elaboración conjunta de estudios de viabilidad técnica, económica y ambiental". Además, destacó que el proyecto apunta a integrar las cadenas logísticas de exportación entre ambos países y con Asia. Desde el Instituto ferroviario chino, definieron la iniciativa como una "alianza estratégica de largo plazo".
El proyecto de megaestructura y su impacto en la región
El desarrollo de un tren bioceánico en Sudamérica comenzó a discutirse en 2014, cuando los gobiernos de Brasil, Perú, Bolivia y China mantuvieron las primeras conversaciones formales bajo la presidencia de Dilma Rousseff. Desde entonces, la idea de mejorar la infraestructura regional para potenciar el comercio intercontinental ha cobrado fuerza, y durante una visita a China en abril pasado, el presidente brasileño Lula da Silva y su par Xi Jinping volvieron a tratar el tema.
En mayo, la ministra de Planificación de Brasil, Simone Tebet, confirmó que las negociaciones para conectar la producción brasileña con el puerto peruano de Chancay estaban avanzadas.
El megaproyecto cuenta con una marcada relevancia geopolítica, ya que facilitará la presencia económica de China en Sudamérica y permitirá reducir significativamente los costos logísticos de exportaciones brasileñas, especialmente de soja, minerales y otras materias primas, hacia Asia. Actualmente, gran parte de estos envíos dependen de extensas rutas marítimas.
El memorando de entendimiento, firmado el 7 de julio, no implica el inicio inmediato de las obras, pero compromete a ambos países a profundizar los estudios necesarios para definir el trazado, los impactos ambientales, los costos y el modelo de financiamiento. Se espera que los estudios preliminares concluyan en 2026.
La Nueva Ruta de la Seda llegará hasta Sudamérica
La infraestructura se financiará principalmente con capital chino, y la fase exploratoria está a cargo de China State Railway Group. El plan prevé que el ferrocarril parta desde el puerto de Ilhéus, en el estado de Bahía, atravesando regiones clave para la producción agroindustrial y minera de Brasil —Goiás, Mato Grosso, Rondônia y Acre— hasta llegar a la frontera con Perú y conectar con el puerto de Chancay, inaugurado en 2024 con más de 3.500 millones de dólares de inversión.
El puerto de Chancay, ubicado al norte de Lima, se proyecta como un nuevo eje logístico para la región y representa el primer puerto de gran escala gestionado por China en América del Sur. Aunque Brasil aún no ha adherido formalmente a la Belt and Road Initiative (BRI), el memorando firmado refleja una apertura estratégica de sus corredores logísticos a la influencia china.
Actualmente, un tercio de las exportaciones de Brasil y Perú tienen como destino China. Con esta megaestructura, Sudamérica podría consolidar un salto histórico en materia logística, insertándose de lleno en la dinámica comercial asiática y fortaleciendo los lazos con el gigante asiático.