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La megaestructura iraní que se ha vuelto una piedra en el zapato para Israel

Protegida bajo una montaña y clave en el programa nuclear de Irán, la planta de Fordow resiste los ataques de Israel y expone sus límites militares.

Israel no ha logrado destruir Fordow, el búnker nuclear iraní más protegido.

Israel no ha logrado destruir Fordow, el búnker nuclear iraní más protegido.

La semana pasada Israel inició una ofensiva aérea sin precedentes sobre territorio iraní, en un intento por frenar el avance del programa nuclear de Teherán. Los ataques generaron una serie de represalias cruzadas, con misiles, drones y advertencias diplomáticas que escalaron la tensión regional.

En medio de este escenario, la planta subterránea de Fordow volvió a ocupar el centro de las preocupaciones internacionales.

Una amenaza difícil de alcanzar para Israel

Fordow se ha consolidado como una de las instalaciones más estratégicas del programa nuclear iraní. Ubicada en las cercanías de la ciudad de Qom, al norte del país, está excavada bajo una montaña, con salas principales situadas a más de 80 metros de profundidad. Esta ubicación no solo la protege físicamente, sino que la convierte en uno de los objetivos más difíciles de alcanzar mediante ataques aéreos convencionales.

La importancia de Fordow no radica únicamente en su estructura defensiva. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán ha intensificado allí el enriquecimiento de uranio hasta alcanzar una pureza del 60%, un nivel cercano al umbral requerido para uso militar. El Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional (ISIS) estimó que las reservas actuales podrían ser convertidas en material suficiente para fabricar hasta nueve armas nucleares en un lapso de tres semanas.

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La planta de Fordow concentra el mayor nivel de enriquecimiento de uranio en Irán. Solo Estados Unidos podría alcanzarla.

La planta de Fordow concentra el mayor nivel de enriquecimiento de uranio en Irán. Solo Estados Unidos podría alcanzarla.

Este potencial ha mantenido a Fordow bajo vigilancia constante por parte de Israel, que considera la planta como uno de los principales focos de amenaza. Sin embargo, el propio gobierno israelí ha reconocido que no dispone de los medios técnicos necesarios para neutralizarla de manera efectiva.

La gravedad del panorama fue subrayada por el OIEA en un informe fechado el 31 de mayo, en el que advirtió: “el aumento significativo de la producción y acumulación de uranio altamente enriquecido por parte de Irán es motivo de grave preocupación”. Aunque Teherán insiste en que su programa nuclear persigue fines pacíficos, los expertos coinciden en que Fordow podría ser adaptada rápidamente para una finalidad militar, si el régimen así lo decidiera.

Durante los recientes bombardeos en el marco de la ofensiva israelí, se intentó atacar instalaciones en Esfahan y Natanz, y también se incluyó a Fordow entre los objetivos. Sin embargo, informes del OIEA y fuentes especializadas confirmaron que la planta no sufrió daños. Su profundidad, combinada con un diseño reforzado, frustró los intentos por inutilizarla.

Las imágenes satelitales posteriores al ataque evidenciaron que Fordow sigue operativa y rodeada por un sistema de túneles, estructuras de soporte y un perímetro de seguridad altamente controlado. Aunque permanece como uno de los principales blancos estratégicos, su nivel de protección excede actualmente las capacidades del arsenal israelí.

Una planta conocida por satélites

Si bien la existencia de la planta fue revelada en 2009, registros satelitales y documentos del OIEA muestran actividad en el sitio desde al menos 2002. De acuerdo con el director del ISIS, David Albright, Fordow fue concebida en el marco de un programa de armas nucleares de emergencia que Irán diseñó a comienzos de la década del 2000. Su propósito era garantizar un punto seguro desde el cual producir uranio enriquecido con potencial militar.

Ante el OIEA, Irán explicó que la instalación fue diseñada como respuesta a posibles ataques sobre la planta de Natanz, y que debía funcionar como una alternativa operativa en caso de emergencia. Desde su creación, Fordow ha incrementado significativamente su capacidad: actualmente cuenta con más de 2.700 centrifugadoras, lo que refuerza su rol dentro del sistema nuclear iraní.

El único país con poder para destruirla

Israel ha dejado en claro que no puede destruir Fordow por sí solo. “Para que Fordow sea destruido por una bomba caída desde el cielo, el único país del mundo que posee esa bomba es Estados Unidos. Y esa es una decisión que Estados Unidos debe tomar”, afirmó el embajador israelí Yechiel Leiter en una entrevista con Merit TV. Se refería a la GBU-57, una bomba antibúnker que solo puede ser lanzada desde los bombarderos furtivos B-2, que Israel no posee.

El informe del Royal United Services Institute (RUSI), con sede en Londres, sostuvo que incluso esa bomba estadounidense requeriría múltiples impactos precisos para alcanzar el corazón de la planta. Por el momento, Washington no ha confirmado si estaría dispuesto a intervenir en ese nivel. La decisión aún está en debate.