Donald Trump otra vez en la mira: rompió el protocolo real y eclipsó al rey del Reino Unido
En su visita al Castillo de Windsor, Donald Trump volvió a quedar en el centro de la polémica por un gesto que muchos consideraron una falta de respeto hacia la realeza británica.

Donald Trump llegó al Castillo de Windsor en una carroza junto al rey Carlos III
EFEDonald Trump visitó al rey Carlos III en el Castillo de Windsor como parte de su visita de Estado al Reino Unido. Llegó en una carroza cerrada tirada por seis caballos blancos desde Casa Victoria, una residencia ubicada dentro de la finca real, y, en medio de la ceremonia oficial, volvió a romper el protocolo, algo que en redes sociales no le perdonaron.
Donald Trump llegó al Castillo de Windsor en una carroza junto al rey Carlos III. Tras los himnos de ambos países y en medio de la pompa de la ceremonia militar, ambos supervisaron a la Guardia Real. Fue en ese momento cuando el mandatario republicano se adelantó y caminó delante del monarca, que lo seguía a paso más lento a sus 76 años.
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Mirá el video de Donald Trump rompiendo el protocolo
No es la primera vez que ocurre algo similar. En 2018, durante su visita oficial, Trump también había generado controversia al caminar delante de la reina Isabel II y darle la espalda durante la revista a la Guardia Real. Esa actitud fue vista como una falta de respeto y rápidamente generó críticas en todo el mundo.
Además, en aquella ocasión, Trump y la primera dama Melania tampoco cumplieron con el saludo protocolar esperado. En lugar de hacer una reverencia o una pequeña inclinación, se limitaron a un apretón de manos con la reina, lo que también fue interpretado como un desafío a las tradiciones de la realeza británica.
Qué dice oficialmente el protocolo real
En el sitio web oficial de la familia real británica se aclara que no existen códigos obligatorios de comportamiento, sino que lo fundamental es la cortesía: "El rey y la reina se encuentran con miles de personas cada año en el Reino Unido y en el extranjero. Antes de reunirse con Sus Majestades, muchas personas preguntan cómo deberían comportarse. La respuesta simple es que no existen códigos de conducta obligatorios, solo cortesía".
Allí también se sugieren saludos tradicionales: "Para los hombres, se trata de una inclinación de cabeza (solo desde la cabeza), mientras que las mujeres hacen una pequeña reverencia. Otras personas prefieren simplemente estrechar la mano de la manera habitual".
Sin embargo, en escuelas de etiqueta como la prestigiosa de Nueva York se remarcan reglas más estrictas: "Ponte siempre de pie cuando la reina entre en la habitación y nunca le des la espalda ni camines delante de ella".
Y también: "Al reunirse con cualquier miembro de la Familia Real, no toque ni invada su espacio personal sin una invitación clara. Los abrazos, besos en la mejilla y cualquier otra forma de contacto físico están estrictamente prohibidos".
Una visita con máxima pompa
La jornada en Windsor estuvo marcada por un despliegue inusual: 1.300 militares participaron de la ceremonia, entre ellos 160 de la Marina Real Británica y 140 de la Real Fuerza Aérea. Además, 120 caballos formaron parte de la revista y la Artillería de Caballería disparó 41 cañonazos de la Primera Guerra Mundial desde los jardines del castillo.
En una carpa cubierta instalada en el patio, acompañaron la reina Camila, Melania Trump y los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina. La magnitud de la ceremonia fue considerada una de las mayores bienvenidas militares a un presidente de Estados Unidos en el Reino Unido.
La visita de Trump, la segunda de carácter oficial tras la de 2019 en su primer mandato, no estuvo exenta de polémicas y hasta motivó protestas en Londres. Pero una vez más, lo que terminó dominando la conversación global fue su modo de relacionarse con los reyes británicos y su tendencia a desafiar las formas no escritas del protocolo.