Hitler contra el Papa: la guerra oculta entre Berlín y Roma
Durante los años más oscuros de la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa estaba bajo la sombra del Tercer Reich, se gestó un conflicto silencioso pero profundo entre la Alemania nazi y el Vaticano. En aquel entonces, Adolf Hitler ideó un plan llamado “Operación Rabat” para secuestrar y asesinar al papa Pío XII.
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Pío XII, quien fue nombrado Papa en marzo de 1939, pocos meses antes del inicio de la guerra, se encontró rápidamente entre dos fuegos. Por un lado, estaba el régimen totalitario de Hitler y por el otro, la expectativa del mundo cristiano de que la Iglesia alzara la voz frente a semejantes horrores.
Desde el inicio de su papado, Pío XII adoptó una postura de estricta neutralidad, alineada con la tradición diplomática de la Santa Sede, lo que generó fuertes críticas tanto durante como después del conflicto.

Sin embargo, en los años posteriores se revelaron acciones del Vaticano que ponen en tela de juicio el supuesto "silencio" del Papa. Por ejemplo: su participación indirecta en contactos con la resistencia alemana, y su decisión de ocultar a miles de judíos en monasterios e iglesias de Roma.
La “Operación Rabat”
A fines de 1943, tras la caída del dictador italiano Benito Mussolini y el avance de las fuerzas aliadas en Italia, Hitler temía que Pío XII pudiera convertirse en un símbolo de resistencia y unidad para los opositores al régimen nazi. Por lo tanto, le ordenó al general Karl Wolff, jefe de las SS en Italia, invadir el Vaticano con tropas de la SS y llevar al Papa a Alemania o Liechtenstein, donde podría estar bajo control nazi.
Además, existen versiones que indican que el plan original no solo consistía en secuestrar al pontífice, sino que incluía la posibilidad de su asesinato, si el Papa se rehusaba a colaborar.
Sin embargo, Wolff optó por sabotear el plan. En un encuentro clandestino con representantes del Vaticano, alertó a Pío XII del riesgo inminente. Como señal de buena voluntad, Wolff pidió la liberación de dos prisioneros condenados a muerte, lo que el Papa aceptó, sellando así un acuerdo implícito que permitió neutralizar el complot.
El intento nazi de secuestrar a Pío XII no fue solo un acto desesperado de un régimen en decadencia, sino una prueba del peso simbólico y político que el Vaticano aún representaba incluso en medio del caos global.
El Papa y el rescate de judíos en los conventos del Vaticano
Durante la Segunda Guerra Mundial, el papa Pío XII fue una figura central, pero a la vez cuestionada por su silencio frente al Holocausto. Empero, muchos testimonios y documentos indican que ordenó el escondite de una enorme cantidad de judíos dentro del Vaticano. Además, mientras muchos lo critican por su silencio, muchos también aseguran que un enfrentamiento declarado hubiera entregado a muchos más personas a las sanguinarias manos nazis.
Se estima que gracias a los judíos que pudieron refugiarse en el Vaticano, entre 4.000 y 6.000 judíos pudieron salvarse del exterminio, principalmente luego de que Alemania tomara una real posesión de le península en 1943. Limitado en su accionar, según las últimas versiones de los especialistas, logró evitar un mayor daño del horror ya tan conocido.