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Corea del Norte ya no es la misma, y casi nadie se dio cuenta

El ascenso de Choe Ryong Hae redefine el poder en Corea del Norte y podría abrir una nueva etapa en el régimen de Kim Jong Un.
Kim Jong Un lidera Corea del Norte desde 2011. Heredó el poder de su padre y continúa el legado de una dinastía familiar Foto: Shutterstock
Kim Jong Un lidera Corea del Norte desde 2011. Heredó el poder de su padre y continúa el legado de una dinastía familiar Foto: Shutterstock

Desde su creación en 1948 una familia gobierna Corea del Norte, en una de las dictaduras más cerradas y duraderas del mundo. Durante más de siete décadas, solo tres personas ocuparon el máximo cargo del país: Kim Il Sung, su hijo Kim Jong Il, y su nieto Kim Jong Un. Lo que comenzó como una república popular comunista se transformó en una monarquía de partido único, con un control absoluto del poder, culto a la personalidad, represión interna y aislamiento total del resto del mundo. La economía se centralizó por completo, el comercio exterior fue prácticamente eliminado y el régimen se mantuvo a flote gracias al apoyo chino, a programas clandestinos de ciberataques y al desarrollo de armas nucleares. Esto último, le otorga peso en la escena internacional.

Durante años, el poder estuvo concentrado en la figura del líder supremo. En este sistema, el resto del gobierno cumple una función decorativa o técnica, sin capacidad real de influir. Sin embargo, desde 2017, crece la figura de un hombre clave dentro del aparato del Estado: Choe Ryong Hae. En la cultura coreana, el apellido va primero, por lo que “Choe” es su apellido. Este funcionario, veterano del régimen, tomó el control del Departamento de Organización y Orientación, una pieza clave del partido. Esta supervisa nombramientos y disciplina dentro de la jerarquía oficial. Desde esa posición estratégica, Choe tejió una red de poder propia, ubicando a sus aliados en cargos importantes del ejército, del gabinete y del propio partido.

Choe Ryong Hae gana cada vez más eso dentro del Estado. Foto: archivo.

La consolidación de su influencia fue tan significativa que desde entonces cambiaron varios aspectos del funcionamiento interno del régimen. Disminuyeron las purgas brutales que caracterizaron los primeros años de Kim Jong Un. Algunos altos funcionarios que antes hubieran sido ejecutados por errores estratégicos fueron reprendidos, pero no removidos. Este nuevo patrón sugiere una lógica menos personalista y más institucional. Aunque Kim Jong Un sigue al frente del país, la figura de Choe tomó un rol estabilizador, ofreciendo continuidad y control interno en un momento de crisis.

A esto se suma un rumor persistente que circula en medios regionales: el posible matrimonio entre el hijo de Choe y Kim Yo Jong, la hermana de Kim Jong Un. Si bien no está confirmado, esta alianza familiar, de ser cierta, consolida el lugar de Choe dentro del núcleo del poder norcoreano.

La pregunta que surge es si esta nueva configuración es una reorganización interna para sostener el régimen o si marca el inicio de una transformación más profunda. Corea del Norte es un país bajo sanciones, con escasez crónica, sin inversiones extranjeras, y con una economía informal creciente. Pero si la presencia de Choe trae una estabilidad interna real, eso habilita negociaciones con otros países, incluso con Estados Unidos, para intercambiar una pausa en el desarrollo nuclear por algún tipo de alivio económico. No se trataría de una apertura democrática, pero sí de un reordenamiento que, por primera vez en mucho tiempo, cambiaría la lógica de poder dentro del país más hermético del planeta.

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