Sacerdote de Chiclayo: “Me atrevo a decir que su primera encíclica será sobre la paz”

Naturalmente, a un día del Habemus Papam, le cuesta referirse a él como León XIV. Para el padre Jorge Millán, como para tantos otros chiclayanos, hasta el día de ayer el actual Papa era monseñor Robert Prevost, el obispo que lo llamó a desempeñar su labor sacerdotal con él en la Catedral Santa María, sede episcopal de la diócesis de Chiclayo. Compartieron techo y trabajo durante ocho años, entre ellos los de la pandemia del Covid-19 que le permitieron conocerlo de manera más íntima. No duda en afirmar que es un Papa “muy latinoamericano”, el continente al que llegó siendo un cura joven y en donde formó su corazón sacerdotal.
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-¿Qué destaca de su personalidad?
-La amistad y la prudencia. Como obispo estaba siempre accesible a los sacerdotes sin intermediarios, no había que pedir cita, se podía acceder a él con mucha facilidad. La amistad se expresaba en gestos y también en la capacidad de servicio. Durante la pandemia vivíamos con él otros siete sacerdotes. No se dejaba servir, lavaba, cocinaba, era uno más. Existía el respeto por ser el obispo pero no generaba distancias.
-¿Y en qué notaba la prudencia?
-En su capacidad de escuchar y esperar. No interfería, dejaba trabajar. Esto que hizo ahora, de mantener los cargos de la curia también lo hizo en cuanto empezó a ejercer como Obispo de Chiclayo, dejó los cargos tal cual hasta conocer bien el terreno. También por su reserva. No olvido una escena que puede ser poco relevante, pero para mí fue muy significativa. Un día estábamos los sacerdotes comiendo y faltaba él. Como había un ventanal grande pude ver que se acercaba con una cara desencajada, serio, pero en cuanto se sentó con nosotros cambió el rostro enseguida, sonrió, se puso hablar como si no pasara nada. Puedo asegurar que nunca lo escuché hablar mal de nadie.
-¿Qué otros recuerdos guarda de esos años?
-Muchos que me llevan a destacar su amor a la Iglesia expresado en el servicio. Me acuerdo cuando lo llamaron a ser administrador apostólico en El Callao. Estábamos en plena pandemia y en cuanto recibió el encargo se trasladó enseguida haciendo él sólo 700 km para llegar al lugar. El tiempo que fue obispo en Chiclayo visitó las 50 parroquias que dependían de él.
-¿Cuáles eran sus principales preocupaciones?
-La gente necesitada. Se entregó de lleno a ellas. Era un gran administrador, se ocupó de reflotar Cáritas y en cuanto pasó la pandemia retomó todo el trabajo que se había detenido.
-¿Se esperaban que el Papa Francisco lo llamara a Roma?
-Se notaba porque iba cada vez con más frecuencia y decíamos entre nosotros “nos lo van a robar”... Sé que se resistió bastante, como un año, pero parece que llegó un momento en que Francisco se puso firme…
-¿Cuáles cree que serán sus principales preocupaciones ahora como Papa?
-Estoy seguro que la paz en el mundo, y me atrevo a decir que su primera encíclica será sobre la paz.