Columna

Histórica victoria de Marine Le Pen en Francia: ¿un antes y un después para la derecha en Europa?

El triunfo de la líder podría suponer un cambio trascendental para el país -y probablemente para Europa-.

Miguel Díaz domingo, 30 de junio de 2024 · 20:20 hs
Histórica victoria de Marine Le Pen en Francia: ¿un antes y un después para la derecha en Europa?
Marine Le Pen, la gran triunfadora de la jornada en Francia Foto: EFE

La victoria de Marine Le Pen, la primera en una legislativa en Francia, podría suponer un cambio trascendental para el país -y probablemente para Europa- si se materializa en una mayoría absoluta en el ballotage que tendrá lugar en una semana.

Los franceses, ya sea para un lado o para el otro, han entendido también la importancia de esta elección y han acudido a las urnas en forma masiva: se registró la mayor participación en los últimos 35 años (67,5%).

El histórico 34% alcanzado por Agrupación Nacional (RN) podría catapultar a la hija de Jean-Marie Le Pen y al joven Jordan Bardella como presidente y primer ministro, respectivamente, de la República Francesa. Pero nada está asegurado. ¿Por qué? Porque el resultado arrojó tres tercios: detrás de RN, se ubicó el Nuevo Frente Popular de izquierda (29,1%) y en tercer lugar apareció el oficialista Juntos por la República con 21,5%.

Si bien esto, obviamente, significa una paliza para Macron, el dirigente centrista ha llamado a aunar esfuerzos para que la “extrema derecha” no llegue al poder. En concreto, el líder del globalista Renacimiento ha acordado con la extrema izquierda que retirará a sus candidatos de los distritos donde quedó tercero, para favorecer a los candidatos comunistas contra los de derecha en las elecciones de segunda vuelta del domingo que viene.

A propósito, es curioso cómo los medios hegemónicos tildan de “ultraderecha” a Le Pen y solo dicen “izquierda” para referirse a las agrupaciones extremistas que pugnan por un modelo al estilo soviético en caso de llegar al poder.

La líder de RN particularmente propone un proteccionismo moderado para fortalecer la producción nacional y revitalizar el alicaído poder adquisitivo de los franceses. Además es sumamente crítica de la Unión Europea, sobre todo de las políticas de fronteras abiertas que se impulsan desde Bruselas y que han provocado una auténtica invasión del islamismo africano que amenaza con destruir la cultura, las costumbres y las creencias tradicionales del país.

Tal vez por ello la llaman “ultraderechista” pero precisamente por esta postura es que ha tenido cada vez más apoyo del ciudadano de a pie, que ve cómo su país, tal y como lo conoció, de a poco va desapareciendo.

Si bien RN “pica en punta” para llegar al Palacio del Elíseo, el escenario está abierto por varios motivos. En primer lugar, por el mencionado acuerdo entre los izquierdistas y los globalistas. Hay que ver cómo se termina materializando, pero en caso de que siga “sobre ruedas”, implicaría que los que salieron segundos y terceros se unan para derrotar a los primeros. ¿Tendrán éxito? Depende del grado de fidelidad del voto.

En otras palabras, alguien que votó por Renacimiento, ¿estará dispuesto a votar al Partido Comunista solo porque su líder se lo pide, y viceversa? Este punto es crucial y no está del todo claro, sobre todo teniendo en cuenta la crisis de representación que atraviesa el oficialismo francés y que precisamente derivó en el llamado a estas elecciones anticipadas luego de la contundente victoria de la derecha en los comicios al Parlamento Europeo que tuvieron lugar hace tan solo tres semanas.

El sistema francés implica que muchos distritos deben ir a segunda vuelta, y allí competirán los candidatos que en la primera vuelta sacaron más del 12%. Es por esto que Macron comunicó que bajará a sus candidatos en aquellas circunscripciones donde quedó tercero, para favorecer al izquierdista Nuevo Frente Popular y, a su vez, el líder del frente, Jean-Luc Mélenchon aseguró que hará lo mismo en aquellos distritos donde fue superado por Juntos por la República.

El desafío para Le Pen es justamente derribar la campaña mediática en su contra por parte del establishment globalista-progresista y afianzar su postura “moderada” que le permitió ganarse el voto de miles de ciudadanos que se encuentran por fuera de su base tradicional. De hecho, en su discurso apuntó precisamente a que la gente se movilice para impedir que el país caiga en manos de la “violenta extrema izquierda, antisemita y antirrepublicana”.

En el hipotético caso de que el acuerdo entre los perdedores en primera vuelta tenga relativo éxito, lo más probable es que el partido de Le Pen igualmente quede como primera minoría. En ese escenario, si el debilitado Macron no puede sellar una alianza que le permita alcanzar una mayoría en el parlamento, no tendrá más remedio que poner a Bardella como Primer Ministro (un cargo habitualmente reservado para el partido que le otorga gobernabilidad al Presidente en el Congreso).

Si en cambio RN logra la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional el próximo 7 de julio, se abrirá un escenario inédito no sólo en Francia sino en toda Europa Occidental: se trataría de la primera vez que una líder abiertamente “euroescéptica” llegue al poder. ¿Cómo será la relación, pues, con la Unión Europea de Ursula von der Leyen?

Además, estamos hablando del país que tiene el 2do mercado más grande de Europa y la 5ta economía del mundo. ¿Se podría venir un “efecto dominó” sobre el resto de la región? El próximo “sismo” provocado por la derecha podría tener epicentro -nada más ni nada menos- que en la “locomotora” de Europa: Alemania.

En breve se celebrarán elecciones regionales en el este del país germano, donde se espera una histórica y avasallante victoria de Alternativa por Alemania, los socios de Le Pen en el Parlamento Europeo. Recordemos que los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz apenas obtuvieron un 13% en las recientes elecciones al Parlamento Europeo (el peor resultado de su historia).

En todo caso, más allá de lo que ocurra el domingo próximo en Francia, es evidente que Europa se está “despertando”, reivindicando sus raíces culturales, defendiendo su economía (vale recordar las masivas movilizaciones de los agricultores ocurridas hasta no hace mucho) y buscando fortalecer sus fronteras ante la descomunal inmigración ilegal fogoneada desde los burócratas de Bruselas. En otras palabras, Europa está girando hacia la derecha y parece que la tendencia es irreversible. Como dijo Marine Le Pen, tras la victoria de su partido en las legislativas: «Hoy renace la esperanza».

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