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Trump en Notre Dame: ¿Un gesto simbólico o una estrategia geopolítica?

El presidente norteamericano dijo presente en la reapertura de la catedral de Notre Dame en París.

mieguel diaz sábado, 7 de diciembre de 2024 · 21:48 hs
Trump en Notre Dame: ¿Un gesto simbólico o una estrategia geopolítica?
La presencia de Doanld Trump en Notre Dame puede ser entendido como algo más que un simbolismo cultural. Foto: DPA

En su primer viaje antes de asumir como presidente electo de Estados Unidos, la reciente visita del nacionalista-conservador Donald Trump a la Francia del globalista-progresista Emmanuel Macron, con motivo de la reapertura de la icónica Catedral de Notre Dame, genera interrogantes que trascienden lo meramente simbólico. 

En un contexto global convulso, marcado por conflictos como los de Ucrania y Siria, la presencia del dirigente republicano en suelo europeo parece responder a una estrategia más amplia, que va mucho más allá de un acto ceremonial. 

2 imágenes que valen más que mil palabras 

El apretón de manos entre Trump y Macron, capturado en uno de los vídeos más comentados de la visita, parece ser más que un simple gesto. Con la firmeza característica del expresidente, ¿está enviando un mensaje sobre su liderazgo en un nuevo liderazgo en este nuevo escenario global?  

En contraste, la actitud filmada del presidente, Volodimir Zelensky, intentando posicionarse forzadamente junto a ambos líderes, parece un esfuerzo desesperado por mostrarse respaldado, en un momento en el que su narrativa de resistencia enfrente crecientes críticas. 

Estos gestos visuales, sin dudas, resumen dinámicas de poder. ¿Es Macron, con su crisis interna, un interlocutor débil para Trump? ¿Busca Zelensky sobrevivir políticamente ante la posibilidad de concesiones territoriales a Rusia?

Entre diferencias ideológicas y pragmatismo 

El contraste entre el líder francés y el dirigente estadounidense no podría ser más marcado. Macron, de 45 años, es un defensor del globalismo y del progresismo, mientras que Trump, de 78 años, ha basado su narrativa en el nacionalismo y el conservadurismo. 

Durante su presidencia (2017-2021), el líder republicano amenazó con imponer aranceles de hasta un 25% sobre automóviles europeos, medida que hubiera golpeado duramente a países como Alemania. Ahora, en un gesto que al parecer repetir este patrón, Trump reiteró sus amenazas de nuevos aranceles a productos europeos, aunque aún no se ha especificado el alcance de esta medida. ¿Habría viajado a París a reafirmar que su amenaza va en serio?

En cuanto a la OTAN, ha insistido en que sus socios europeos aumenten su gasto en defensa al menos al 2% del PIB, un compromiso incumplido por muchos aliados, especialmente Francia, bajo su primer mandato. 

En esta ocasión, la visita a París -tras los recientes pedidos de renuncia a Macron- podría sugerir una reafirmación de su postura en momentos en que la alianza militar enfrenta cada vez más cuestionamientos por su apoyo irrestricto a Kiev- algo que ha sido criticado por el propio Trump-. 

¿Está Trump aprovechando la debilidad interna de Macron y la ambivalencia de la OTAN para reafirmar su postura frente a una Europa occidental que, en general, ha sido crítica de su liderazgo? 

"Esta no es nuestra lucha" 

Por si quedaba alguna duda de que la visita contenía un tinte más geopolítico que ceremonial, mientras hablaba con Macron, Zelensky y Frank - Walter Steinmein (presidente de Alemania) -entre otros- Trump tuiteaba un extenso texto reiterando su oposición a la intervención estadounidense en Siria.  

"Esta no es nuestra lucha. Dejen que se desarrolle. ¡No se involucren!", publicaba el presidente electo reflejando una continuidad en su postura no intervencionista, un tema recurrente desde criticara duramente a Barack Obama en 2013 por no actuar tras la "línea roja" en el conflicto sirio y que ha reafirmado tras la ayuda estadounidense a Kiev. 

Cabe resaltar algunas cifras para exponer por qué Trump entiende que la intervención de Washington en estos focos de conflicto no ha hecho nada por resolverlos- más bien lo contrario-. El conflicto en Siria, que comenzó en 2011, ha cobrado más de 500.000 vidas y desplazado a millones. En paralelo, la guerra en Ucrania, iniciada en 2014 y escalada en 2022 con la invasión rusa, ha recibido más de 113.000 millones de ayuda militar y humanitaria por parte de Estados Unidos bajo la administración de Joe Biden. Las bajas obviamente aún no se conocen, pero se contarían por millones. 

El presidente electo, ya a dicho que, bajo su gestión, no se iniciará ningún conflicto bélico y que su gobierno ayudará a terminar las existentes, tal como ocurrió bajo su primera administración. 

 "Notre Dame: ¿símbolo de un cambio de paradigma?" 

Por otro lado, la reapertura de la Catedral de Notre Dame, devastada por un incendio en 2019, parece ser algo más que una celebración cultural. En un mundo donde las tensiones ideológicas están polarizadas en las sociedades, la presencia de Trump, un crítico vocal de la "cultura woke" podría interpretarse como un mensaje en favor de la revalorización de las tradiciones. 

Muchos recuerdan lo ocurrido tan sólo unos meses atrás en París, durante los Juegos Olímpicos, donde la representación "artística" blasfema ridiculizaba la Última cena de Leonardo Da Vinci. Obviamente, esto generó indignación no sólo en los cristianos, sino en sectores conservadores y público en general. 

¿Estamos presenciando un en la narrativa cultural global, donde lo tradicional retoma protagonismo?

Un nuevo escenario global 

Con Trump de regreso en la escena internacional, el mundo parece estar entrando en una nueva etapa. Su rechazo a involucrarse a conflictos internacionales, la crítica constante a organismo supranacionales como la OTAN y la Unión Europea, y su narrativa en favor de las tradiciones apuntan a que podríamos estar ante el surgimiento de un nuevo paradigma político, económico y cultural global. ¿Es este el inicio de un mundo donde las naciones privilegian su soberanía y sus intereses sobre el avasallamiento de los organismos multilaterales? 

Mientras tanto, la reapertura de Notre Dame se erige como un recordatorio de que por más que el mundo pareciera avanzar indefectiblemente hacia el globalismo, el progresismo y la cultura woke; las tradiciones, la patria, la fe y las creencias ortodoxas al final del día, se terminan imponiendo. 

 

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