Washington, en un año clave

¿Qué se viene en Estados Unidos? Lo que dejó el discurso de Joe Biden ante el Congreso

Una administración con mensaje conciliador que enfrentó a un Congreso donde no tiene mayoría. Los rumores de una reelección que debería verse en las urnas contra Donald Trump. La economía es lo único que puede ayudar.

Miguel Díaz miércoles, 8 de febrero de 2023 · 20:33 hs
¿Qué se viene en Estados Unidos? Lo que dejó el discurso de Joe Biden ante el Congreso
Foto: EFE

La escasa repercusión que tuvo el reciente discurso del presidente Joe Biden ante el Congreso de Estados Unidos dice, paradójicamente, mucho sobre la realidad y el futuro político del país norteamericano.

Estamos hablando del discurso del estado de la Unión, uno de los eventos más importantes de la política estadounidense y que, se supone, debería servir de “hoja de ruta” para saber qué se viene en el país más importante del mundo.

El martes 7 de febrero, Biden se hizo presente en el Congreso y en 73 minutos brindó un “pantallazo” de lo que podemos esperar en los próximos dos años que le quedan de mandato. Por supuesto, su intervención no estuvo exenta de polémicas.

En primer lugar, hay que señalar que la impronta “conciliatoria” del discurso del mandatario demócrata fue más por necesidad que por convicción: la nueva Cámara Baja (equivalente a la Cámara de Diputados de Argentina) tiene mayoría opositora y, de hecho, está presidida por el republicano Kevin McCarthy, quien ha tenido el apoyo del mismísimo Donald Trump. Es más, varios representantes del “Gran Partido Viejo” ya adelantaron que impulsarán un impeachment contra Biden.

Es que el apoyo popular de Joe Biden está en declive: de acuerdo a una encuesta reciente del Washington Post y la cadena ABC, el 62 % de los estadounidenses cree que "no hizo mucho" o "casi nada" desde que asumió en la Casa Blanca.

Pero en todo caso, lo que esto expone es que las cosas no pintan para nada fáciles para el veterano dirigente demócrata de 80 años que, en principio, tiene intenciones de postularse a la reelección en 2024 y que, se descuenta, deberá enfrentar -nada más ni nada menos- que a Donald Trump.

En concreto, lo que podemos esperar de la segunda parte de la Administración Biden es, por un lado, el intento de profundizar -con pocas chances- la agenda del ala más radical del Partido Demócrata. Esto es, entre otros, aumentar los impuestos a los ricos, la insistencia en el aborto (que igualmente ha sido prohibido en casi la mitad de los estados luego del fallo de la Corte Suprema en 2022) y el ataque a la policía (que comenzó con la muerte del afroamericano George Floyd en 2020 y que ha tenido, hasta el momento, poco éxito en pedir su desfinanciamiento).

Con respecto a la inmigración ilegal, que está totalmente descontrolada, Biden adelantó que, entre otras medidas “tibias”, el gobierno contratará más agentes fronterizos. Sin embargo, matizó que "los problemas de la frontera no se van solucionar hasta que el Congreso actúe".

Lo cierto es que este cuadro de anarquía, donde circulan toneladas de estupefacientes y miles de víctimas de trata de personas al año, difícilmente tenga un freno ya que, por esa misma tendencia progresista, los demócratas se niegan a avanzar en la construcción del muro fronterizo con México o en políticas “duras” para descomprimir el trabajo de los agentes de la Patrulla Fronteriza, que simplemente están colapsados.

En otras palabras, la agenda de la Casa Blanca “puertas adentro” de Estados Unidos no va a cambiar. Tal vez, lo más interesante puede venir por el lado de la política exterior y no precisamente del conflicto en Ucrania (ya que es probable que todo siga como está ahora).

A diferencia de lo que se creía, la Administración Biden ha sido bastante contundente a la hora de enfrentar al Partido Comunista Chino: “Si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país”, sentenció Joe Biden ante el Congreso, a pocos días de que las fuerzas armadas de su país derribaran un globo espía chino que sobrevolaba territorio estadounidense.

Sin embargo, también hay que decir que, en muchos casos, el Departamento de Estado ha sido ambiguo con respecto a la relación con Beijing. Sin ir más lejos, el globo fue derribado el fin de semana pasado luego de que se desatara un escándalo político y diplomático, ya que si bien había sido detectado por las autoridades estadounidenses varios días atrás, estas no lo habían hecho público por temor de que el incidente pudiera truncar el viaje que tenía programado el Secretario de Estado, Antony Blinken, a Beijing. Finalmente, un periódico local de Montana localizó el globo, el hecho igualmente se terminó haciendo público y el jefe de la diplomacia estadounidense no tuvo más remedio que posponer su visita al país asiático.

En definitiva, con respecto a la posición que adoptará en lo sucesivo Estados Unidos frente a China -que es el gran tema de la política internacional-, no hay que guiarse tanto por la retórica sino por los hechos en concreto. Es decir, como reza el dicho popular, no extrañaría que hubiera “mucho ruido y pocas nueces”; aunque hay que seguir de cerca inminentes conflictos con potencial bélico, como los que rodean a Taiwán y al Mar de China Meridional.

Precisamente en el tema Taiwán -nación libre y democrática considerada una provincia rebelde por la China comunista- podría haber un avance, ya que parece haber un acuerdo bipartidista en reforzar el apoyo diplomático, económico y militar a Taipéi. Es probable que McCarthy viaje en los próximos meses a la isla, lo que -obviamente- podría desencadenar la ira de Beijing (basta con recordar el intimidante despliegue militar del Ejército Popular de Liberación luego de que la antecesora de McCarthy, Nancy Pelosi, visitara Taiwán en agosto del año pasado).

Otro ítem que tendría potencial para avanzar es una ley antimonopolio en el sector tecnológico. En el discurso de la Unión, Biden señaló que impulsará la normativa, que también busca mayor transparencia en los algoritmos de las Big Tech y en la forma en que recopilan los datos personales. Es probable que, si bien haya diferencias, esta iniciativa sea acompañada por buena parte de los congresistas republicanos, muchos de los cuales han sufrido en “carne propia” la indiscreción con la que se manejan desde Silicon Valley.

En resumen, en estos dos años por venir, podemos esperar que la izquierda del Partido Demócrata intente -con pocas chances de lograrlo- imponer su agenda radical. En tanto, puede haber novedades en el plano externo, sobre todo mirando hacia Oriente y a la disputa de poder con el régimen comunista chino.

Por otro lado, la pregunta del millón es: ¿Biden se postulará a la reelección? Todo parece indicar que quiere hacerlo a pesar de encontrar una férrea resistencia inclusive en su propio partido (la mencionada encuesta de Washington Post/ABC revela que el 38 por ciento de los votantes demócratas quiere otro candidato). Pero más allá de eso, lo que sí podemos asegurar es que, si decide presentarse, enfrentará al líder indiscutido del Partido Republicano: Donald Trump. En ese caso, será la revancha del 2020 y habrá que esperar dos años para ver quién la gana.

Archivado en