No en mi nombre: no todos los judíos aprobamos el accionar de Israel en Gaza
José Niemetz es un escritor mendocino, Premio Clarín de novela, además de docente de Literatura y librero. Además, es judío y, aquí, deja sentada su postura sobre el accionar de Israel en Gaza.
"Ahora ve, ataca a Amalec y proscribe lo que le pertenece. ¡No perdonéis a nadie, sino matad por igual a hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos!", (I Samuel, 15, 3).
No es igual, lo sé. Claro que lo sé, pero tampoco es tan diferente. Si fuéramos capaces de analizar el tema más allá de nuestras camisetudas posiciones y pensar… (sólo eso: pensar), es posible incluso que hasta terminemos coincidiendo.
Como quien pretende esconder alguna vergüenza, velozmente construyeron un muro insólito. Y entonces los encerraron tras él. Los apiñaron. Eran miles…cientos de miles de seres humanos apretujados. Los encerraron dentro de una parcelita y les dijeron "¿querían su tierra? Pues ahí la tienen". No los encerraron por haber cometido algún delito… ni siquiera por haber pecado contra algún dios. Los encerraron por ser quienes eran. Por el crimen de ser quienes eran. Les quitaron sus pertenencias. Sus casas ya no fueron más sus casas, sus templos fueron destruidos, sus escuelas, usurpadas. Les robaron todos sus derechos.
Les robaron el agua y los alimentos.
Ni siquiera para defenderse, solo para subsistir, los cautivos cavaron una ensortijada red de túneles que les permitían alguna mínima comunicación con el exterior para obtener armas y alimentos. Sus aliados desde afuera colaboraban con ellos proveyéndoles una partecita pequeña de lo básico para la subsistencia.
La indiferencia del resto de las naciones, se trasformó en complicidad con el opresor.
Tal vez el lector se haya confundido y crea que estoy hablando de Franja de Gaza. Pues no, todavía no hablo de Gaza. Hablo de Varsovia, del Gueto de Varsovia.
El hambre, las enfermedades y los crímenes perpetrados por los guardianes hicieron que, en muy poco tiempo los cientos de miles de cautivos, se hicieran miles y luego, cientos. Hasta que un día, esos cientos se hartaron y decidieron luchar contra el opresor. La resistencia fue feroz. Sabían el final de la película, pero igualmente decidieron vender cara la propia muerte. Y lo lograron. A los guerreros del Gueto de Varsovia, los evocamos hoy como héroes, como auténticos luchadores por la dignidad humana.
Esto sucedió hace 80 años.
Ahora sí, Gaza
¿Acaso deberé comenzar diciendo obviedades como que los crímenes perpetrados por Hamás me espantan, me quitan el sueño, me horrorizan? ¿Deberé declarar bajo juramento que opino que se trata de una organización terrorista? Por supuesto que lo hago. Al mismo tiempo que, por momentos Hamás, se me ocurre un magnífico aliado del otro terrorista de esta historia: el terrorismo de Estado. Y de paso digo también que, Hamás pareciera actuar no para defender al pueblo de Palestina de la opresión de Israel sino, muy por el contrario, en línea con los propósitos de la ultraderecha israelí. Nada más funcional para el entonces debilitado Benjamín Netanyahu, que la sangrienta incursión de Hamás del 7 de octubre.
Parece una ironía de la historia que algunos (solo algunos, créanme) de los descendientes de los héroes de Varsovia se hayan convertido en los carceleros de otro pueblo. No es igual, lo sé.
Pero tampoco es tan diferente: la banalización del horror, la indiferencia, el cinismo, la complicidad y hasta el patrocinio del resto de las naciones “civilizadas” no pareciera haber sufrido demasiados cambios a lo largo de estos años. El negacionismo mata, dicen y, considerando los miles y miles de palestinos muertos bajo los escombros, debe ser cierto. ¿Existiría acaso alguna diferencia de fondo, una diferencia real si hoy a Hitler lo llamamos Netanyahu o al Gueto de Varsovia, lo llamamos Gaza?
¿Qué puta RAE dictaminó que judaísmo y sionismo son sinónimos?
¿Qué blablabla semántico frio los cerebros para que quede tan pero tan clarito el límite entre lo que se define como terrorismo y lo que se define como legítima defensa? (No debería resultarnos tan difícil imaginar a una madre de un soldado alemán muerto por la resistencia de los judíos de Varsovia, hablando de los terroristas que asesinaron a su hijo).
¿Existe una talibanización de algunos sectores israelíes como para tomarse en serio el versículo bíblico que coloqué al inicio de esta nota? ¿En serio tienen a eso que habla, como su dios?
¿Qué dispositivo propagandístico introdujo en las mentes de personas supuestamente sanas, buenas madres/padres, cultos, trabajadores y etcétera, las palabras necesarias y suficientes para justificar un genocidio?
¿Con qué motosierra se logró separar con un corte tan definitivo el corazón y el cerebro de tantos miles de seres humanos que miran el horror y, como haciendo zapping miran hacia otro sitio?
¿Por qué túnel de Gaza se escurrió el humanismo judío que aprendí de niño? El humanismo de Primo Levi, el de Einstein, el de Freud, el de Arendt, el de Asimov y el de tantos otros.
Como orgulloso descendiente de aquellos héroes de Varsovia, rechazo que el apartheid que desarrolla Israel sobre Palestina, se haga en mi nombre. No me amedrenta el miedo de caer en el chantaje de que me tilden de antisemita. Un niño muerto bajo los escombros, contradice todo lo que aprendí de mis ancestros.
Video: Israel mata a cinco niños de una misma familia
José Niemetz.