El insólito trueque entre Washington y Caracas

“Luego de que el presidente norteamericano Joe Biden liberara a Francisco Flores y Elías Campo Flores, los narco sobrinos del presidente venezolano Nicolás Maduro, no hay que descartar que el Chapo Guzmán intente una jugada similar tomando rehenes estadounidenses en México para forzar su libertad” sostuvo con indignación el ex alcalde general de Caracas Antonio Ledezma.

Después de meses de conversaciones secretas entre Washington y Caracas, ambas administraciones liberaron personas encarceladas

Por un lado, el chavismo dejó en libertad a siete estadounidenses detenidos en el país caribeño, incluidos cinco ejecutivos del negocio petrolífero. Se trata de Jorge Toledo, Tomeu Vadell, Alirio Zambrano, José Luis Zambrano, José Pereira, Matthew Heath y Osma Khan

Por otra parte, el líder demócrata aceptó el intercambio por dos familiares de Cilia Flores, la primera dama del país caribeño. Ambos habían sido sentenciados en 2017 a 18 años de cárcel por tráfico de 800 kilos de cocaína desde Puerto Príncipe, Haití, hacia Estados Unidos.

Antonio Ledezma se mostró azorado por lo que significa el mayor “trueque” realizado por la administración Biden en 20 meses de gobierno.

Todo se manejó desde las sombras.

En el juicio que les practicaron en su contra, los sobrinos de Cilia Flores reconocieron que traficaban estupefacientes “para mejorar las chances políticas de su familia”.

En otras palabras: el socialismo del Siglo XXI reconoció que se financia con actividades ilegales.

Hasta el momento, Estados Unidos mantiene una orden de captura contra el presidente caribeño. Es más, ofrece 15 millones de dólares de recompensa para quien pueda detenerlo ya que lo considera responsable de redes de venta de estupefacientes que terminan afectando a la sociedad americana.

En el otro extremo del arco político, el Partido Republicano, la posición sobre este delicado tema es la opuesta.

El ex presidente republicano Donald Trump pidió la semana pasada en un mitin celebrado en Ohio la “pena de muerte para los traficantes de drogas”.

La Unión ya no tiene una simple grieta. Ahora, un abismo es lo que separa a quienes disputaron el sillón de la Casa Blanca hace apenas dos años.