La escuela que mantuvo siempre las clases presenciales hasta con 20 grados bajo cero
Un médico cordobés vive en una ciudad de Quebec. Sus hijos, en edad de primaria, están por completar el año lectivo sin haber perdido un día de clases. Las escuelas estuvieron siempre abiertas, pese a las condiciones climáticas adversas. No hubo contagios ni cierres de burbujas
Mientras las organizaciones de padres en la Argentina siguen reclamando por la vuelta a las clases presenciales en todas las provincias y a horario completo, en el mundo se multiplican los ejemplos de cómo distintos países privilegiaron la educación en tiempos de pandemia.
La frase tan escuchada de “los colegios es lo último que se cierra y lo primero que se abre” no fue un conjunto de palabras vacías. Fue una realidad.
En muchos lugares, las escuelas no dejaron de tener las puertas abiertas para sus alumnos, ni aún en las condiciones más adversas.
Un caso es la experiencia de Canadá.
Mariano es un médico argentino que se radicó en ese país en 2007 y, desde entonces, reside con su familia en Sherbrooke, una ciudad que se encuentra a poco más de una hora de Montreal, en la provincia de Quebec. En 2010, nació su hijo, Nicolás; dos años después, llegó Agustín.
Ambos estudian en la Ecole Vision, una institución privada, con orientación en idiomas. Inglés y francés, como lenguas base, y, en este caso, el agregado de español. Están cursando segundo y cuarto grado de primaria.
“Los colegios se cerraron sólo un par de meses, a comienzos del 2020, cuando estallo el coronavirus en el mundo y era poco lo que se sabía. Entonces, se pasó al sistema de clases virtuales de forma temporal. Después, hubo un período optativo, donde los chicos podían concurrir o no a los establecimientos, pero duró muy poco. Ya en mayo se volvió a la presencialidad completa, en doble turno, para terminar el ciclo lectivo con todos los alumnos en las aulas, los últimos dos meses”, explicó Mariano a MDZ.
Hay que recordar que, en el hemisferio norte, el período escolar empieza en agosto, tras las vacaciones de verano, y termina en junio del año siguiente, con un receso de dos o tres semanas, en invierno, con motivo de las fiestas.
La Ecole Vision es un colegio privado que tiene un costo mensual de unos 900 dólares canadiense, unos u$s730 estadounidense.
“Las escuelas públicas son muy buenas en Canadá pero nosotros elegimos mandar a nuestros hijos a este colegio privado porque le dan mucha importancia a los idiomas, algo que nos interesa mucho” dijo Mariano.
El dato más importantes es que, desde el inicio del nuevo ciclo, en agosto del 2020, hasta hoy – a punto de terminar un nuevo año -, los alumnos de esta escuela ni de toda esta región canadiense no perdieron ni un solo día de clases.
“Mis hijos están por terminar el año completo con 100% de presencialidad. Sólo se suspendieron las clases un par de días, por una tormenta de nieve, pero se recuperaron en jornadas previstas para capacitación docentes. Nunca por la pandemia. Incluso, en días con 20 grados bajo cero, como hace en Quebec, las clases se dieron en las aulas. Acá, la educación fue siempre prioritaria”, agregó el médico que aún mantiene la tonada de su Córdoba natal.
Canadá tiene una población de 38 millones de habitantes y las muertes por coronavirus superan las 26.000. No fue un país que no tuviera consecuencias serias por la pandemia, como Australia o Nueva Zelanda, que también mantuvieron la presencialidad en los colegios. Llegó a tener en diciembre y enero, en la segunda ola, el pico de contagios con más de 10.000 casos y unos 220 fallecidos diarios. El avance de la vacunación logró controlar la situación sanitaria con 22% de la población, con dos dosis, y 67%, con una. En la actualidad, hay un promedio de 700 contagios por día y unas 25 muertes.
Mariano destaca que la política sanitaria en el colegio, en el momento más duro de la pandemia, se centró en reforzar los protocolos, con burbujas por cada curso y el uso de barbijos: “No hubo muchos contagios ni cierres de burbujas, en el caso de mis hijos. Sólo una vez, Nico tuvo que hacerse un testeo, porque tenía dolor de garganta y un poco de fiebre, pero dio negativo, lo que demuestra que los chicos transmiten menos el virus.”
La pregunta obvia, teniendo en cuenta las recomendaciones en la Argentina, era si las aulas, en pleno invierno, tenían que tener abiertas las ventanas para que hubiera ventilación.
“No. Imposible. Si abren las ventanas, se congelan. Durante el invierno, toda la región está nevada. Los colegios tenían que tener equipos de ventilación, algunos no eran del todo eficiente, pero se trabajó en eso. Hubo un poco de debate sobre eso. En general, a diferencia de lo que pasa en la Argentina, hubo consenso para respecto a que las clases tenían que ser presenciales. Incluso, los docentes estaban de acuerdo. La sociedad canadiense no aceptaría que sus hijos se queden sin clases por mucho tiempo”, agrega.
Mientras los colegios siguieron abiertos, los shopping, cines, práctica de deportes en lugares cerrados, entre otras cosas, tuvieron que cerrar. Los centros de esquí funcionaron como todos los años. Se implementó un toque de queda desde las 20 horas que se levantó en mayo. Hoy, prácticamente no hay restricciones y la vida tiende a la normalidad. La pandemia va quedando atrás con los chicos siempre en las aulas.