Guillotinada

La historia de María Antonieta contada en solo 600 palabras

Célebre por perder la cabeza en la guillotina, la historia de María Antonieta es mucho más que la del ícono caído que representó para las masas triunfantes de la revolución francesa.

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MDZ Sociedad viernes, 29 de enero de 2021 · 06:38 hs
La historia de María Antonieta contada en solo 600 palabras

Casada con el delfín y futuro rey de Francia, Luis XVI, María Antonieta de Austria jugó un papel clave en la revolución francesa años después. En ese momento, su matrimonio fue utilizado por las familias para resolver una tensión histórica entre dos países enemigos: Austria y Francia.

Así, fue archiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y Navarra. Su figura fue la más odiada por los humildes. Amasó un poder y una fortuna que representó para el pueblo francés el punto final de lo que era capaz de tolerar. Hacia el final, su muerte fue todo un símbolo. En lo personal, su historia no fue menos triste ni trágica. 

La reina adolescente 

Nacida en Viena en 1755 e hija de los emperadores de Austria Francisco I y María Teresa era la décimo quinta de 16 hermanos. Fue forzada a casarse a los 14 años por cuestiones políticas y a causa de ello se dice que se volvió una mujer frívola, despilfarradora, que nunca amó a su marido ni se conmovió ante la miseria de su pueblo.

Su conducta colaboró al gran descrédito que ya tenía la monarquía como sistema político hegemónico en aquel momento, en los años anteriores a la revolución francesa. 

Un drama llevado al cine 

La historia y personalidad de la figura díscola y rebelde desde chica- según documentaron sus tutores austríacos -está bien retratada en la película protagonizada por Kirsten Dunst “María Antonieta, la reina adolescente“ (2006).

Las cortesanas que la rodeaban desde recién llegada eran frías y distantes con ella, que sufría a kilómetros de su hogar, tal cual se retrata en la ficción de Sofía Coppola basada en la historia real.

En el film se muestra como la opulenta, sofisticada y libertina corte francesa se vuelve el escenario que exacerbó el costado más egoísta de la joven, que no tenía un panorama fácil, lejos de todo entorno conocido, amigos y parientes, condenada a un enlace que no había sido su deseo.

Aunque se casó en 1770, recién 7 años después consumó su matrimonio. Tres años antes ya había sido coronada reina junto a su esposo. La entonces reina se debatía ante la inmensa responsabilidad depositada sobre sus jóvenes hombros, que incluía dar un heredero a la corona, e intentaba establecerse en una vida que no había elegido, rodeada de intrigas palaciegas e intereses políticos que la querían confinada a Versalles

Final dramático 

Desde 1789 en adelante comenzó un malestar general en la sociedad francesa. Se señalaban los excesos y lujos de la corte mientras que el pueblo pasaba hambre.

Se dice que una manifestación de mujeres que protestaban contra el precio del pan y exigían derechos para su género fue el comienzo de todo lo que ocurrió después.

Enseguida, las manifestantes se unieron a los revolucionarios que ya exigían reformas políticas liberales y bregaban por una monarquía constitucional en Francia.

Poco después, ciudadanos parisinos saquearon las armas de París y marcharon hacia Versalles, sitiando el palacio en un enfrentamiento tan dramático como violento. Entonces, la familia real huyó al palacio de Tullerías, y luego de pasar algo más de un año encerrados, mientras el clima social empeoraba, la reina fue finalmente apresada

De esta forma, fue llevada a comparecer ante el Tribunal Revolucionario, acusada de conspirar contra Francia, satisfaciendo sus suntuosos caprichos a costa de las finanzas del país.

Ocurre que María Antonieta, amante del teatro, las fiestas, los juegos de naipes y la moda, simbolizaba un modo de ser monarca alejado de la lealtad y el respeto por el pueblo.

En la mañana del 16 de octubre de 1793 todo París estaba en las calles. La reina, insultada y abucheada, caminó con las manos atadas en la espalda, condenada a morir en la guillotina por el Tribunal Revolucionario que la encontraba culpable de las acusaciones. Tenía tan sólo 37 años de edad.

Al cortarle la cabeza, el relato histórico reconstruye que el verdugo la alzó para mostrársela a los presentes que ocupaban entonces la plaza de la Revolución, donde hoy está la Plaza de la Concordia: allí donde nace la avenida de los Campos Elíseos y gritó: ¡Viva la República!

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