Es martes por la mañana. Ahora, a cuatro días de ese primer estallido que desató las masivas protestas en todo Chile, los efectos de las mismas siguen complicando la vida cotidiana a millones de personas. Un claro ejemplo es el sistema para ingresar a los supermercados que las empresas implementaron para contrarrestar el riesgo de saqueos.

En todos los súper se pueden observar largas colas en las que los clientes esperan hasta una hora y media para ingresar al local y luego comprar a contrarreloj, bajo control de las fuerzas de seguridad.

"Van a entrar de 20 a 30 personas", explica un carabinero a los clientes que esperan frente un local de Santa Isabel ubicado en Las Condes, Santiago. "Una vez que entren tienen 15 minutos para que compren lo necesario", dice y agrega: "La idea es que compren lo necesario para que todos alcancemos".

Los carabineros cumplen con la doble función custodiar las puertas del comercio y coordinar a los santiaguinos que se acercan hasta la puerta para brindarles tranquilidad. Mientras tanto, el tema de debate entre los que esperan es el mismo: el origen de los conflictos que mantienen en vilo a los chilenos.

"Hay mucha desigualdad, hay gente que gana mucho y hay gente vive en familias con pensiones asistenciales muy básicas", explica Luisa (49), una asistente social que espera su turno al final de la fila para acceder a la mercadería.

Pero el tema es susceptible. "No da gusto hablar dado que es un tema que puede ofender o dañar a mucha gente", cuenta otro cliente que aguarda a en la fila y detalla: "Es un tema que ya se ha repetido durante nuestra historia (...), hay que racionar los alimentos debido a que los productos son escasos".

Mirá en esta videonota el complicado trámite en el que se transformó ir al supermercado por las protestas en Chile y escuchá los testimonios completos.

*Por Ignacio De Villafañe y Pachy Reynoso, enviados especiales a Chile.