Historias

La alumna que encontró un lugar lícito para no renunciar a su amor

Una historia de amor contenido por la brecha generacional, los mandatos y el permitido que muchas mujeres no se dan.

MDZ Radio
MDZ Radio domingo, 6 de diciembre de 2020 · 10:14 hs
La alumna que encontró un lugar lícito para no renunciar a su amor

Por Viviana Muñoz

Es de no creer pero sigue pasando, aún en tiempos en donde las mujeres patearon tableros y ganaron algunas batallas que parecían imposibles, la mirada sobre ellas en cuestiones de fidelidad en la pareja sigue siendo desigual. 

Aquí la historia de María Elena que se ve envuelta en la disyuntiva sobre lo que le corresponde en su rol destinado a mantener la armonía familiar y el equilibrio logrado con los años de matrimonio. Si la historia se contara al revés y el protagonista fuera varón, ¿hubiera pasado lo mismo?. Seguramente muchos que escuchen el relato descrean del desenlace pero lo cierto es que pasa a muchas mujeres de la edad de nuestra protagonista. 

Si bien los tiempos vienen cambiando y la mujer comenzó a acceder a ciertos permitidos sin poner culpa ni juicio de valor tal logro ha dejado afuera a generaciones que siguen siendo señaladas hasta por el mismo género. 

En el relato nos referimos a sexagenarias que por evolución de la ciencia y el modo de vida hoy se ven plenas, activas y tan deseables como aquellas que fueran en su juventud. Se las mira y admira por la calle, reinventadas en un modelo de mujer mayor que nada tiene que ver con lo que nuestra cultura entendía como tal. Se encuentran a los 60 con la energía suficiente para hacer deportes, asistir a fiestas, embellecer sus casas y modelar sus cuerpos. Se encuentran también con un tiempo libre difícil de llenar y apelan a todo tipo de actividades fuera de casa. Sin embargo sus parejas, en la mayoría de los casos, bastante mayores que ellas vienen contra la corriente pegando la vuelta de la vida, buscando el descanso que no tuvieron antes, desechando posibles affaires que los tendrán ocupados en cuestiones que ya se dieron el gusto de experimentar en la clandestinidad bajo la aprobación de cualquiera que supiera de ellos.

¿Qué hacen, entonces, estas mujeres hermosas y rejuvenecidas con todo el mandato cumplido y con el alma ávida de experiencias emocionantes? ¿Les es tan simple arriesgar toda una vida destinada a sus seres queridos? ¿Serán comprendidas como cualquier varón si salta la evidencia?  Falta bastante para el cambio pero un gran avance será cuando las mujeres se desenojen con su propio género y dejen de juzgarse entre ellas y a sí mismas. 

Si es tiempo de igualar los sacrificios y las oportunidades que también lo sea para los permitidos. Demos un paso más e incluyamos a las más grandes que, aunque a ellas les pese, por lo aprendido hasta ahora,  es darían un buen ejemplo a las más jóvenes.

Escuchá aquí este relato original escrito y producido para MDZ. Con auriculares, siempre mejor. Y si el caso te suena conocido enhorabuena que puedas reflexionar un poco. 

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