Opinión

Parchís, el documental: fallida crónica de niños al borde del infierno

El material disponible en Netflix repasa el furor internacional que generó la banda española formada por niños y adolescentes a comienzos de los '80. Más allá de la honestidad, el documental no arriesga demasiado en su mirada sobre la explotación infantil, y apenas esboza un par de apuntes sobre el presente de estos adultos que sobrevivieron al temprano estrellato.

domingo, 4 de agosto de 2019 · 19:10 hs

Estrenado a comienzos de julio en Netflix, Parchís, el documental es otro claro ejemplo de uno de esos materiales que tienen todo para ser una bomba, pero que en el camino se diluyen entre múltiples planteos que se abren sin llegar a la médula de ningún conflicto. Claramente, el material utiliza como disparador la nostalgia de una generación que creció con el muy ecléctico repertorio de esta banda infantil, que interpretaba desde villancicos hasta covers de hits de música disco. Moldeados como producto de una compañía discográfica española, dos chicas adolescentes y tres varones con edades oscilantes entre la niñez y la pubertad, se transformaron en un suculento botín de ganancias cuyo mayor destino no derivó en las cuentas bancarias de las familias de estos pequeños devenidos en estrellas, que amasaron un contundente éxito tanto en su propia patria como en Argentina, México y Perú.

La primera hora de esta crónica no aporta demasiado. Algunas imágenes de archivo que incluyen las películas que la banda filmó en Argentina con Javier Portales, intercaladas con recuerdos de cada uno de los integrantes de Parchís, instalados en un presente del que el documental no da mayores precisiones. Tino Fernández, Yolanda Ventura, Gemma Prat, David Muñoz, Frank Díaz y Óscar Ferrer recuerdan fragmentos que van desde alguna travesura como tirar una silla desde el balcón de un hotel, hasta las advertencias que recibían las chicas por parte de sus madres para que estuvieran atentas frente al acercamiento de los hombres adultos que las rodeaban.

Parchís, la banda infantil que conquistó el éxito en españa y latinoamérica.

Más allá de la honestidad de las declaraciones de los ex pequeños astros, la palabra que cobra mayor fuerza es la del hombre que ofició como tutor durante las largas giras de Parchís en Latinoamérica. Es él quien señala que más allá de cierta tendencia al desmadre y de notorias desprolijidades en el trato que la producción le daba a estos niños, carga las tintas sobre la avaricia de unos padres dispuestos a todo con tal de sacar alguna tajada del negocio. Aquí nos enteramos que el más pequeño de la banda, Óscar Ferrer fue sustituido por Frank Díaz, cuando la mamá del primero empezó a reclamar por diversas irregularidades. Rápida de reflejos, la compañía discográfica respondió cambiando la cara de la ficha azul para seguir facturando sin que nadie los interpele. Un poco más tarde, un manager mexicano entra con fuerza en el juego comercial de este combo y el documental avanza sobre conjeturas de explotación laboral infantil, con algunos datos sueltos que no arriesgan demasiado en la cadena de culpabilidades.

En los últimos cuarenta minutos, cuando los testimonios de los ex integrantes de Parchís comienzan a tornarse más sombríos, el material amaga con cobrar algún vuelo revelador. Madres en el placard a la espera de un momento sexual con el adolescente Tino, y la tensión desatada cuando este último decide abandonar la banda para emprender una carrera como solista; ofician como tajante contracara del desatado esplendor inicial.

"Parchís, el documental" reúne a los integrantes del legendario combo infantil, pero apenas esboza un pocos detalles sobre su presente.

Cuando llega el clímax del esperado reencuentro, el documental encuentra un atinado registro, lejos de todo amarillismo, cuando aborda trágicas instancias como la del accidente que derivó en la amputación de un brazo de Tino. Sin embargo, y de manera inexplicable, en pleno momento confesional, cuando este puñado de sobrevivientes se abre a sentidas declaraciones, los títulos de cierre caen como baldazo de hielo. El saldo final es entonces doblemente fallido. Parchís, el documental queda a mitad de camino entre la denuncia y la emoción, sin lograr hacer pie firme en ninguna de sus apuestas.

Parchís, el documental / España / 2019 / 105 minutos / Dirección: Daniel Arasanz