Entre lágrimas: el desgarrador relato de Daniel Gómez Rinaldi sobre las puñaladas que recibió luego del robo
El periodista Daniel Gómez Rinaldi fue atacado mientras esperaba el colectivo y terminó con dos heridas de arma blanca tras intentar recuperar su celular.

A veces, salir a la calle con algo tan cotidiano como un celular puede convertirse en una pesadilla. Eso fue lo que le pasó al periodista Daniel Gómez Rinaldi, quien este viernes vivió un hecho que lo marcó para siempre. Mientras esperaba el colectivo en pleno barrio de Recoleta, un ladrón le arrebató el teléfono de las manos.
Lo corrió para recuperarlo. Y terminó con dos cuchillazos en la pierna. Todo ocurrió a plena luz del día, en una esquina por donde circulan miles de personas: Talcahuano y Avenida Santa Fe. Rinaldi se dirigía a trabajar. Estaba concentrado leyendo algo en su teléfono cuando el colectivo de la línea 39 se acercó. En ese momento, al subir el primer escalón, sintió que alguien le tironeaba el celular con violencia. Lo que parecía un arrebato más terminó en un hecho mucho más grave.
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“Lo seguí por instinto”: del arrebato al terror
Con el teléfono ya en manos del delincuente, Daniel decidió actuar por impulso. “Ni lo pensé, lo corrí”, contó. Siguió al ladrón por Talcahuano hasta que lo vio esconderse en un contenedor de basura. “Abro la puerta del container y lo encuentro ahí. Le dije que me devolviera el celular, que lo necesitaba para trabajar”, relató con la voz todavía quebrada.
Hasta ese momento, no había violencia física, pero todo cambió en segundos. Rinaldi intentó retenerlo sujetándolo del buzo. No lo golpeó, solo quería evitar que escapara hasta que llegara la policía. Pero el ladrón reaccionó de la peor manera: sacó un cuchillo.
“Sentí el primer puntazo y no entendía nada”, dijo Daniel Gómez Rinaldi
“El tipo sacó el cuchillo y me dio un puntazo en la pierna. Después otro”, contó. En medio del forcejeo y del susto, el periodista se dio cuenta de que no podía seguir. Estaba agitado, cansado y asustado. “Pensé: ¿el próximo cuchillo dónde va a ir? ¿Y si me da en el pecho?”, recordó. En ese momento soltó al agresor.
Herido y con mucho dolor, Rinaldi se quedó en la calle gritando por ayuda. Por suerte, la policía llegó rápido. En apenas dos minutos, ya estaban asistiéndolo. A pesar del susto y las heridas, está fuera de peligro. Pero lo que vivió no fue algo menor. “Todavía no termino de procesarlo”, reconoció en su relato.
Lo que le pasó a Daniel no es un hecho aislado. Él, como tantas otras personas, fue víctima de un robo violento en una zona transitada, de día, y mientras hacía algo completamente habitual. “Estaba esperando el colectivo, leyendo. No estaba en una esquina rara ni en un lugar peligroso”, dijo, como queriendo entender cómo algo tan común pudo terminar tan mal.
Recoleta es un barrio con movimiento constante. Sin embargo, ni la zona ni la hora evitaron que un hecho así ocurriera. “No soy un héroe. Solo quería recuperar mi herramienta de trabajo”, explicó. Pero su intento casi le cuesta algo más que el teléfono.
Cuando lo urgente es sentirse a salvo
Después del ataque, Daniel no piensa solo en lo que perdió. Piensa en lo cerca que estuvo de algo mucho peor. “Lo cuento y no lo creo. Fue un segundo. Salí de mi casa a trabajar, como siempre. Y terminé en la vereda, sangrando y con un miedo que nunca sentí antes”, confesó.
Lo que más le impacta, más allá del dolor físico, es esa sensación de vulnerabilidad que todavía lo acompaña. “Te das cuenta de lo indefensos que estamos. Nadie está a salvo. Y lo que uno hace todos los días, como mirar el celular en la parada, puede terminar en una situación límite.”
Hoy, Daniel Gómez Rinaldi se recupera. Pero el recuerdo de esa mañana no se borra fácil. Porque cuando un cuchillo roza tu vida en plena calle, lo que queda ya no es solo una herida: es la certeza de que todo puede cambiar en un instante.