Opinión

Premios Oscar 2023: por qué la mayor rival de Argentina, 1985 no es mejor película

Si bien la película de Santiago Mitre puede ser vista en espejo en más de un sentido con la producción alemana Sin novedad en el frente, nuestra apuesta nacional tiene cartas de nobleza cinematográfica claramente superiores a las de su contrincante.

Laureano Manson
Laureano Manson sábado, 11 de marzo de 2023 · 15:26 hs
Premios Oscar 2023: por qué la mayor rival de Argentina, 1985 no es mejor película
Sin novedad en el frente, la principal contrincante de Argentina, 1985 en los premios Oscar Foto: Netflix

A pocas horas de una nueva entrega de los premios Oscar, nuestro país se ilusiona con un tercer galardón que se sume al historial que abrieron La historia oficial y El secreto de sus ojos. Más allá del fervor patriota y de las analogías con el trítico que logró de la Selección argentina en el Mundial de Qatar, lo cierto es que el film dirigido por Santiago Mitre la tiene difícil en la categoría Mejor película internacional del gran evento de Hollywood que el mundo sigue con atención. Como es sabido, en la mayoría de las ocasiones la Academia no premia la excelencia cinematográfica, sino que distingue títulos ligados con la coyuntura y que aportan un "mensaje" frecuentemente propulsado a puro motor de solemnidad. En este sentido, tanto Argentina, 1985 como su mayor rival, Sin novedad en el frente, tienen como puntos de partida grandes temas históricos que hoy están más vigentes que nunca. Sin embargo, y más allá del enorme despliegue de producción de la película alemana de Netflix, nuestra representante tiene una propuesta superadora a la de su contrincante que se apunta como casi cantada ganadora de la estatuilla.

En más de un sentido, Argentina, 1985 y Sin novedad en el frente pueden ser miradas en espejo. La película nacional tiene en el centro de la escena la defensa de las democracias y la condena a los genocidas de la última dictadura argentina, mientras la europea se remonta a la Primera Guerra Mundial para construir un relato de exaltación pacifista y cuestionar a las autoridades que llevaron a la muerte a millones de soldados. Los dos films conectan intensamente con la actualidad mientras se replican las noticias que dan cuenta de varios gobiernos democráticos acechados por el autoritarismo, y una guerra como la desatada entre Rusia y Ucrania que ya cumplió su primer aniversario.

Desde la aclamación y cosecha de premios, Argentina, 1985 y Sin novedad en el frente van a cabeza a cabeza. Nuestra apuesta protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani ganó galardones como el Globo de Oro a Mejor película en idioma no inglés y el Goya a Mejor película iberoamericana, mientras el crédito de Netflix viene de cosechar el doblete de Bafta a Mejor película y Mejor película en idioma no inglés, junto a otras cuatro distinciones en el mismo certamen.

A nivel narrativo, las dos grandes contrincantes internacionales de los premios Oscar tienen como personajes protagónicos a hombres comunes enfrentados a situaciones extraordinarias. En Argentina, 1985, un fiscal al frente de una causa sin precedentes como la del Juicio a las Juntas. En Sin novedad en el frente, un adolescente en medio de una de las guerras más crueles de todos los tiempos. Sin embargo, el guion escrito por Santiago Mitre y Mariano Llinás tiene claramente mayor riqueza que el de la nueva adaptación de la célebre novela de Erich Maria Remarque. Mientras la gran producción alemana se limita a mostrar a su protagonista como víctima de la maquinaria de propaganda que ilusionó a tantos jóvenes con la idea de ser héroes de guerra, para poco después dejar sus cadáveres tendidos en el campo de batalla; la película argentina explora una mayor diversidad de conflictos, abriendo además el abanico de varios códigos genéricos entre los que si bien dominan los del thriller judicial y el drama familiar; también se permite algunos pasos de comedia. 

Sin duda, uno de los grandes aciertos de Argentina, 1985 frente a Sin novedad en el frente, consiste en que el film de Santiago Mitre pone por delante su desarrollo como película de género. En tanto que el tema, más allá de su medular importancia en la historia argentina, es un complemento de todo su andamiaje. En cambio, el exponente dirigido por Edward Berger, esgrime sistemáticamente el tema por encima de su entidad como hecho cinematográfico. En este sentido, la película argentina tiene una impronta más moderna al lograr despojarse en gran parte de la solemnidad, mientras la alemana no solo está atada a la gravedad, sino que incursiona en más de un golpe bajo, como el de la secuencia en que en medio de un arrasado fangal, el joven soldado alemán se arrepiente de su brutal ataque contra un hombre del bando enemigo al que intenta reanimar.

En decenas de títulos de cine bélico, hemos visto hasta qué punto la negligencia de los jerarcas del poder militar deriva en trincheras atestadas de cadáveres, y si bien esto es absolutamente cierto, Sin novedad en el frente no aporta puntos de vista que vuelvan a este film en una experiencia distinta a la de sus pares. Por su parte, si bien Argentina, 1985 se beneficia de un tema parcialmente visitado en la pantalla grande, también es justo remarcar que a diferencia de su rival, no necesita replicar visualmente las torturas que atravesaron las víctimas de la dictadura para intensificar la carga dramática del relato.

Visualmente, es innegable la imponente factura de Sin novedad en el frente, pero una vez más hay que reiterar que eso no es sinónimo de supremacía cinematográfica. De hecho, la sobriedad y el clasicismo visual de Argentina, 1985, en conjunción con su narración con estilo desacartonado, ofrece un contrapunto más interesante que el de las postales delicadamente compuestas de Sin novedad en el frente, que juegan al contraste con los sangrientos planos de los soldados mutilados en la lucha. Por todo esto, y más allá de que la Academia no va a dejar a la multinominada producción de Netflix sin premios Oscar a Mejor película o Mejor película internacional, es que nuestra representante en la pomposa ceremonia de Hollywood merecería ganar.

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