Madres de la pobreza en Santiago del Estero: la historia de Raquel
Hace dos años, la vida de Raquel cambió para siempre. Su hija Rocío, diagnosticada con cáncer de útero, falleció y ella comenzó a criar a su nieta, Aruna.

Raquel sueña con ver a su nieta crecer sana, estudiar y elegir su propio camino.
Haciendo CaminoEn el Lote 58, un paraje rural cerca de Añatuya, Santiago del Estero, Raquel (49) es una de las madres de la zona que este domingo celebrarán el Día de la Madre. Hace dos años, su hija Rocío, diagnosticada con cáncer de útero, falleció a los cinco meses de ser mamá y ella comenzó a criar a su nieta, Aruna.
Donde vive junto a su esposo Marcelino, sus cinco hijos y su nieta Aruna, el monte rodea los ranchos y los caminos son de tierra, de manera que cuando llueve quedan completamente anegados y esto impide a las familias trasladarse al Hospital de Añatuya o a cualquier otro lugar al que necesiten llegar.
Te Podría Interesar
Para ir a la ciudad, los días con buen clima, se tarda dos horas en moto. Pero la distancia nunca fue un obstáculo para que Raquel pudiera acompañar el crecimiento de su nieta. “Yo la cuido desde que murió mi hija. Me ayudan mis hijos, todos estamos pendientes de ella”, cuenta. El nombre de su hija fallecida, Rocío, en tanto, sigue presente en cada comida familiar de los domingos.
En primera persona
Recibir y dar ayuda
Durante los primeros meses de Aruna, una tía la llevaba al Programa de Desarrollo Infantil en Familia (DIF), al Centro de Haciendo Camino en Añatuya, para que los equipos de la organización pudieran realizarle los controles nutricionales y la atención temprana. Luego, Raquel quedó al cuidado de la niña y empezó a viajar al Centro con su nieta, cada semana en moto, soportando frío, calor y tierra. “Lo hago por ella, porque quiero que tenga lo que necesita y que crezca bien”, dice con convicción.
En julio de 2024, Haciendo Camino comenzó a realizar atenciones itinerantes en el mismo Lote 58, ya que a muchas familias les resultaba difícil llegar hasta el Centro por el estado de los caminos y la distancia. Para Raquel fue un alivio, y también una oportunidad para ayudar a otras familias: en ese primer momento, cuando aún Haciendo Camino no contaba con un espacio físico para realizar las atenciones en el paraje, ella abrió las puertas de su casa. “Estoy contenta por todo lo que nos ayudan en Haciendo Camino. Siempre están presentes con Aruna, y eso me da tranquilidad”, agradece.
Caminar hasta el pozo cada día
Raquel define su día a día con una frase que lo explica bien: “Es lindo vivir en el campo, pero es muy duro cuando no tenés todo lo que necesitás”. Todas los días, camina una hora para llegar hasta el pozo comunitario del paraje y sacar de allí agua para las necesidades de su casa: consumo personal, lavar los platos, la ropa, bañarse y darle a sus animales. A veces espera haciendo fila junto a otras familias que hacen lo mismo. Para conseguir ingresos extra, decidió comprar algunas golosinas y gaseosas para venderlas en su comunidad. Entre tareas de la casa, el cuidado de Aruna y los traslados a Añatuya, organiza su economía y su tiempo para que nada falte, aunque a veces no es suficiente.
Sueña con ver a su nieta crecer sana, estudiar y elegir su propio camino. En un contexto donde la vulnerabilidad parece marcar los límites, Raquel demuestra que el amor y el esfuerzo puede abrirlos: una madre que perdió a su hija, y que encontró en la crianza de su nieta un nuevo motor para seguir adelante.
El trabajo de Haciendo Camino
Desde hace 19 años, Haciendo Camino trabaja para romper el círculo de la pobreza y la desnutrición infantil acompañando a madres y niños en Santiago del Estero, Chaco y Salta. En el Norte argentino, las condiciones de las familias que acompañan son críticas: el 60% de las familias vive en hacinamiento, el 78% no tiene controles médicos al día y el 57% atraviesa inseguridad alimentaria. Estas realidades impactan directamente en la salud, la nutrición y el desarrollo de los más chicos.
Por eso, Haciendo Camino interviene en los primeros años de vida, brindando acompañamiento integral, talleres de educación para la salud y estimulación temprana, y formación en oficios para fortalecer la autonomía de las mujeres. Cada encuentro es una oportunidad para que las madres, y abuelas como Raquel, puedan transformar su historia y la de sus familias.
Catalina Hornos, directora y fundadora de Haciendo Camino, lo resume así: “Acompañar a cada madre y a cada niño desde el comienzo puede cambiar el futuro de una familia entera”.
Podés conocer más sobre el trabajo de Haciendo Camino y sumarte como padrino o madrina en www.haciendocamino.org.ar