Un pueblo con sierras y otro con nieve: dos escapadas cerca de Buenos Aires
Entre sierras y arroyos, cada pueblo ofrece una escapada distinta para quienes buscan aire puro y tranquilidad cerca de la ciudad.
Barker y Villa Ventana son dos opciones de escapada para descubrir el encanto de un pueblo sin alejarse demasiado de la ciudad.
A pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires hay verdaderas joyas rurales que invitan a dejar atrás el ruido y sumergirse en otra velocidad. Mientras muchos optan por las ciudades costeras o las sierras más conocidas, hay algún pueblo menos transitado que combina paisajes, gastronomía y tranquilidad.
Tanto Barker como Villa Ventana son pueblos donde el descanso tiene otro sentido y están a nada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En apenas unas horas se puede llegar desde la capital, pasar el día explorando sus alrededores y volver con el cuerpo relajado y la cabeza más liviana. Lugares donde el turismo no está pensado para las multitudes, sino para quienes buscan contacto real con el entorno.
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Barker: el pueblo entre sierras y aire puro
Ubicado dentro del partido de Benito Juárez, Barker es un pueblo abrazado por las sierras bajas del sistema de Tandilia. Esa geografía lo convierte en un lugar perfecto para caminar por senderos, hacer cicloturismo o salir a caballo entre los caminos rurales. El entorno natural está presente en cada rincón, y quienes aman el turismo de aventura encuentran allí un territorio ideal para exploraciones sin sobresaltos.
Pero Barker no es solo paisaje: también tiene sabor. La producción regional de frambuesas es tan característica que cada año se celebra la Fiesta Provincial de la Frambuesa, un evento que convoca a productores, cocineros y visitantes de toda la provincia. Ir un domingo es descubrir un pueblo con ritmo tranquilo, casas bajas y gente dispuesta a contar historias entre mates y dulces caseros.
Villa Ventana: una escapada con aroma patagónico
Situada a unos 560 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, Villa Ventana es un pueblo que sorprende por su microclima y vegetación. Allí el aire tiene otro perfume, similar al de la Patagonia, y en invierno, la nieve dice presente en los inviernos y esta puede transformar el paisaje en una postal. El casco urbano se organiza alrededor de arroyos cristalinos como el Belisario y el De Las Piedras, donde muchos visitantes encuentran espacios ideales para descansar o refrescarse en verano.
Además de su belleza natural, Villa Ventana es un destino perfecto para quienes buscan caminatas por cerros, avistaje de flora típica como los arrayanes, y paseos cargados de historia como el que lleva a las ruinas del Club Hotel. La propuesta se completa con excursiones en 4x4, cabalgatas y la visita obligada al Parque Provincial Ernesto Tornquist, uno de los espacios más ricos en biodiversidad de la zona. Hacer turismo en este pueblo es entregarse a una experiencia sensorial y contemplativa a pocas horas de la ciudad.