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Un cielo que aún se comparte: la experiencia astronómica que sorprende en Malargüe

El Observatorio Pehuenche invita a vivir una experiencia inmersiva de astroturismo bajo uno de los cielos más limpios del país.

¿Qué hacer en Malargüe de noche? El Observatorio Pehuenche ofrece su propuesta todos los días del año desde las 20.

¿Qué hacer en Malargüe de noche? El Observatorio Pehuenche ofrece su propuesta todos los días del año desde las 20.

@observatoriopehuenche

A tan solo seis kilómetros del centro de Malargüe, en el corazón rural del sur mendocino, existe una experiencia que invita a reconectar con el cielo, la naturaleza y los saberes ancestrales. El Observatorio Astronómico Pehuenche, una propuesta familiar y apasionada, se consolida como una joya escondida del astroturismo argentino.

Desde hace más de tres décadas, Andrés Risi se dedica a la divulgación científica y al estudio de las diferentes formas en que las culturas han interpretado el cosmos. Hace dos años, junto a su compañera Emilia y su hija Catalina, transformaron su hogar en una finca en las afueras de Malargüe en el punto de encuentro para quienes deseen vivir una experiencia diferente: compartir el cielo.

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Una actividad nocturna en Malargüe para realizar con amigos y familia.

Una actividad nocturna en Malargüe para realizar con amigos y familia.

“No hacemos ni una charla técnica ni solo observación. Replicamos lo que la humanidad ha hecho desde siempre: mirar las estrellas en círculo, compartir historias, conversar sobre el cielo”, explica Risi. Bajo esa premisa, el telescopio se convierte en excusa para mirar cúmulos, galaxias y planetas, pero también para hablar de cosmologías ancestrales, de la luna desde distintas culturas, o de cómo el vínculo con el firmamento se fue perdiendo en la vida urbana moderna.

La actividad, que se realiza todas las noches del año a las 20 (con reserva previa), combina observación al aire libre con una recepción cálida, donde se ofrece café, chocolate, vino o un bombón, dependiendo de la estación. “Nos interesa que sea una experiencia cercana, relajada y humana. No es una clase ni un show: es un espacio de reencuentro con algo que llevamos en los genes”, destaca.

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Ubicación privilegiada y cielo inigualable

La finca donde se ubica el observatorio no fue elegida al azar: su distancia de la ciudad y su baja contaminación lumínica lo convierten en un lugar ideal para la observación astronómica. A más de 1400 metros sobre el nivel del mar, con clima seco y pocos días nublados al año, el cielo de Malargüe se presenta como uno de los mejores del país para mirar las estrellas.

Risi resalta que, salvo en días con viento fuerte -cuando el polvo en suspensión puede dificultar la visibilidad-, las condiciones suelen ser óptimas. La observación se realiza al aire libre, pero también cuentan con una zona cerrada con calefacción, baño, estacionamiento seguro, seguro para visitantes y accesibilidad para personas con movilidad reducida.

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Gracias a la calidez de la experiencia, el respeto por la naturaleza y el enfoque humano, el Observatorio Pehuenche figura entre los tres atractivos favoritos de los turistas en Tripadvisor, ocupando uno de los primeros lugares en el ranking de actividades recomendadas en Malargüe.

La experiencia tiene un costo de $20.000 por persona, con descuentos para residentes de Malargüe ($16.000) y menores de 8 años sin cargo. La reserva se hace con una seña del 50%, y se reembolsa si la actividad se suspende por cuestiones climáticas. También ofrecen servicio de traslado seguro desde la ciudad.

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El imponente cielo de Malargüe.

El imponente cielo de Malargüe.

Una experiencia inmersiva que deja huella

El Observatorio Astronómico Pehuenche no tiene cúpulas ni grandes estructuras. Y no las necesita. Lo que ofrece no se mide solo con telescopios: se trata de una vivencia íntima, única, que apela a la memoria colectiva de lo que significa, simplemente, levantar la mirada y maravillarse.

“Estamos en una época en la que el contacto con la naturaleza parece un lujo. Nosotros creemos que es una necesidad. Por eso, más que un trabajo, esto es una forma de vida”, concluye Risi, quien también es el coordinador científico del Planetario de Malargüe.