El valle de Mendoza que intriga al turismo energético mundial
Entre cerros y leyendas, este rincón de Tunuyán atrae a viajeros que buscan energía, historia y espiritualidad.
La Pampa del Durazno está en el distrito Los Chacayes.
Municipalidad de TunuyánEl turismo energético, tendencia que crece a nivel mundial, encuentra en Mendoza un punto de interés cada vez más mencionado: la Pampa del Durazno, en Tunuyán. Este valle, rodeado de cerros y atravesado por antiguas huellas indígenas, es considerado un espacio de gran magnetismo espiritual y despierta la curiosidad de quienes buscan experiencias místicas.
El lugar se ubica en el distrito Los Chacayes y se accede desde la base del Cerro Manzano, dentro del Valle de Uco. A tan solo unos kilómetros de la Ruta Provincial 89 y la Ruta Provincial 94, sorprende por su belleza natural, su historia y las múltiples interpretaciones que circulan en torno a su energía.
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Un pasado marcado por los huarpes y los arrieros
La historia de la Pampa del Durazno se remonta a más de ocho mil años, cuando los pueblos huarpes transitaban la zona. Durante los meses de verano, subían a la montaña en busca de plantas y frutos que utilizaban tanto en su alimentación como en rituales de carácter espiritual. Con el tiempo, el sitio también se convirtió en paso obligado para los arrieros que, desde el siglo XVII, conectaban el Valle de Uco con Chile a través del Portillo Argentino.
Las huellas de estos caminos aún se perciben en la geografía del lugar, que guarda silenciosamente rastros de un pasado cargado de tradición y misticismo.
Portal energético y leyendas
Para quienes siguen el concepto de “chakras terrestres”, difundido por el escritor Robert Coon en los años sesenta, la Pampa del Durazno podría encajar dentro de los sitios donde la energía de la Tierra se concentra de manera especial. Viajeros que practican meditación, yoga o rituales espirituales aseguran que allí se percibe una vibración única, capaz de generar bienestar y conexión interior.
No faltan las leyendas que alimentan su fama: algunos lo señalan como punto de avistamiento de ovnis, mientras que otros lo relacionan con ciudades intraterrenas, en la misma línea de la mítica Piedra de Isidris, ubicada en Las Heras.
La propia denominación del lugar despierta debate. Una versión indica que el nombre proviene de un árbol de durazno que habría crecido misteriosamente en una quebrada, quizá originado por la semilla que algún arriero arrojó en sus viajes. Otra teoría sostiene que el nombre se debe al color rosado que tiñen los cerros al atardecer, evocando tonalidades similares a las del fruto.
Entre oriente y occidente: el simbolismo del durazno
El durazno, conocido en otros países como melocotón, posee un fuerte simbolismo en distintas culturas. En China y Japón se lo asocia a la fertilidad, el amor y la inmortalidad. Según antiguas leyendas, los melocotones del jardín de la Reina Madre del Oeste otorgaban vida eterna a quienes los probaban, motivo por el cual aparecen con frecuencia en la poesía, el arte y las artesanías de esas regiones.
Esta carga simbólica resuena de manera especial en la Pampa del Durazno, donde lo natural, lo histórico y lo espiritual se entrelazan en un mismo escenario.
Turismo responsable en un sitio sagrado
Hoy en día, la Pampa del Durazno es visitada por quienes buscan conectar con la naturaleza y vivir experiencias de turismo espiritual. Sin embargo, se trata de una zona de propiedad privada y su acceso requiere autorización. Además, las autoridades locales recuerdan la importancia de practicar un turismo responsable: no arrojar basura, no hacer fuego fuera de los lugares habilitados y respetar el entorno natural.
El sitio puede visitarse durante todo el año, aunque su atractivo se potencia en primavera y verano, cuando el valle muestra todo su esplendor.



