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El papel fundamental de los ritmos circadianos en el bienestar emocional

Los ritmos circadianos juegan un rol central que va más allá del sueño, impactando el metabolismo, el estado emocional y la salud mental.

Nuestro cuerpo no solo tiene horarios para dormir o comer, también los tiene para sentir.

Nuestro cuerpo no solo tiene horarios para dormir o comer, también los tiene para sentir.

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Alteraciones en el sueño, irritabilidad inexplicable o dificultades para mantener la concentración pueden ser indicios de un desajuste en los ritmos circadianos, los ciclos biológicos que regulan múltiples funciones internas. Más allá de ser un fenómeno relacionado solo con el descanso, estos ritmos impactan directamente en la salud mental y el equilibrio emocional.

dormir

¿Qué son los ritmos circadianos y cómo funcionan?

Los ritmos circadianos son ciclos biológicos de aproximadamente 24 horas que controlan procesos vitales como el sueño, la temperatura corporal, la producción hormonal, el metabolismo y el estado de ánimo. Estos ciclos están regulados por un “reloj maestro” ubicado en el cerebro, específicamente en una región del hipotálamo, que se sincroniza principalmente con la luz natural del entorno.

El cuerpo humano está diseñado para operar en armonía con los ciclos de luz y oscuridad, pero factores como los turnos nocturnos, el uso prolongado de dispositivos electrónicos y horarios irregulares de alimentación y descanso pueden alterar esta sincronía. Esta desregulación se ha asociado a problemas como trastornos del sueño, ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.

Consecuencias de la desincronización circadiana en la salud mental

Cuando los ritmos internos se desajustan respecto al ambiente, el organismo experimenta un estado similar a un “jet lag permanente”. Esta condición afecta la regulación de neurotransmisores y hormonas que influyen en el ánimo, la respuesta al estrés y el apetito.

Numerosos estudios señalan que la exposición a luz artificial durante la noche y la irregularidad en los patrones de sueño aumentan la irritabilidad, la fatiga mental, los niveles de ansiedad, los trastornos del sueño y la presencia de síntomas depresivos.

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Hormonas y ritmos circadianos: su impacto en el cuerpo y la mente

  • Melatonina: producida en respuesta a la oscuridad, esta hormona inicia y regula el ciclo de sueño-vigilia. La exposición nocturna a luces brillantes o pantallas inhibe su secreción, dificultando el descanso y afectando el equilibrio emocional.
  • Cortisol: conocida como la hormona del estrés, su concentración suele ser más alta por la mañana para preparar el cuerpo para la actividad diaria. Sin embargo, niveles elevados durante la noche, asociados al estrés crónico, pueden interferir con el sueño profundo y favorecer estados de ansiedad y depresión.
  • Hormonas del apetito (grelina y leptina): la grelina estimula el hambre, mientras que la leptina induce saciedad. La falta de sueño o los horarios irregulares alteran el balance de estas hormonas, incrementando el apetito y modificando hábitos alimentarios, lo que puede repercutir negativamente en la salud física y mental.
  • Metabolismo y energía: la sensibilidad a ciertas hormonas relacionadas con el metabolismo puede verse afectada por comer en horarios nocturnos, lo que a su vez influye en el estado de ánimo y la capacidad de concentración.
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Cómo favorecer el equilibrio de los ritmos circadianos

Existen estrategias accesibles para reordenar el reloj biológico y proteger la salud mental:

  • Exposición a luz natural: pasar tiempo al aire libre durante la mañana ayuda a sincronizar el reloj interno y regula la producción hormonal necesaria para un ciclo de sueño saludable.
  • Control de la luz artificial nocturna: limitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir o emplear filtros que reduzcan la luz azul contribuye a mantener la producción adecuada de melatonina.
  • Horarios regulares para las comidas: mantener un patrón consistente en las horas de alimentación y evitar ingerir alimentos muy tarde favorece la regulación hormonal y el bienestar general.
  • Ejercicio en el momento adecuado: la actividad física realizada durante la mañana o la tarde mejora el estado de ánimo y el sueño, mientras que hacer ejercicio intenso cerca de la hora de acostarse puede dificultar el descanso.
  • Rutinas de relajación antes de dormir: prácticas como la lectura, la meditación o un baño tibio indican al cuerpo que es momento de prepararse para el sueño, mejorando su calidad.