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El mito del regalo devuelto: qué dice la creencia popular sobre volver a obsequiar un presente

En distintas culturas existe la idea de que regalar algo que previamente fue un obsequio puede atraer mala suerte, cortar vínculos afectivos o “devolver energías” no deseadas.

El peso simbólico de los regalos en la cultura popular.

El peso simbólico de los regalos en la cultura popular.

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Los regalos ocupan un lugar central en los rituales sociales: celebran lazos, marcan momentos significativos y funcionan como transmisores de afecto. Por eso, en muchas comunidades se mantiene viva la creencia de que volver a obsequiar un regalo que uno recibió -una práctica conocida hoy como regifting- puede alterar la energía del vínculo original o traer consecuencias desafortunadas.

Esta idea, heredada de tradiciones familiares y supersticiones de distintas regiones, sostiene que cada objeto entregado como presente lleva consigo una carga emocional. Devolverlo o pasarlo a otra persona, según la creencia, “rompe” el sentido simbólico del gesto inicial.

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La superstición: mala suerte y vínculos que se enfrían

Una de las creencias más extendidas afirma que regalar algo que uno recibió puede atraer mala suerte, especialmente si el presente provino de alguien cercano. La superstición señala que, al desprenderse del objeto, se estaría rechazando la intención afectiva de quien lo dio, lo cual podría generar distanciamiento, discusiones o malentendidos.

En algunas familias, incluso, se repite la frase: “Regalo dado, regalo quedado”, una advertencia que invita a conservar aquello que vino de manos ajenas, aunque no sea del gusto personal o no se utilice.

La idea convivió durante generaciones con la noción de reciprocidad: los regalos se consideran una forma de intercambio emocional. Perderlos, venderlos o volver a regalarlos simbolizaría romper ese circuito de afecto.

La energía de los objetos: otra explicación frecuente

Otra vertiente de esta creencia se relaciona con la energía. Según esta mirada, un regalo trae consigo la “vibra” de la persona que lo entregó. Quienes siguen esta visión sostienen que pasar ese objeto a un tercero podría transferir emociones no deseadas, o incluso atraer conflictos.

De ahí surge la recomendación habitual de “purificar” objetos regalados —especialmente joyas o accesorios— antes de entregarlos a otra persona. Aunque se trata de prácticas simbólicas, para muchos refuerzan la idea de que los objetos no son neutros.

Excepciones que la tradición sí permite

A pesar de estas creencias, existen excepciones aceptadas socialmente. En ciertos contextos, volver a obsequiar un presente es considerado un gesto positivo o práctico:

  • Cuando el regalo no puede ser usado (talle incorrecto, duplicado, función incompatible).
  • Cuando la persona que lo recibió considera que alguien más lo aprovechará mejor.
  • Cuando se trata de objetos destinados a circular, como libros, plantas o artesanías.
  • Cuando el obsequio se entrega con sinceridad y sin ocultar su procedencia.

Estas excepciones muestran que la rigidez del mito se ha ido suavizando con el tiempo, especialmente en un contexto donde el consumo responsable y la reutilización ganan terreno.

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Entre la tradición y las nuevas costumbres

El avance del regifting como práctica sustentable -emparentada con la economía circular- desafía las viejas supersticiones. Muchos consumidores ya no ven como un tabú volver a obsequiar un regalo, sino como una forma de evitar el desperdicio y darle valor a los objetos.

Sin embargo, la creencia persiste en familias y grupos donde los rituales afectivos tienen un peso fuerte. En esos entornos, regalar un presente previamente recibido sigue siendo interpretado como una señal de descortesía o un gesto que puede “cortar la buena energía”.

La idea del “regalo devuelto” refleja cómo los objetos no solo tienen utilidad, sino también significado social. Y aunque las costumbres cambian, las creencias que rodean a los gestos cotidianos -como dar o recibir un regalo- continúan moldeando la manera en que las personas interpretan y viven sus vínculos.