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Dos pueblos bonaerenses con encanto rural que están a minutos del mar

Para quienes buscan el mar sin el bullicio de las grandes ciudades, dos pueblos de Buenos Aires ofrecen naturaleza, historia y tranquilidad a pocos kilómetros de la costa.

Los pueblos bonaerenses de Mechongué y Otamendi combinan historia rural y cercanía al mar.  

Los pueblos bonaerenses de Mechongué y Otamendi combinan historia rural y cercanía al mar.

 

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Con la llegada del verano, el deseo de escapar de la rutina y buscar el alivio del mar se vuelve casi instintivo. Muchos piensan en las playas más conocidas de la Costa Atlántica, pero lejos del ruido y de las multitudes hay opciones más calmas, donde el tiempo parece avanzar a otro ritmo. En la provincia de Buenos Aires, dos pueblos combinan el espíritu rural con la cercanía del océano: Mechongué y Comandante Nicanor Otamendi.

Ambos forman parte del partido de General Alvarado y conservan el encanto de los destinos donde la vida cotidiana transcurre entre tradiciones, campo y aire salado.

Estos pueblos son ideales para que puedas relajarte

A tan solo 40 kilómetros del mar, Mechongué sorprende por su autenticidad. Fundado en 1911, este pueblo nació junto a las vías del tren, y aunque el servicio de pasajeros dejó de funcionar en los años setenta, su estación fue restaurada en 1996 y hoy funciona como museo y biblioteca municipal. El entorno invita a disfrutar de la naturaleza: estancias, chacras y senderos rurales que se pueden recorrer a pie, en bicicleta o a caballo. Entre sus rincones más visitados se encuentran la iglesia local y la Gruta Nuestra Señora de Lourdes, punto de encuentro de vecinos y peregrinos.

Pero Mechongué no solo se destaca por su tranquilidad. También integra el programa “Pueblos Turísticos” impulsado por la provincia de Buenos Aires, que busca promover la identidad y el turismo sostenible en pequeñas comunidades. Su ambiente sereno y hospitalario lo convierte en una parada ideal para quienes recorren el interior bonaerense rumbo a la costa.

MECHONGUE pueblo
A pocos kilómetros de la playa, estos pueblos guardan la calma y el encanto del interior bonaerense.

A pocos kilómetros de la playa, estos pueblos guardan la calma y el encanto del interior bonaerense.

A unos 20 minutos del mar, Comandante Nicanor Otamendi comparte ese mismo espíritu de cercanía y calidez. Su historia está ligada al ferrocarril y a las familias que se instalaron alrededor de la estación local, dando vida a un pueblo que aún conserva las fachadas antiguas y la plaza principal como epicentro de la vida social. Declarado Capital Provincial de la Papa, cada año celebra una fiesta que convoca a productores y visitantes con música, ferias y sabores típicos de la región.

La ubicación de Otamendi es estratégica: a medio camino entre Miramar y Mar del Plata, permite disfrutar tanto de las sierras como del mar. Desde sus caminos rurales, el paisaje cambia de los tonos dorados de las cosechas al azul intenso del Atlántico, recordando que en Buenos Aires también hay rincones donde el campo y la playa se encuentran.

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Estos pueblos rurales, rodeados de campos y caminos arbolados, son el refugio perfecto para quienes buscan la tranquilidad del interior sin alejarse del mar.

Estos pueblos rurales, rodeados de campos y caminos arbolados, son el refugio perfecto para quienes buscan la tranquilidad del interior sin alejarse del mar.

Ambos destinos, con su historia, su gente y su entorno natural, representan la esencia de los pueblos bonaerenses: hospitalarios, tranquilos y auténticos. Lugares donde el verano se vive sin apuro, entre aromas de tierra húmeda y brisa marina.