Decorá tu dormitorio para el invierno como un experto con estos trucos
Descubrí cómo jugar con capas, colores y texturas para lograr un dormitorio sensorial que te cobije durante los meses más fríos del año.

Decorá tu cuarto para el frío como un experto.
Revestir el dormitorio no tiene porqué implicar comprar muebles nuevos o hacer grandes cambios. A veces, basta con observar lo que ya hay, pero con una mirada más atenta, sobre todo, siendo el momento del año donde el descanso pide un entorno que lo acompañe, que sea mullido y acogedor.
Aprendé a decorar tu dormitorio para el frío
El truco está en superponer capas, ya sea sobre la cama, sobre el piso, incluso en las paredes o ventanas. Las sábanas aportan suavidad al contacto, mientras que un cubrecama de lino o microfibra acolchada suma cuerpo. Al pie, una manta tejida (ideal si tiene textura gruesa o flecos) completa ese efecto de “refugio”. La paleta gira en torno a tonos tierra, como crudos, maíz seco, mostaza, verde seco o vino. No solo abrigan con la vista, sino que también armonizan con los días nublados.
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Sin embargo, no todo se reduce a la cama. Una alfombra tejida donde apoyar los pies al levantarse cambia el inicio del día. Los almohadones grandes invitan a leer o simplemente a quedarse. Las velas aromáticas, ya sean amaderadas o especiadas, perfuman sin invadir. Las luces cálidas, tanto en lámparas de papel, veladores con pantallas de lino o guirnaldas tenues, terminan de cerrar una atmósfera que relaja apenas se entra.
En cuanto a las cortinas, las de lino grueso o tipo black-out aíslan el frío y regulan la luz, y si se combinan con visillos de gasa o muselina, se logra ese equilibrio entre intimidad y aire, porque dejan pasar la claridad sin exponer del todo. No hace falta que sean carísimas; el truco está en elegir telas que tengan cuerpo y que caigan hasta el piso, para que sumen elegancia.
Si el dormitorio también funciona como espacio de trabajo, lectura o descanso, dividir zonas con objetos es fundamental. Una manta sobre un sillón, una lámpara puntual, una pila de libros bien dispuesta o un perchero con alguna bata de casa dan sentido y calor a cada rincón.