Cómo cuidar la piel durante el invierno: seis claves para protegerla bien
La exposición al frío extremo puede dañar la piel. Recomendaciones para proteger el rostro, labios y manos en invierno.

Las bajas temperaturas afectan de forma directa la salud de nuestra piel.
FreepikCon la llegada de la ola polar, la atención suele centrarse en el abrigo y la calefacción, pero muchas veces se pasa por alto un aspecto esencial del bienestar diario: la salud de la piel. Las bajas temperaturas, el viento, los ambientes secos y los cambios bruscos de temperatura pueden alterar el equilibrio cutáneo, provocando desde enrojecimiento hasta grietas dolorosas, especialmente en el rostro, los labios y las manos.
Durante el invierno, los problemas más frecuentes son la tirantez, la picazón, la resequedad y las irritaciones. Para prevenir estos síntomas y fortalecer la piel frente a las agresiones del frío, es importante adoptar una rutina de cuidado específica para esta temporada.
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“La piel es nuestra primera barrera de defensa. En invierno, la vasoconstricción reduce el flujo de oxígeno y nutrientes, y el uso constante de calefacción seca el ambiente, lo que favorece la pérdida de humedad en la epidermis”, explica la médica dermatólogo Andrea Pascua (MP. 6866), del CMC Mendoza de Boreal Salud.
Seis hábitos esenciales para proteger la piel del frío
- Hidratación constante: tomar agua regularmente ayuda desde adentro, pero también es clave aplicar cremas hidratantes por la mañana y antes de dormir. Si la piel lo requiere, puede ser necesario repetir la aplicación varias veces al día.
- Limpieza suave: es recomendable evitar jabones agresivos. Los productos hipoalergénicos o con fórmulas hidratantes mantienen la barrera natural de la piel sin resecarla.
- Protección solar también en invierno: aunque el cielo esté nublado o los días sean cortos, los rayos UV siguen presentes. Usar protector solar todos los días es fundamental, especialmente en zonas expuestas como el rostro.
- Cuidar los labios: son especialmente vulnerables al frío y tienden a agrietarse con facilidad. Usar bálsamos labiales nutritivos varias veces al día es la mejor forma de mantenerlos sanos.
- Evitar el calor directo: el contacto cercano con estufas o duchas muy calientes puede acentuar la resequedad y dañar la piel. Lo mejor es mantener una temperatura moderada y constante.
- Humidificar los ambientes: el aire seco contribuye al deterioro cutáneo. Utilizar humidificadores o simplemente colocar recipientes con agua cerca de las fuentes de calor ayuda a equilibrar la humedad del hogar.
Más allá de estos cuidados generales, es clave prestar atención a las señales que da la piel. Si aparecen grietas, enrojecimientos persistentes o picazón intensa, lo ideal es consultar a un especialista para descartar cuadros como dermatitis o rosácea.
Una rutina constante, la mejor defensa
Incorporar hábitos de cuidado cutáneo en invierno no debería ser una excepción, sino una extensión natural del cuidado que se realiza en otras estaciones. Así como se aplica protector solar en verano sin dudar, el frío también exige una rutina específica para mantener la piel saludable y funcional.
La clave está en la constancia. Prevenir, proteger y actuar a tiempo no solo mejora la apariencia de la piel, sino que refuerza su rol protector frente a las agresiones del entorno.