Cinco pueblos hermosos a pocos minutos de las grandes ciudades

Cuando pensamos en viajar por Europa, lo primero que viene a la mente son las grandes capitales como París, Roma o Berlín, con sus monumentos icónicos y su bulliciosa vida urbana. Sin embargo, la globalización y el turismo masivo han homogenizado muchas de estas ciudades, haciendo que pierdan parte de su autenticidad. Por eso, cada vez más viajeros buscan escapar a pueblos cercanos, donde el tiempo parece detenerse y la cultura local se preserva con mayor pureza.

Estos pueblos no solo ofrecen paisajes encantadores y arquitectura tradicional, sino también una conexión más íntima con la historia y las tradiciones de cada país. A continuación, te presentamos cinco de los más bellos, todos ubicados a poca distancia de una capital europea, ideales para una escapada inolvidable.

Sintra, Portugal

A solo 30 minutos de Lisboa, Sintra parece sacada de un cuento de hadas. Este pueblo es famoso por sus palacios de colores pastel, como el Palacio da Pena, que se alza sobre las montañas entre la neblina. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Sintra combina naturaleza exuberante con una arquitectura romántica que enamora a cada visitante.

Además de sus palacios, el pueblo cuenta con misteriosas ruinas medievales, como el Castillo dos Mouros, y jardines que parecen laberintos mágicos. Pasear por sus calles empedradas es viajar en el tiempo, descubriendo la herencia de reyes y poetas que se inspiraron en este rincón único.

Hallstatt, Austria

Aunque está a unas 3 horas de Viena, Hallstatt bien vale el viaje. Este pueblo, situado a orillas de un lago alpino y rodeado de montañas, es considerado uno de los más bonitos del mundo. Sus casitas de madera con tejados a dos aguas se reflejan en las aguas cristalinas, creando una postal inolvidable.

Hallstatt también es conocido por su historia milenaria, vinculada a la extracción de sal, y por su cementerio con una singular capilla de huesos. Con menos de 800 habitantes, este pueblo es un remanso de paz que parece detenido en el tiempo, ideal para quienes buscan desconectar y disfrutar de la naturaleza.

Colmar, Francia

Aunque no está justo al lado de París (a unas 2,5 horas en tren), Colmar es un pueblo alsaciano que parece un escenario de cuento. Con sus casas de entramado de madera y canales que le valen el apodo de "Pequeña Venecia", este rincón de Francia desprende un encanto irresistible, especialmente en Navidad, cuando sus mercados iluminan las calles.

Colmar también es la puerta de entrada a la Ruta del Vino de Alsacia, por lo que combina belleza arquitectónica con una gastronomía exquisita. Pasear por su barrio antiguo es como retroceder a la Edad Media, pero con el confort y la elegancia típicamente franceses.

Zaanse Schans, Países Bajos

A solo 20 minutos de Ámsterdam, Zaanse Schans es un pueblo-museo que conserva la esencia de la Holanda tradicional. Con sus molinos de viento aún en funcionamiento, talleres de zuecos de madera y granjas de quesos, este lugar ofrece una experiencia auténtica de la vida rural neerlandesa del siglo XVIII.

Además de ser un viaje al pasado, Zaanse Schans está rodeado de paisajes verdes y canales, perfectos para recorrer en bicicleta. Es ideal para quienes quieren conocer la cultura holandesa más allá de los canales de Ámsterdam.

Ceský Krumlov, República Checa

A unas 2,5 horas de Praga, Ceský Krumlov es un pueblo de cuento, con un imponente castillo medieval que domina el río Moldava. Su casco antiguo, Patrimonio de la Humanidad, está lleno de callejuelas adoquinadas, plazas pintorescas y edificios renacentistas que transportan a otra época.

Además de su belleza arquitectónica, el pueblo es conocido por su festival de teatro y música al aire libre, que llena de vida sus calles en verano. Pasear junto al río o subir a la torre del castillo para disfrutar de las vistas son experiencias imperdibles en este rincón mágico de Europa.