Sabrina Rodriguez: "No debería faltar vino argentino en la carta de ningún restaurante"
Inauguramos estas notas de argentinos que están en el mundo difundiendo nuestros vinos. Hoy, hablamos con la sommelier rosarina Sabrina Rodriguez, que desde Malta, habla de nuestros vinos.
Sabrina empezó a trabajar a principios del 2014 para una bodega de dueños rosarinos, ahí empezó el interés y pasión, y desde ese año hasta la fecha nunca se distanció del mundo del vino. En 2017 empezó a distribuir para la provincia de Santa Fe proyectos de pequeños productores y dando catas para diferentes bodegas.
Ella es rosarina y en el 2023 emigró a Malta a continuar capacitándose y actualmente se encuentra trabajando como sommelier en Risette, un “fine dining” dentro de Casa Ellul, un hotel dentro de los Small Luxury Hotels of the World (SLH) en La Valeta, capital de Malta.
Hablamos con ella sobre cómo es difundir el vino argentino en ese destino, sobre cómo nos ven por esos sitios y cuáles son los desafíos.
¿Cómo fue que llegaste a Malta?
Llegué por un contrato laboral. Se dio la posibilidad de que mi empleador hiciera un permiso para que pudiera residir legalmente en el país. Me encantó la idea de venir a una isla, quería un cambio y seguir capacitándome sobre vinos, mejorar el inglés, y también vivir cerca del mar, que estaba en mi lista. Así que la idea me cerraba por todos lados.
La verdad, terminar acá en particular fue muy extraño. Es un destino obviamente muy poco común para el mundo del vino. Si bien tiene algunos viñedos y bodegas, es una isla muy pequeña y aún son pocos los restaurantes que tienen sommeliers. De hecho, cuando cuento que estoy acá, la mayoría tiene que buscar en el mapa dónde está Malta, ¡cosa que hice yo en su momento también!
¿Cómo es ser sommelier en Europa?
Mi experiencia se limita un poco a lo que es trabajar en la isla y en restauración en específico. Pero, hablando más en general, lo más interesante creo que es el nuevo mundo que se abre, no sólo en cuanto a descubrir los vinos europeos y del mundo, que desde acá es más fácil acceder, sino también en la creación de maridajes con perfiles de sabores e ingredientes desconocidos porque no son comunes en nuestra cocina. Es un descubrimiento nuevo todos los días. También varía mucho según el estilo de restaurante en el que estés o el sector que elijas trabajar.
En restauración, hay que adaptarse a los protocolos propios del lugar. Se abre el abanico de posibilidades y hay que adaptarse a los gustos de clientes de distintas partes del mundo, saber interpretar qué buscan y qué recomendarles de una carta llena de opciones del mundo. Es un desafío para uno mismo como profesional en muchos aspectos, también es súper enriquecedor y divertido.
¿Qué opinan los comensales del vino argentino?
En general, nos reconocen por la alta calidad tanto del vino como de la comida. Tenemos clientes de diferentes partes del mundo, y es muy emocionante cuando ya han estado en Argentina o tienen planes de visitarla. Nos consideran un país viticultor destacado. A menudo me piden recomendaciones de bodegas o lugares para visitar durante su viaje. Estamos muy presentes entre los amantes del vino y la gastronomía.
¿Y tu opinión sobre el vino argentino?
El vino argentino es increíble, estando lejos, se extraña mucho. Aunque en esta etapa estoy probando y descubriendo vinos de distintas partes del mundo, la calidad y variedad que tenemos en Argentina es innegable. Es un camino sin fin, y eso es justamente lo interesante de nuestro país: uno nunca deja de descubrir cosas nuevas. Además, nuestros enólogos tienen otras libertades a la hora de crear y hacen que cada proyecto cuente una historia única, lo que enriquece aún más nuestro país y la experiencia de visitar o disfrutar el vino, con todo el trasfondo de cada bodega, proyecto y la pasión que caracteriza a Argentina.
¿Sigue siendo el Malbec nuestro principal “driver”?
El Malbec sigue siendo nuestro sello distintivo en el mundo. Cuando surge la conversación sobre el vino argentino, tanto entre aficionados como sommeliers, lo primero que mencionan es el Malbec. Para nosotros, está demostrado que podemos lograr cosas increíbles con todas las variedades, pero debemos seguir enalteciendo una cepa que nos representa tanto como el Malbec.
Incluso acá en la isla, al hablar con los clientes, que son mayormente turistas, veo que todavía queda mucho por recorrer. En Europa, nuestro vino es bien recibido, pero mucha gente aún no lo ha probado. Hay que seguir mostrando y también hacer hincapié en la versatilidad de estilos que tenemos a lo largo del país, así como en los perfiles que podemos lograr en cada terroir. Hablar de lo que nos distingue solo puede traer resultados positivos, fomentando el interés en descubrir más variedades y estilos, especialmente en los países donde todavía no estamos tan presentes.
Si tuvieras que elegir un cepa blanca de Argentina para promover, ¿por cuál optarías?
Obviamente, nuestra Torrontés, al igual que el Malbec, es un sello distintivo que tenemos que seguir destacando. Tiene una identidad muy marcada dentro de las variedades aromáticas y refleja la diversidad de nuestros terroirs, nos ofrece diferentes matices según la región en la que se cultiva.
Quizás soy repetitiva pero es importante que nos demos a conocer por la versatilidad que podemos lograr con nuestros vinos, en todo el país y que se descubra su potencial para enriquecer los maridajes. No debería faltar vino argentino en la carta de ningún restaurante.
¿Cuál es tu percepción sobre los nuevos consumidores?
He notado muchas diferencias desde que empecé a trabajar. Nos pasaba mucho en ferias o ventas en vinotecas que la gente venía y pedía solo Malbec. Pero, en pocos años ha cambiado un montón. No solo porque el perfil que la gente busca ha evolucionado, antes pedían muchísimo más crianza o reserva y se buscaba mucho el paso por barrica, sino también porque los consumidores ya no se limitan a comprar y pedir un varietal o estilo. Ahora, también se anotan a cursos, van a muchísimas catas, y quieren probar de todo. La gente quiere saber el proceso detrás, y muchas veces también quién es el enólogo. Hay otra inquietud en cuanto a lo que consumen; así también se tuvo que cambiar el modo de comunicación. La gente está muy informada.
¿Qué es lo primero que le contas de Argentina a la gente que atendés?
Acá es muy común que la gente te pregunte de dónde sos y quiera saber más, hay mucho tiempo para charlar así que yo feliz de hablar de mi país, puedo pasar horas (risas) Lo primero que les cuento es el país enorme que tenemos y cómo nos atraviesan todos los climas, de norte a sur. También les digo algo muy simple y conciso: “Si te gusta comer y beber bien, tenés que ir a Argentina.” A veces les muestro fotos de paisajes o bodegas. Siempre les digo que, si van, prueben otras variedades también, como Bonarda, Pinot Noir y Semillón. Me gusta que nos vean y nos tengan presentes, tenemos mucho para ofrecer.
La gente, sin duda, tiene que seguir descubriendo Argentina a través de nuestros vinos y gastronomía.