Este enigmático castillo esconde misterios, está rodeado de naturaleza y es ideal para Semana Santa

Aquellos que transitaron la Ruta Provincial 2 rumbo a la costa atlántica, al ingreso de Mar del Plata, seguro tuvieron la suerte de observar este enigmático castillo ubicado en la localidad de Castelli. Un lugar que está repleto de cuentos, historias y rodeado de naturaleza, un paseo perfecto para el fin de semana largo de Semana Santa.

Este castillo, que se levanta en el km 168 de la RP2, data de 1894 y recuerda la Belle Epoque de las estancias pampeanas o más bien parece sacado de un cuento de princesas. Se trata de "La Raquel", un pequeño castillo estilo francés que esconde murmuros que suspiran amor, tristeza, tradiciones, herencias y hasta un asesinato. Pero que además está ubicada en un hermoso lugar de la provincia de Buenos Aires.

Gracias a las recientes obras de restauración, quienes visitan La Raquel pueden disfrutar de las diferentes propuestas que ofrece la estancia. El lugar abre sus puertas para eventos sociales y corporativos e invita a vivir días de campo para degustar comida regional y conocer la historia del lugar.

El castillo de estilo francés está ubicado a la vera del río Salado y cuenta con 80 hectáreas, 40 de ellas parquizadas y diseñadas por el paisajista danés Forkel. El parque alberga unas 450 especies de árboles, destacándose una gran variedad de Eucaliptus. La propiedad además es el refugio de animales típicos de la región.

Además, en el castillo hay una granja sustentable. Dentro de la estancia hay un sector destinado a la cría de gallinas y huerta, para consumo propio y asimismo como herramienta demostrativa para trasmitir el manejo sostenible de hortalizas, asociado a la cría de gallinas, bajo lineamientos de economía circular.

La atrapante historia de Felicitas Guerrero

La estancia conserva la historia de Felicitas Guerrero, una joven con una apasionante vida que terminó en tragedia. Ella era hija de Carlos José Guerrero, y pertenecían a una poderosa y reconocida familia porteña. Su padre, fiel a las costumbres de la época, arregló el matrimonio de la joven con un adinerado amigo, Martín de Alzaga, propietario de las estancias donde hoy se ubican balnearios como Pinamar y Cariló; y con quien tuvo dos hijos.

Alzaga murió en 1870 y ella fue la heredera de unas 100.000 hectáreas en Castelli y General Madariaga.

Felicitas volvió a casarse con Anselmo Sáenz Valiente, a quien conoció cuando su coche quedo varado en el barro en una de sus visitas a la postrera en Castelli. Pero, nuevamente la tragedia llegó a la vida de la joven, los celos de Enrique Ocampo, antiguo pretendiente de la mujer, desembocaron en un drama pasional que lo llevó a asesinar a Felicitas en 1872 y luego se suicido. 

Tras el asesinato de la joven las tierras quedaron el poder de los Guerreros. Primero del padre de Felicitas, Carlos José Guerrero, y, en 1892 de su hijo Manuel quien se caso con Raquel Cárdenas. Conocido la estación, el castillo fue rebautizado Villa La Raquel en homenaje a la esposa de Manuel Guerrero. Actualmente, la administración está a cargo de una fundación de esa familia.