Este fue el auto más caro que utilizó la reina Isabel II
La reina Isabel II circulaba por las calles de Londres con un auto que, según expertos de la industria automotriz, era el segundo más caro del mundo. En este artículo te contamos por qué era tan especial.
El mundo de la realeza británica se destaca por el buen gusto y la reina Isabel II no se quedaba atrás. Con sus tan característicos trajes coloridos que, según ella, usaba para que la identificaran fácilmente, se la veía a menudo viajando en una flota de Range Rovers blindados o en un majestuoso Bentley burdeos, el cual fue su elección más elegante.
La limusina real más cara del mundo
El Bentley de la reina Isabel II cumplió un propósito similar al de la limusina Cadillac presidencial de los Estados Unidos: su trabajo consistía en transportar a la reina a cualquier lugar que necesitara ir de forma segura, rápida y cómoda.
A la luz de lo dicho anteriormente, no sorprende que el Bentley State Limousine fuera el segundo vehículo nuevo más caro del mundo ya que se estima que este modelo especial tiene un valor equivalente a 11 millones de dólares. Por fuera se parece bastante a una Bentley clásico, pero por dentro es un coche digno de la realeza británica. Fue construido específicamente para proteger a los miembros de la realeza de todo tipo de ataques inusuales y dramáticos.
Un Bentley hecho a medida para la realeza
El vehículo especial está equipado con neumáticos reforzados con Kevlar, una cabina resistente a las explosiones, además de poseer blindaje en las puertas.
El interior del coche fue diseñado de tal manera que pudiera hacerse hermético rápidamente para mantener a salvo a la reina de cualquier amenaza exterior.
Y si bien cuenta con refuerzos en seguridad y tecnología de protección, el vehículo especial de la reina no fue diseñado solo para los agentes externos sino también para su comodidad.
Cuando se ordenó la fabricación del maravilloso Bentley, la reina Isabel II pidió que la cabina contara con amplia visibilidad para que ella pudiera saludar a la multitud. Además, el compartimento de almacenamiento se hizo para acomodar sus bolsos favoritos.
Por otra parte, las puertas tienen bisagras que le facilitaban la entrada y la salida. También se construyó una cabina lo suficientemente alta como para que Isabel II no tuviera que agacharse, algo que sin duda fue particularmente útil durante su vejez.
Por último, los asientos traseros estaban decorados con lana de cordero y no había escasez de espacio para las piernas.
Con el fallecimiento de la reina Isabel II el Bentley cumplió su propósito de proteger a la reina, y si no se utiliza para transportar al nuevo rey Carlos III, es muy probable que se retire de la flota real.