La atracción física en la pareja tiene un tiempo: cuánto dura y cómo prolongarla
La atracción física tiene su ciclo, pero no está condenada a desaparecer. Aliméntala de esta manera para que renazca la chispa del principio.
Según el psicólogo Luis Ramírez, la etapa conocida como “luna de miel” es necesaria en los primeros años de una relación. Durante este período, el cerebro produce altos niveles de dopamina y oxitocina, neurotransmisores asociados al placer y al apego.
Estas sustancias generan esa sensación de euforia y conexión profunda que caracteriza los comienzos de la pareja. Sin embargo, esta fase no es eterna. Entre uno y tres años después, los niveles de estas sustancias comienzan a estabilizarse, lo que reduce la intensidad de la atracción física.
Una vez que pasa el tiempo, no implica que la relación esté condenada. Al contrario, es una oportunidad para fortalecer otros aspectos del vínculo. Mantener viva la atracción física requiere esfuerzo y creatividad. Evitar la monotonía es esencial para que la chispa inicial no se pierda. Las rutinas, aunque necesarias en ciertos aspectos de la vida diaria, erosionan la conexión física y emocional entre las parejas si no se equilibran con momentos de novedad y sorpresa.
Compartir nuevas experiencias es una forma de reavivar la atracción. Realizar actividades distintas, como practicar un deporte juntos, viajar a un lugar desconocido o aprender algo nuevo, fomenta la complicidad. Estas vivencias generan adrenalina, un químico que, al igual que la dopamina, refuerza la atracción y crea recuerdos positivos que fortalecen el vínculo.
El contacto físico es otro pilar importante. Abrazos, caricias y gestos de afecto mantienen el cuerpo conectado al otro, estimulan la producción de oxitocina. Este químico, conocido como la “hormona del amor”, refuerza la conexión emocional y reduce el estrés, y crean un ambiente propicio para la atracción física. Aunque parezca un detalle menor, pequeños actos como tomarse de las manos o mirarse a los ojos durante una conversación son fundamentales para mantener viva esa chispa inicial.
El cuidado personal no se debe dejar de lado. Sentirse bien con uno mismo repercute en cómo nos percibe nuestra pareja. Esto no se limita al aspecto exterior, sino también a la salud emocional y mental. Practicar actividades que promuevan el bienestar, como el ejercicio, una alimentación balanceada y el desarrollo de intereses personales, no solo beneficia al individuo, sino que también impacta positivamente en la relación.