Dos liberales, en serio, le aconsejan a Javier Milei dejar flotar el tipo de cambio
Miembros liberales del influyente Instituto CATO advierten a Milei sobre la inconsistencia del sistema cambiario y explican por qué debe dejar flotar el peso.

El presidente Javier Milei logró dejar atrás las turbulencias cambiarias, gracias al apoyo de administración Trump y organismos multilaterales, pero analistas le recomiendan dejar flotar el dólar.
En los últimos días, en consonancia con los vaivenes cambiarios y financieros que viene experimentando el mercado local, aparecieron varios referentes liberales a nivel mundial aconsejando al presidente Javier Milei cómo salir del atolladero en el que se metió tras la derrota legislativa en Buenos Aires.
Por un lado, el académico Ian Vásquez (miembro de Cato Institute, Mont Pèlerin Society, entre otras entidades) consideró que en la práctica, lo que tiene Argentina hoy es parecido a un tipo de cambio fijo pero ajustable, la peor de las opciones disponibles.
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Su colega Lorenzo Bernaldo de Quirós (miembro de Cato Institute, Fundación Internacional para la Libertad, etc.) también señaló que las reformas positivas del gobierno de Milei se han visto acompañadas de un sistema de tipo cambio fijo pero ajustable, que no sólo es inconsistente con la filosofía del líder argentino, sino que es una fuente peligrosa y potencial de inestabilidad. ¿Qué más dijeron?
Vásquez, a través del diario peruano El Comercio, luego de describir los acontecimientos posteriores a las elecciones bonaerenses, opinó que “la mayor amenaza a la estabilidad económica argentina sigue siendo la posibilidad de que el peronismo se fortalezca; que el compromiso de Milei con las reformas económicas de largo alcance sigue siendo creíble; y que es hora de dejar que el peso argentino flote libremente”.
Relata el accionar de la oposición en el Congreso con miras a las elecciones de octubre y el impacto de los audios que sugieren corrupción oficial en la cúpula.
Incertidumbre y tipo de cambio
“Milei lo niega y, mientras se está investigando, es difícil evaluar qué ha sucedido. Pero eso también ha generado cierta incertidumbre, impactando al peso y al partido de Milei”, señala Vásquez al tiempo que considera que lo positivo es que, a escala nacional, Milei sigue teniendo una ventaja notable y que sus logros reformistas siguen limitando el daño que intenta causar el peronismo, pero no lo minimiza, por tal motivo aconseja que “es necesario que se libere el tipo de cambio”.
Explica que el gobierno de Milei decidió estabilizar la economía antes de abrirla al mundo, así en poco tiempo, bajó la inflación, incrementado el crecimiento y reducido la pobreza, mientras el peso fluctúa entre dos bandas establecidas por el gobierno, algo que requiere que de vez en cuando intervenga en el mercado para apoyar la moneda.
“El problema es que ese sistema hace que la economía sea más vulnerable a la especulación e incrementa el riesgo de una crisis cambiaria, poniendo en peligro la agenda reformista de Milei. En la práctica, lo que tiene Argentina hoy es parecido a un tipo de cambio fijo pero ajustable, la peor de las opciones disponibles”, afirma Vásquez.
En tal sentido, profundiza que, en ese sistema, si se genera alguna duda acerca del valor de la moneda, el banco central se compromete a defenderla con sus reservas limitadas, lo que crea incentivos perversos para apostar contra la moneda porque es una apuesta segura.
El banco central comprará la moneda local a un precio por encima del valor del mercado, hasta que se le acaben las reservas y, repentinamente, se desplome la moneda, sentencia y pone como ejemplos históricos de países que han abierto sus economías y mantenido un tipo de cambio fijo pero ajustable a la crisis asiática de 1997-98, el Tequilazo mexicano (1994-95) y Chile a principios de los ochenta.
Mercado libre
Sostiene que es “mucho mejor un sistema de tipo de cambio acorde con los principios de mercado libre como aconsejaba el premio Nobel Milton Friedman: o completamente flotante o completamente fijo como la dolarización. Él observó que bajo sistemas flotantes no puede haber crisis de tipo de cambio porque la moneda se ajusta continuamente y desincentiva cambios abruptos”.
“Friedman nos recordó que no es viable mantener las tres siguientes políticas de manera simultánea: un flujo libre de capitales, un tipo de cambio fijo y una política monetaria independiente. Ahora que Argentina empezó a levantar su cepo, no puede considerarse una excepción a esta regla económica”, concluyó.
Por su parte Bernaldo de Quirós, señaló a través de una publicación española que Argentina debería adoptar un sistema de tipo de cambio flotante, sin intervención del banco central, sobre todo por la incertidumbre político-electoral reinante en el país.
“Si el presidente Milei no consigue unos buenos resultados en las próximas elecciones legislativas de octubre, su capacidad de avanzar en la aplicación de su programa se complicará de manera significativa.
Liberales y tipo de cambio
En este contexto, la flotación aparte de ser conveniente sería un instrumento muy útil para no poner en riesgo los logros macroeconómicos alcanzados hasta la fecha”, escribió en Vozpópuli.
Allí el economista liberal señala que la política cambiaria de un sistema de tipo de cambio fijo pero ajustable, como enseña la teoría económica y avala la evidencia empírica, constituye un peligroso y potencial foco de inestabilidad. “Esa aparente mezcla de fijeza y flexibilidad es precisamente el punto débil de ese sistema”, afirma y explica que cuando un gobierno intenta mantener un tipo de cambio fijo-ajustable, genera incentivos perversos.
Si los mercados perciben que la moneda está sobrevalorada, se crean expectativas de devaluación, lo que incita a los especuladores y a los propios ciudadanos a sacar sus capitales del país para evitar pérdidas, entonces, para defender el tipo de cambio, el banco central debe usar sus reservas internacionales, pero estas son finitas.
“La situación se agrava aún más en el supuesto de que un país en el que aquellas son escasas, caso argentino, lo que le hace muy vulnerable a los potenciales embates de los especuladores”. También recurre a la experiencia histórica señalando que el mundo está plagado de ejemplos de sistemas cambiarios, como el instaurado en la Argentina, que fueron destruidos por la especulación.
Experiencias y antecedentes
Esto sucedió con el Mecanismo de Tipos de Cambio del Sistema Monetario Europeo (SME) que sufrió un imponente ataque especulativo en 1992 por parte de fondos de cobertura, donde la libra esterlina y la lira italiana fueron objeto de venta masiva y los bancos centrales del Reino Unido y de Italia intentaron defender sus divisas con subas de tasas de interés y el uso de sus reservas, pero la presión fue insostenible, y al final, tuvieron que dejar flotar sus monedas.
“De manera similar, las crisis del peso mexicano de 1994 y la asiática de 1997 fueron precipitadas por el colapso de modelos cambiarios como el descrito. En todos estos casos, la percepción de que las monedas estaban sobrevaloradas y las reservas no eran suficientes para mantener el tipo de cambio desató una fuga de capitales que obligó a devaluaciones caóticas y provocó pérdidas económicas profundas”, recuerda.
Por ello, ante las lecciones ofrecidas por la experiencia, sostiene que Argentina debería adoptar un sistema de tipo de cambio flotante, donde el valor del peso sería el establecido por la oferta y la demanda en el mercado de divisas, sin intervención del banco central, lo que traería consigo una serie de beneficios cruciales para la economía.
Para justificar su consejo detalla cinco razones a favor de un sistema de tipos flotantes en Argentina: por un lado, es una especie de amortiguador automático frente a shocks externos o cambios en las condiciones económicas internas (una caída en los precios de las exportaciones); evita la acumulación de desequilibrios y presiones que suelen derivar en devaluaciones masivas y crisis; el BCRA recupera el control sobre su política monetaria, lo que le permitiría centrarse en su principal objetivo: controlar la inflación, y en lugar de usar las tasas de interés y las reservas para defender el dólar; también es la señal más clara de que el gobierno confía en que su plan de saneamiento fiscal y monetario es sostenible a largo plazo; y por último, al no haber un valor fijo de la divisa a mantener hace que sea muy difícil identificar una debilidad específica para ser explotada por los especuladores, en consecuencia, éstos tienen menos incentivos a actuar porque, entre otras cosas, se elimina la posibilidad de que las reservas se agoten.
“Si Milei no consigue buenos resultados en las elecciones legislativas de octubre, su capacidad de avanzar en la aplicación de su programa se complicará de manera significativa, en este contexto, la flotación aparte de ser conveniente por lo apuntado sería un instrumento muy útil para no poner en riesgo los logros macroeconómicos alcanzados hasta la fecha”, afirmó.