Creó una app que transforma la industria con IA y desde Mendoza la lleva al mundo
Camila de Amoriza, oriunda de San Martín, ideó WeAreGinkgo, que desarrolla soluciones de inteligencia artificial y digitalización para pymes industriales.

Camila de Amoriza es oriunda de San Martín y creó WeAreWinko, una consultora que combina la inteligencia artificial y la industria.
Rodrigo D'Angelo / MDZAunque apenas tiene 28 años, un largo camino emprendedor atravesado por la industria y la tecnología desembocó para Camila de Amoriza, joven oriunda de San Martín, en la creación de WeAreGinkgo, una consultora tecnológica que desarrolla soluciones de inteligencia artificial y digitalización para pymes industriales, que ya ha logrado penetrar en distintas partes del país y que pronto comenzará a internacionalizarse.
La industria manufacturera representa el 16,3 % del PBI argentino, y más del 70 % de las empresas del sector son pymes. Sin embargo, el 75 % de estas aún no ha avanzado en procesos de digitalización. Esto las vuelve menos competitivas, especialmente en un contexto donde aumentar la eficiencia y reducir costos es clave para sostener el empleo y el crecimiento.
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Esa fue la problemática que identificó Camila junto a su equipo y por lo que desarrolló esta consultora que funciona como un “departamento de innovación tercerizado” que permite desde automatización de procesos, gestión de stock con inteligencia artificial y dashboards personalizados, hasta cotizadores inteligentes para agencias de viajes.
De todo eso, de su historia como emprendedora, los desafíos para emprender en tecnología y mucho temas más fue de lo que habló Camila de Amoriza en su entrevista con MDZ.
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-¿De qué se trata We are Ginkgo?
-Lo fundamos con mi socio este año y, si bien venimos trabajando en tecnología hace varios años, vimos que había una gran necesidad de tecnología en la parte industrial argentina. Eso acompañado a varios desafíos económicos que nos han llevado a la industria a pensar en optimizar procesos, en aplicar tecnología para ser más competitivos. Así así nació un poco Ginkgo.
-¿Con qué industrias trabajan y qué servicios ofrecen?
-Ginkgo tiene servicios que son transversales a cualquier industria, porque básicamente lo que hacemos es optimizar procesos y aplicar tecnología para volver esos procesos más eficientes, pero hoy en la industria en la que más estamos trabajando es manufacturera, logística, real estate, fábricas en todo el país.
-Vos sos oriunda de la zona Este, de San Martín, ¿cómo fue este proceso de desarrollar esta app con alcance nacional desde “interior del interior” y una zona muy productiva?
-En parte es un poco de la historia de cómo nace Ginkgo. Trabajo en tecnología hace un montón de años, desde que estudiaba, y siempre desde San Martín pensando que a veces cuesta un poco salir a buscar el conocimiento, salir a buscar las oportunidades. Desde chica siempre estuve pensando qué puedo hacer para compartir con mis amigos, con mis compañeros del colegio, con mis compañeros de la universidad, que son también del Este de Mendoza, en cómo compartir todo lo que he visto y aprendido en el mundo sobre tecnología.
Desde chica hice un montón de cosas, trabajé en un voluntariado para capacitar jóvenes, trabajé en una cámara industrial de San Martín, que la lideré hasta hace unos meses, y ahí comenzó toda mi investigación y mi descubrimiento del área industrial. Siempre mi afán fue desarrollar herramientas para volver al empresario sanmartiniano más competitivo y más conectado con las áreas metropolitanas, que a veces cuesta un poco. Son 40 kilómetros nada más de diferencia, pero cuesta un poco que el networking llegue a San Martín, cuesta un poco que las oportunidades se den. Hay que salir a buscarlas, pero también creo que hay que ser responsables con la ciudadanía y generar oportunidades que podamos llevarlas hacia fuera de las áreas metropolitanas.
-¿Cómo llegaste a la tecnología?
-Fue como a los 19 años que participé en un hackatón. Estaba atravesando una etapa por la que creo que pasamos todos en la adolescencia, postsecundaria, de pensar hacia dónde quería ir, qué quería hacer. En ese momento estudiaba psicología, nada que ver con lo que hago ahora, pero me gustaban los negocios y la tecnología.
Estaba ahí intentando buscar hacia dónde ir y fui a un hackatón, que es un evento de un fin de semana donde se buscan desarrollar soluciones tecnológicas, y ahí me quedé enamorada de la tecnología.
Así que terminé cambiándome de carrera y empecé a estudiar administración de empresas. A la vez empecé a estudiar programación, a aprender a usar herramientas para desarrollo y me introduje mucho en el mundo de la experiencia de usuario.
-¿Qué desafíos encontraste al emprender en el mundo tecnológico e industrial?
-Desde Argentina, varios desafíos. Creo que algunos son propios de ir aprendiendo a emprender y ir topándote con con nuevos desafíos que a veces parecen simples y se vuelven más complejos. Creo que hay desafíos que son propios del camino y después hay otros que tienen que ver con mucho sesgo, con falta de información, de conocimiento. Si bien en Argentina hoy los industriales sabemos que necesitamos de la tecnología, todavía no sabemos cómo. Desde Ginkgo sí sabemos, pero a los industriales a veces les cuesta entender el cómo.
-¿Cómo se hace para romper los esquemas de los industriales y hacer que acepten la tecnología?
-Ahora hay un desafío económico muy importante para los industriales que es la apertura de las importaciones, que al industrial lo obliga a ser mucho más eficiente y cuidadoso en cuanto a sus costos para poder ser competitivo.
Pero anterior a esto que está sucediendo ahora, la conversación siempre es: “Sí, queremos aplicar tecnología, pero ¿cómo nos va a favorecer esto?”. Cuesta entender qué ganan con esto o haciendo esta inversión. Por eso es que no es fácil aplicar tecnología.
Hoy hay muchas empresas que llegan a Ginkgo sabiendo que necesitan aplicar tecnología pero no cómo. Justamente por esto, hay una etapa previa en la que hay que revisar procesos y los objetivos de la empresa, hay que ver hacia dónde va la planificación económica de la empresa y a partir de ahí usar la tecnología como una herramienta para eso.
-¿Lo pueden aplicar a cualquier industria?
-Sí, a cualquier industria.
-Están también buscando salir al mundo, ¿cómo es insertarse en un mercado tan competitivo como el de Estados Unidos?
-Tenemos planes para el año que viene de poder estar totalmente instalados en Estados Unidos, ya es un camino que empezamos. La razón principal por la que empezamos ese desafío es también para nutrirnos de soluciones que hay fuera de Argentina, para poder traérselas a nuestros clientes.
-¿Cómo fue arrancar a emprender en el contexto macroeconómico argentino?
-Es desafiante, pero creo que no fue tan complejo para nosotros porque ya veníamos de otros emprendimientos, de haber cometido un montón de errores, de haber aprendido de eso. Así que creo queGinkgo ha crecido lo que ha crecido en tan poco tiempo porque sí empezamos con una idea muy clara de lo que queríamos lograr.
-¿Cómo fue ese proceso hasta llegar a Ginkgo, esos errores?
-Soy una emprendedora empedernida, siempre quiero emprender en algo. Desde chica he hecho un montón de cosas, tuve una marca de bikinis, tuve una agencia de desarrollo web, que un poco esa agencia fue mutando y fue escalando a lo que hoy es Ginkgo, que tenemos servicios mucho más complejos y transversales a la tecnología, pero también fue parte de mi experiencia previa como emprendedora.
Hoy me siento más cómoda emprendiendo, pero no porque tenga las cosas súper claras, sino porque he cometido un montón de errores.
-¿Qué qué perspectiva ves en la aplicación de la tecnología en las industrias?
-Desde Ginkgo desarrollamos inteligencia artificial y hay toda una discusión alrededor de eso. Creo que todos sabemos que es una herramienta útil, pero también hay mucho desconocimiento, incertidumbre y hasta miedos. Siempre me gusta hablar de un libro que se llama “The Work of Nations”, que escribió Robert Reich, un economista estadounidense, que habla de que los trabajadores se dividen en tres grandes grupos. Los trabajadores que tienen tareas analíticas, los que hacen tareas repetitivas y los que hacen trabajos en persona, como maestros, coaches y demás.
Con la tecnología y la inteligencia artificial no creemos que se va a reemplazar al ser humano, pero sí creemos que va a reemplazar algunas tareas que hace hoy el ser humano como estos trabajos que están muy ligados a tareas repetitivas. Pongo ejemplos muy simples, hoy hay personas en el área administrativa, en empresas muy grandes que en la oficina lo que hacen todo el día es generar facturas, que es una tarea repetitiva que no agrega más valor a la empresa. Hoy la tecnología va a reemplazar esas tareas. Pero también es una discusión mucho más amplia, creo que es una responsabilidad de quienes hoy generamos puestos de trabajo capacitar a nuestros empleados o a nuestros colaboradores para que puedan aportar otro tipo de valor en la empresa.
-¿Qué tan cerca crees que hoy está Argentina de ese futuro?
-Creo que está muy cerca, sobre todo porque es necesario.
-Mencionabas que es una responsabilidad de capacitar a los trabajadores para que puedan dar valor agregado, ¿cuáles son esas funciones?
-Tareas analíticas, poder enseñarle a las personas que tenemos haciendo tareas repetitivas dentro de la empresa a utilizar la tecnología para que ellos mismos puedan desarrollarla a favor de la empresa, a favor de la optimización de los procesos de la empresa. Creo que por ahí es es hacia donde tenemos que ir.
-¿Está preparada Mendoza o San Martín desde lo educativo para formar en tecnología?
-Creo que hay una realidad que es que la tecnología avanza mucho más rápido de lo que podemos entenderla. Eso es diferente en diferentes áreas, edades y, de hecho, lo que pasa hoy con los jóvenes es que algunos estamos muy ligados a trabajos en tecnología, pero otros estamos totalmente desligados. Que en la diaria no utilicemos tecnología hace que cada vez estemos más desinformados. Pero es como todo aprendizaje y cómo queramos verlo: si queremos verlo como una herramienta para crecer o avanzar como humanidad, lo podemos usar así; si lo vemos como una amenaza, va a ser una amenaza.