las promesas de trump

El execonomista jefe del FMI analiza la “Trumpnomics”

Olivier Blanchard, uno de los académicos más prestigiosos a nivel mundial, se ocupó de analizar la agenda económica propuesta por Donald Trump. Llegó a algunas conclusiones controvertidas.

Jorge Herrera
Jorge Herrera martes, 21 de enero de 2025 · 07:00 hs
El execonomista jefe del FMI analiza la “Trumpnomics”
Foto: EFE

Desde que Donald Trump fue electo presidente de EE.UU. mucho se ha hablado y debatido, incluso especulado, sobre qué es y cómo será el Trump 2.0. Sin embargo, uno de las voces más prestigiosas en el mundo académico y profesional, el economista francés Olivier Blanchard, que fuera el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) durante la crisis financiera global 2008/09, tras analizar las propuestas de campaña del líder republicano parece haberle bajado algunos decibeles a la probable agenda económica.

Durante un seminario de PIIE Insider, Blanchard consideró que el poder institucional con el que asume Trump -control de ambas cámaras del Congreso y de la Corte Suprema-, no visto ni siquiera en los años 30 con Roosevelt, le permitirá implementar su agenda económica que por lo conocido ha sido claro acerca de sus intenciones: aranceles para proteger a EE.UU., recortes de impuestos para ayudar a las empresas y la expulsión de inmigrantes no autorizados. Veamos qué dijo Blanchard de la supuesta Trumpnomics quien arriesgó que el público se sentirá decepcionado por los resultados, pero presagió que el resultado no será la catástrofe económica que advierten sus críticos, a menos que obligue a la Reserva Federal (Fed) a hacer lo que el líder republicano le ordene, en cuyo caso no hay nada que hacer. ¿Qué explicó?

En el caso de los aranceles: Trump prometió aplicar aranceles a las importaciones y a pesar de que algunos sostienen que podría utilizar esto como una táctica inicial en una negociación y dar marcha atrás si consigue lo que quiere, Blanchard es escéptico. “Los efectos iniciales pueden funcionar en gran medida como Trump espera: las importaciones de EE.UU. caerán, los ingresos arancelarios aumentarán (aunque no tanto como él predice, precisamente porque la base impositiva, es decir, las importaciones, disminuirá) y el déficit comercial del país disminuirá”, explicó, pero advirtió que esto será sólo el comienzo de la historia.

“Supongamos, en primer lugar, que no hay represalias arancelarias por parte de China o Europa, a medida que la demanda estadounidense se desplaza de los bienes extranjeros a los nacionales, una mayor demanda de bienes nacionales en una economía que ya está en pleno empleo ejercerá una presión al alza sobre los precios, y esa presión obligará a la Fed a aumentar las tasas de interés para mantener la inflación bajo control. Entonces, debido tanto a las tasas más altas como a una mejor balanza comercial, el dólar se fortalecerá, justo lo contrario de lo que Trump desea. Las exportaciones de EE.UU. sufrirán y el déficit comercial no mejorará mucho, si es que mejora”, argumentó. Sin embargo, si hubiera represalias chinas y europeas, entonces, probablemente modificarán la historia, pero no para mejor, ya que los exportadores estadounidenses sufrirán más y la balanza comercial puede no mejorar en absoluto.

“En términos netos, la disminución de las importaciones y las exportaciones puede conducir a una menor actividad económica en lugar de aumentarla, incluso en ese caso, los aranceles seguirán provocando una mayor inflación y tasas de interés más altas, lo que dejará a la administración Trump con poco que mostrar a raíz del aumento de los aranceles”. Por eso Blanchard se plantea ¿qué hará Trump con el descontento de los exportadores, la escasa mejora (si es que hay alguna) del déficit comercial, la probable mayor inflación y un dólar más fuerte? “Sería propio de Trump redoblar los esfuerzos, pero es probable que la oposición de los exportadores y los efectos inflacionarios de la imposición de nuevos aranceles le disuadan de hacerlo, tampoco es probable que dé marcha atrás y reduzca los aranceles. Por lo tanto, el escenario más probable es que los aranceles se mantengan. De ser así, las buenas noticias iniciales en los frentes comercial y de producción, que tal vez duren hasta las elecciones de mitad de mandato de 2026, luego se desvanecerán, dejando solo los efectos adversos habituales de un menor comercio, es decir, un menor uso de la ventaja comparativa”, pronosticó.

En el caso de los impuestos: Trump prometió extender los recortes impositivos promulgados en 2017, algo que es muy probable que suceda. Además, en diferentes ocasiones ha sugerido que los beneficios de la Seguridad Social y las propinas pasen a ser totalmente no tributables, que se aumenten las deducciones impositivas estatales y locales y que la tasa impositiva corporativa, que se redujo del 35% al 21% en 2017, se reduzca aún más al 15% para las empresas manufactureras. “Sin embargo, es posible que varios republicanos conservadores de la Cámara de Representantes se opongan a estas medidas adicionales, lo que conducirá a un paquete fiscal más pequeño, pero aún sustancial”.

Blanchard considera que cualquier debate sobre los planes fiscales debe partir del hecho de que el déficit presupuestario federal ya es extremadamente grande, y la relación entre la deuda federal y el PBI es del 100%, el déficit ronda el 6,5% del PBI y el déficit primario es de alrededor del 3,5%. “Si se dejara que expiren los recortes impositivos de 2017, eso reduciría el déficit en aproximadamente un 1% del PBI en 2025, pero incluso bajo este supuesto, las previsiones de la Oficina de Presupuesto del Congreso eran de déficit primarios de alrededor del 3% hasta donde alcanzaba la vista. “Las medidas que Trump está considerando aumentarían esa cifra en aproximadamente un 1% a 2%, lo que llevaría a un déficit primario sostenido del 4% al 5% y a un rápido aumento del coeficiente de deuda. Si la tasa de interés y la tasa de crecimiento fueran aproximadamente iguales, lo que parece una hipótesis razonable, esto implicaría un ajuste del déficit primario del 4% al 5% del PBI, o equivalentemente, del 16% al 20% del presupuesto federal, para estabilizar el coeficiente de deuda. Se trata de una cifra extremadamente elevada y no hay motivos para pensar que los recortes de las tasas impositivas corporativas, incluso si impulsaran la inversión y el crecimiento potencial, reducirían sustancialmente el déficit en los próximos años”, sostuvo

En cuanto al tema de la inmigración: Trump prometió deportar a los inmigrantes no autorizados. Se calcula que son unos 11 millones y se habla de deportar a alrededor de un millón al año. Teniendo en cuenta que el empleo total en EE.UU. es de unos 160 millones de personas, “sí deportara a un millón de inmigrantes al año, reduciría el empleo en un 0,5% anual, con una disminución total final del 5%. Las vacantes de empleo aumentarían y se mantendrían altas, al igual que la relación entre vacantes y trabajadores desempleados, lo que generaría presiones inflacionarias sostenidas. La Fed respondería subiendo las tasas de interés, lo que provocaría una apreciación del tipo de cambio, otra vez, no lo que Trump espera”, presagió y agregó que “esto no sucederá, dada la magnitud de las cifras en este escenario. Los empleadores descontentos, especialmente en la agricultura, la construcción y los restaurantes, rápidamente se manifestarían lo suficiente como para frenar el ritmo de las deportaciones. La inflación, que también ha demostrado ser extremadamente costosa políticamente, probablemente haría que Trump lo pensara dos veces. Por lo tanto, hay que suponer que las deportaciones, si bien ocurrirán, serán en gran medida simbólicas y afectarán a decenas o cientos de miles de personas en lugar de millones. En la medida en que se produzcan, conducirán a inflación y tasas de interés más altas, y a un posible conflicto con la Fed”.

Probables efectos del Trump 2.0: si Trump aplicara todas las medidas que ha sugerido, la pregunta sería cuántos años tardarían los inversores en cuestionar la condición de bonos del Tesoro de EE.UU. libres de riesgo. “Nadie sabe con certeza si ese cuestionamiento comenzaría durante su presidencia o después, si así fuera, y los inversores comenzaran a descontar una prima de riesgo, probablemente conduciría a una política fiscal más responsable; y dejando de lado esta cuestión del riesgo, lo que es probable, sin embargo, es que una mayor expansión fiscal, partiendo de una economía cercana al pleno empleo, conduzca a inflación y, por implicación, a tasas de política monetaria más altas de la Fed y a un dólar más fuerte.

Una vez más, este escenario desencadenaría un posible conflicto con la Fed”. Por eso Blanchard destaca que, tal vez la cuestión más crucial sea qué hará la Fed: si se atiene a su mandato, obstaculizará algunas de las esperanzas de Trump en el uso de aranceles, deportaciones y recortes de impuestos. Tendrá que limitar el sobrecalentamiento económico, aumentar las tasas y hacer que el dólar se aprecie. Entonces, la gran pregunta es, si Trump puede obligar a la Fed a abandonar su mandato y mantener bajas las tasas de interés ante una mayor inflación.

Blanchard recuerda que en enero de 2026 se abrirá un puesto en la junta de la Fed y Trump podría tratar de nombrar a un miembro más dócil para el puesto, si este es el caso y la junta acepta (lo cual es poco probable), el resultado serán tasas bajas, sobrecalentamiento y mayor inflación. “Dada la impopularidad de la alta inflación, por no mencionar la reacción de los mercados financieros a la pérdida de independencia de la Fed, esta perspectiva puede ser suficiente para que Trump dude en adoptar esta opción”. Sin entrar en otros temas como la desregulación (especialmente del sistema financiero), la política energética, la libertad de acción para la industria de las criptomonedas y los efectos de una mayor incertidumbre económica sobre la inversión y el consumo, Blanchard resumió sus predicciones en que: la economía de Trump puede parecer buena durante un tiempo, con un fuerte crecimiento (a pesar de las percepciones de los votantes en las últimas elecciones, la administración Biden le ha dejado a la administración Trump una economía estadounidense fuerte, un regalo precioso en este contexto). Predecir una catástrofe inmediata o un desplome del mercado de valores, como hicieron algunos en 2016, es imprudente. Pero los efectos positivos iniciales probablemente se esfumarán y posiblemente se revertirán, tal vez antes de que termine el mandato de Trump.

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