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El enorme y peligroso ajuste que Javier Milei tiene preparado para las provincias

Tras el fracaso de la ley ómnibus en Diputados, la prioridad en la agenda con las provincias pasa por la distribución de recursos, y el Gobierno busca que los gobernadores hagan el ajuste.
El presidente Javier Milei está decidido a cortar las transferencias discrecionales a las provincias pero la pulseada no será fácil.
El presidente Javier Milei está decidido a cortar las transferencias discrecionales a las provincias pero la pulseada no será fácil.

El presidente Javier Milei  prepara para la próxima semana un contragolpe a dos bandas. Por un lado, confirmará que en enero logró el primer mes completo de equilibrio fiscal, inaugurando lo que descarta será el primer año desde la salida de la convertibilidad de superávit entre ingresos y gastos. Por otro lado, y vinculado a lo anterior, el presidente dará en horas una orden temeraria para las provincias: suspenderá hasta nuevo aviso las transferencias discrecionales, con lo que pondrá a los gobernadores ante la obligatoriedad de avanzar en un ajuste en sus propias comarcas.

En los números que el jefe de Estado recibió en las últimas horas en Israel desde el Ministerio de Economía que conduce Luis "Toto" Caputo, la confirmación que con esta medida restrictiva y limitante en el giro de fondos a los gobernadores, especialmente a los calificados con una triple X por haber bombardeado su proyecto de ley "Bases", febrero podría no sólo mostrar un equilibrio entre recaudación y gastos, sino avanzar en un ahorro de dinero.

Y de paso, mostrarles a las provincias que está dispuesto a llevar hasta las últimas consecuencias no sólo su política fiscal, sino su amenaza sobre las grandes tormentas sobre las provincias que caerían sobre sus cuentas regionales si no se acompañaba la fallida ley.

Javier Milei busca alinear a la tropa propia después del fracaso de la sesión en Diputados por la ley ómnibus. 

Dentro del Gabinete nadie sabe aún si esta posición dura, combativa y provocadora, se mantendrá en el tiempo a la par del congelamiento de la relación entre el Ejecutivo y el Congreso. O si es una estrategia para mostrar armas de combate para volver a batallar por una nueva oportunidad en la relación entre Milei y "la casta".

Mientras tanto, el presidente y Caputo piensan ya cerrar el primer trimestre del año en tiempo y forma con lo pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tanto en lo fiscal primario (probablemente leve superávit), sino sin emisión monetaria de importancia y con reservas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) en crecimiento.

El juego del FMI

Descarta el presidente que para abril recibirá el visto bueno del organismo que maneja Kristalina Georgieva para los números y porcentajes pactados para el primer tramo del 2024 y, en consecuencia, los aproximadamente U$S 2.600 millones que en marzo deberían liquidarse al organismo.

Para ese tiempo deberían estar ya ingresando los dólares sojeros y mostrar una evolución inflacionaria bajo cierto control, y con índices redondeando el campo de los dos dígitos. Si todo esto se diera, creen en el Gobierno que será el tiempo de comenzar a mostrar resultados, y recién ahí reiniciar la relación con los diputados, senadores, gobernadores y políticos varios. "Pero en ganador", como se le escuchó decir al presidente en tierras santas.

Hasta ese momento, en cuanto a lo fiscal habrá problemas para las provincias. Milei y Caputo insisten ante quien quiera oírlos, que en enero hubo una contracción importante en el giro de fondos a los gobernadores, pero que estos continuaron fluyendo, pese a la promesa del presidente de cortar con los envíos fuera de lo presupuestado y coparticipado.

Tal como informó ayer MDZ y según los datos publicados por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) que dirige Nadín Argañaraz, en enero, las transferencias totales automáticas a provincias y CABA habrían terminado cayendo un 11% real interanual, registrando el menor valor real para enero de los últimos nueve años.

El ministro Luis "Toto" Caputo le muestra números positivos al presidente y dice que el ordenamiento de las cuentas públicas está en el camino correcto.

Esto quiere decir que, si bien se aplicó en el primer mes del año un ajuste en las transferencias automáticas, éstas continuaron existiendo. Para el informe, en enero de 2024 el Gobierno nacional envió al consolidado de provincias más CABA $2.290.000 millones ($2,29 billones) en concepto de coparticipación, leyes complementarias y compensaciones. Descontando el proceso inflacionario del período (inflación mensual del 20% en enero), esto se traduciría en una caída real del 11,1%. Respecto a la estimación realizada por IARAF con datos al día 29 del mes, la diferencia es de 1,1 puntos porcentuales.

Esta caída es explicada principalmente por el mal desempeño en la recaudación del impuesto a las Ganancias (-39% real interanual). La recaudación de IVA, luego de la caída de diciembre, volvió a crecer en términos interanuales, con un incremento del 15% real.

Transferencias

Teniendo una perspectiva de los últimos nueve años, el monto de las transferencias automáticas reales totales de enero, de confirmarse la inflación supuesta del 20% mensual, sería el peor enero de los últimos nueve años.

Para peor, menciona también el trabajo de IARAF, no le fue mejor a las provincias en cuanto a la obligatoria coparticipación. En este ítem, en enero pasado el Gobierno nacional envió al consolidado de provincias más CABA $2.193.000 millones ($2,193 billones) frente a $676.000 millones enviados durante igual período del año anterior.

Es decir, se observó una variación nominal del 224%. Descontando el proceso inflacionario del período, esto se traduciría en una caída real del orden del 8%. Con mayores pérdidas en la provincia de Buenos Aires y menores en la Ciudad de Buenos Aires.

En síntesis, en el primer mes de gestión completa de Milei, las provincias perdieron 8% de ingresos por coparticipación, y 15% en cuanto a las transferencias automáticas. Pensar en qué sucedería si además estas últimas desaparecieran, anticipa el pánico de los gobernadores. Si Milei decidiera ahora congelar hasta nuevo aviso estos envíos, las provincias como un todo deberían aplicar un ajuste fenomenal cercano al 2% del PBI anualizado, lo que implicaría un ajuste de las mismas dimensiones en las administraciones provinciales.

Si se tiene en cuenta que la promesa firmada ante el FMI es de un ajuste total de 5% de las cuentas públicas nacionales, las provincias deberían ejecutar casi el 45% de ese gasto. Es la venganza que Milei tiene preparada para el caso que decidiera llevar el desierto fiscal de transferencias automáticas a las provincias de febrero y marzo más allá en el tiempo. Salvo, obviamente, que los gobernadores quieran negociar.