Economía en crisis

Javier Milei, satisfecho con la inflación de enero, mientras Luis Caputo mira al FMI

El Gobierno observa con entusiasmo el resultado de la inflación de enero pero el verdadero partido se juega en la relación con el FMI y cómo sigue el acuerdo de Facilidades Extendidas.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño jueves, 15 de febrero de 2024 · 07:00 hs
Javier Milei, satisfecho con la inflación de enero, mientras Luis Caputo mira al FMI
El presidente Javier Milei, conforme con el dato de inflación de enero, pero debe rezarle a las fuerzas del Cielo para que la situación económica se encamine Foto: Télam

Javier Milei no festejó el dato. Pero se mostró satisfecho. Al recibir la confirmación de que la inflación de enero 2024, la primera medición completa que le corresponde a su Gobierno, llegó al 20,6%; el presidente consideró que su plan estratégico sobre cómo combatir la inflación está "on track", según sus propias palabras.

El jefe de Estado había aprobado el plan maestro de Luis "Toto" Caputo sobre un sendero inflacionario que debía ubicarse por debajo del 30% en diciembre (25,5% final), cerca de 20% en enero y continuar con un 15-16% en febrero y 10% en marzo; para luego llegar a estacionarse en un dígito entre junio y agosto. El segundo mes de la proyección se ubicó levemente por arriba de lo esperado, pero dentro de la estrategia general; con lo que su idea para el primer semestre del año se estaría cumpliendo.

El Presidente y su ministro de Economía, creen que faltan pocos meses para iniciar la segunda parte de su plan; basado en duplicar las anclas antiinflacionarias. La primera es la basada en el "ancla fiscal" anunciada el martes 12 de diciembre, con el ajuste total de gastos y aumento de ingresos, con la meta de un equilibrio financiero total ya en enero y la confirmación de un leve pero concreto superávit fiscal primario en los primeros dos meses de gestión. 

Esta consolidación de la posición fiscal llevaría luego a una segunda etapa, con la consolidación del ancla "la cambiaria"; fruto del incremento sostenido en las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). En lo que va de la gestión Milei, la entidad financiera lleva comprados más de U$S 7.000 millones; los que podrían superar los U$S 8.000 para fin de mes.

Se llegaría a aproximadamente 10.000 millones al momento de comenzar con la liquidación sojera esperada entre abril y junio, cuyo monto es hoy un misterio. Si bien se esperaba un monto cercano a los U$S 12.000 millones en toda la campaña, la caída de las últimas semanas de los precios internacionales de la oleaginosa y cierta (leve pero concreta) caída en la producción fruto de las condiciones climáticas de último momento en el país, predicen una alteración de la proyección final; con pérdidas que podrían sumar unos U$S 3.000 a 4.000 millones.

Si bien es un dato negativo, será inevitablemente una campaña mucho mejor que la 2023, donde lo perdido sumó unos U$S 6.000 finales. Si bien no se pueden proyectar con exactitud los números finales, es posible que, para mitad de año, esos U$S10.000 millones de compras sean una realidad.

Si bien no se proyectarían en espejo sobre las reservas (el nivel de salida de divisas para equilibrar endeudamientos varios es un grifo muy abierto), la primera parte del 2024 terminaría con un ritmo de dólares en azul respetable. Al punto de poder asumirlo como una segunda ancla de estabilidad. 

La realidad coincidiría en el tiempo con la concreción del mayor ajuste fiscal planificado por el Ejecutivo y el Palacio de Hacienda: la eliminación pura y dura de gran parte de los subsidios a los servicios públicos; en una cuenta fiscal que implicaría algo más de un punto del PBI argentino. Esto es, unos U$S 4.000 millones de dólares en términos anualizados.

Si además Milei y su gobierno ejecutaran al menos parte del ajuste a las partidas provinciales no automáticas (discrecionales para financiar la casta, en términos del Presidente), podría sumarse otro ajuste similar al de la baja de subsidios. 

Todo esto podría contabilizarse hacia mayo. Y siguiendo con el razonamiento Milei- Caputo, sería entonces cuando en verdad la estabilidad de precios podría comenzar a verificarse en el país. Y, en consecuencia, su plan de estabilización comenzaría a dar resultados en la economía real.

El factor FMI

Aseguran en el Ejecutivo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) "compró" todo el paquete fiscal presentado por Javier Milei y el equipo económico encabezado por Luis "Toto" Caputo. Y que los primeros datos que empiezan a llegar (incluyendo el de inflación presentado ayer) ratifican lo firmado en enero con el organismo financiero que maneja Kristalina Georgieva. Sin embargo, saben también que aún no hay cheque en blanco; sino un pacto de caballeros que vence en abril.

Ese mes las partes volverán a juntarse (probablemente en Washington durante la primera reunión anual del organismo), para que el país rinda examen sobre el primer trimestre del año y se verifique que las metas comprometidas para este año están vivas. Sobre todo, la que promete un equilibrio financiero y un superávit primario de 2% de PBI.

Mientras tanto, los funcionarios locales ven que se pondera la buena voluntad, pero se aplicará la fórmula de "wait and see". Los visitantes de enero le dejaron en claro que no es desconfianza sobre Milei, Caputo, Bausilli y el resto de sus interlocutores locales; sino efecto del eterno incumplimiento fiscal argentino sumado al poco crédito que la clase política argentina tiene en la memoria de los visitantes y la dirección del Fondo.

Dicho de otro modo, el FMI tiene dudas sobre que la clase política criolla acompañe a Milei en su aventura de una reducción del déficit fiscal de casi tres puntos del PBI, lo que implica un ajuste para este año de unos U$S 16.000 millones de dólares. El "Pacto de Caballeros" tiene contenido explícito. El FMI esperará a ver la suerte del plan de ajuste prometido por Caputo y su gente, basado en un paquete fiscal de un 60% de reducción del gasto y un 40% de aumento de los ingresos, que hoy está en plena deliberación en el Congreso Nacional y que aún tiene resultado incierto. 

Por orden de Milei, Caputo y su gente habían puesto sobre la mesa de las negociaciones con el subdirector para el Hemisferio Occidental Luis Cubeddu y el flamante responsable del caso argentino Ashvin Ahuja; que se redobla la apuesta programada para el 2024 en el Facilidades Extendidas original. Y que no sólo mejorarán los números y porcentajes reclamados por el FMI en aquel acuerdo del 2022, sino que se compromete por escrito a ejecutar aquellas reformas estructurales que siempre se reclamaron desde la sede de Washington y los sucesivos gobiernos desde Mauricio Macri hacia delante (y quizá desde Carlos Menem) por imposibilidad política o por negatividad ideológica, se negaron a aplicar. 

"Desde el FMI están fascinados. No pueden creer que haya un gobierno que ante una crisis terminal esté dispuesto a hacer lo que hay que hacer. Y más también"; exclamaban desde Hacienda en esas negociaciones de enero, explicando con estos argumentos que no habrá problemas desde el FMI en cerrar un nuevo y potente acuerdo; en términos muy diferentes a los que los negociadores del organismo que maneja Kristalina Georgieva estaban acostumbrados a mantener con los funcionarios argentinos de turno.

Esto quedó en claro en las primeras reuniones formales entre Cubeddu y Ahuja en Buenos Aires, con el jefe de gabinete Nicolás Posse y el ministro de Economía Luis "Toto" Caputo de anfitriones. "Estábamos a punto de pegarnos una piña, demostramos que estamos dispuestos a asumir costos a los que nadie quiso responsabilizarse en este país por décadas y desde el FMI no lo pueden creer"; completa la fuente.

Asumen desde Olivos que, sin embargo, hay un peligro para que las negociaciones finales con el FMI para cerrar el 2024 terminen en buen puerto. Se afirma que lo único que puede complicar la firma rápida de un acuerdo en los términos que Milei, Caputo y Posse le aseguraron a la gente de Washington, es que "la casta" (en términos libertarios" complique la situación y frene las reformas fiscales, monetarias, económicas, laborales, impositivas, previsionales y sociales que están en el Congreso para su tratamiento.

Según la visión de Olivos, la interpretación del FMI es que tiene lógica la negativa del kirchnerismo y parte del peronismo de aprobar las reformas. Pero lo que no se entendería desde la sede del FMI en Washington, es que haya dudas desde los diferentes combos en que quedó dividido Juntos por el cambio (JxC) y algunos dirigentes provinciales; los que, a los ojos y memoria del FMI, siempre apoyaron las reformas negociadas con el organismo, pero no pudieron avanzar con ellas en el momento en que tuvieron la oportunidad.

Para el FMI, siempre un acuerdo profundo como el Facilidades Extendidas vigente, más si tiene una propuesta de sobreajuste importante como la que promete Milei; amerita un apoyo político importante que garantice la ejecución de las reformas. O al menos que una parte de la oposición acompañe las propuestas de eliminación de subsidios a los servicios públicos, las reformas impositivas, la desregulación de la economía primaria, la reducción de planes de beneficios a sectores económicos protegidos, el déficit previsional, la liberación normalización y racionalización de la política cambiaria y la apertura general de la economía.

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