FMI y Argentina: primeros sondeos para un milagro de U$S 12.000 millones
El Gobierno confirmó que el próximo jueves será la primera ronda formal de negociaciones con el FMI para reencauzar el acuerdo que hoy está caído. La estrategia oficial para conseguir dinero fresco.
Hasta acá los contactos fueron informales, pero constantes. Pero desde el jueves ya habrá formalidades, con contactos directos y personales, encabezados por el director gerente para el hemisferio Occidental, Rodrigo Valdes, y el encargado del caso argentino, Luis Cubeddu.
El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se manejan en estos días importantes vía virtual, por una razón fundamental: los funcionarios del organismo que maneja Kristalina Georgieva están fuera de sus oficinas de Washington, pasando las fiestas en sus países y ciudades de origen.
Se supone que hacia el lunes de la próxima semana los hombres y mujeres del staff, en todos los niveles, ya estarán de regreso en sus oficinas de la sede central, abriendo el 2024 para el problema más importante en la historia del FMI: terminar, si se puede, de una vez por todas de cerrar un acuerdo duradero con el país. Pero antes el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo recibirán a funcionarios del Fondo para encaminar el acuerdo que "hoy está caído", tal cual aseguró el vocero presidencial Manuel Adorni.
En el Fondo consideran que con la llegada del gobierno de Javier Milei y a poco de andar su gestión (donde supuestamente más fuerza debería tener un Ejecutivo argentino), más posibilidades habrá de negociar. Con el agregado además en el caso del presidente local, que su propuesta sobregira lo que el Fondo le pedía al país en el programa de Facilidades Extendidas original, firmado en marzo del 2022 y que ya tuvo una renegociación de metas (julio 2023) y dos caídas (marzo y septiembre 2023).
Compromisos asumidos
Técnicamente, el acuerdo de Facilidades Extendidas negociado y firmado en los tiempos de Martín Guzmán está hoy caído por la imposibilidad de Argentina de cumplir con las metas pactadas para el ejercicio anterior. El gobierno de Alberto Fernández, y lo que le corresponde en tiempos a Milei, tendría que haber llegado a un déficit fiscal de 1,9% del PBI, haber aumentado las reservas en unos 3.000 millones de dólares (aproximadamente) y haber emitido por nomás de 0,6% del PBI.
Aún no hay números finales del 2023, pero desde la gestión Milei suponen que el déficit primario superó el 3%, las reservas son negativas en números fantasmales (se habla de hasta 10.000 millones de dólares) y la emisión superó el 1,3% del PBI. En cualquier acuerdo normal, esto hubiera significado para el FMI la caída definitiva del acuerdo y una sesión especial del Board del organismo donde se tratara algo parecido al rompimiento de las relaciones.
Sin embargo, la causa argentina es particular para el organismo, ya que se trata por lejos del principal deudor. Y, además, la llegada de Milei cambió la manera de analizar la situación desde Washington. Ahora lo que se espera es retornar el diálogo formal desde la próxima semana, volver a rehacer los números de punto de partida y firmar un nuevo acuerdo.
No deberá entusiasmarse Argentina en una primera instancia. Lo que se podrá conseguir es un "waiver" o perdón por no haber conseguido las metas propuestas originalmente, fijar nuevas para el 2024, cumplirlas, y mientras tanto hablar de las nuevas cifras y porcentajes del próximo ejercicio. El FMI mantendrá inamovible lo que se firmó en marzo del 2022 para este año: un déficit de 0,9% del PBI, una emisión menor al 0,4% y reservas por arriba de los U$S 6.000 millones.
Pechos inflados
Aquí es donde Milei y su ministro Luis "Toto" Caputo hacen punta, se agrandan y hasta cancherean. Según las proyecciones propias, en el megaplan de ajuste que está implementando el Gobierno, este año ya habrá superávit fiscal, las reservas superarán los U$S 8.000 millones (se confía en una cosecha récord con retenciones haciendo juego) y una emisión mínima y numéricamente concentrada en la ayuda a planes sociales y jubilaciones, algo que en las conversaciones previas entre Milei y el FMI, el propio Fondo había pedido.
La idea del Ejecutivo es cerrar rápidamente una nueva versión del programa de Facilidades Extendidas, sabiendo que es imposible en las actuales circunstancias pensar en una nueva generación de tratados. Y una vez estrechadas las manos y firmados los papeles, pensar en que el FMI replique el pago por unos U$S 960 millones, que fueron liquidados en diciembre pasado con un crédito de la CAF.
También habrá que liquidar en medio de las negociaciones los casi 1.900 millones de dólares que se le deben pagar al organismo en enero, dinero que desde el Banco Central de Santiago Bausilli se asegura que están gracias al incremento de reservas de algo más de U$S 3.000 millones de las últimas dos semanas y media de diciembre.
Se supone que en algún momento entre enero y febrero se llegará a un acuerdo primario que le permita al país recibir todo el dinero pagado entre diciembre y enero, y poder negociar al menos los aproximadamente US$ 1.500 millones prometidos desde el organismo por las ayudas especiales a los países en desarrollo que mantienen acuerdos estables con el FMI.
Serían entre 5.000 y 6.000 millones que llegarían en el primer bimestre del año. Pero Milei y Caputo van por más. Inmediatamente después de haberse puesto de acuerdo con las metas para el 2024, buscarán el premio mayor que puede brindar el FMI: que los aproximadamente U$S 12.000 millones (de los 57.000 originales) del Stand By firmado por Mauricio Macri en 2018y que no fueron girados por la caída del plan en septiembre de 2019 y la negativa a recibirlos por parte de Alberto Fernández, puedan ser parte de algún tipo de plan de ayuda especial para Argentina.
Esto además de la renegociación de todos los pagos de este año comprometidos con el FMI. La cifra que habría que pagarle al FMI da algo de escalofríos: Argentina enfrentaría vencimientos por U$S 12.000 millones. Dinero que el país no tiene ni tendrá. Y que sólo podrán lilquidarse volviendo a la letra firmada por Guzmán en 2022: que cada vez que llegue un vencimiento trimestral, el FMI gire primero el dinero para luego pagarse a sí mismo. Un movimiento financiero algo denigrante para cualquier país. Pero como suele repetir Milei con confianza: ya vendrán tiempos mejores.