Las jubilaciones y el futuro de Argentina, en un escenario de cambio de paradigma
Cada 20 de septiembre en Argentina se conmemora el día del jubilado. Se trata de una fecha que reconoce a todas las personas que dejaron de trabajar debido a la edad, pero que tiene su origen a inicios del siglo XX, durante la presidencia de Julio Argentino Roca.
El día del jubilado, en el contexto que vivimos actualmente, puede ser aprovechado como una oportunidad para reflexionar mucho más que para celebrar. Intentando tomar distancia de la coyuntura, y aplicando una mirada de largo alcance, es posible apreciar algunos puntos que resultan ineludibles para pensar la situación de las personas jubiladas de nuestro país en el futuro.
El modelo de jubilación que existió en los países occidentales durante la segunda mitad del siglo XX se encuentra en crisis, ese no es un fenómeno que afecte solamente a la Argentina. Dicho modelo resultó viable durante bastante tiempo gracias a la estabilidad relativa de otras variables de la macroeconomía. Pero a partir de los años ochenta, una serie de transformaciones empezaron a darse, tanto en el mercado laboral como en las formas de producción, e incluso en los mismos modos de vida.
Durante las últimas dos décadas esas transformaciones se aceleraron, haciendo crujir las múltiples estructuras que sostienen a las sociedades. Y no podemos decir que los cambios hayan llegado todavía a una meseta en su curva de desarrollo. Cada día vemos el surgimiento de una nueva revolución tecnológica que tiene la ambición de cambiar las reglas del juego de todo lo que toca.
Por más escéptico que uno pueda ser con respecto a los alcances de cada una de esas revoluciones, (criptomonedas, metaverso, inteligencia artificial, etc) lo que no se puede negar es que todas en conjunto representan una transformación que se va filtrando en todos los ámbitos de la cultura y la sociedad.

Foto: MDZ.
Entonces, si los modos de producir y trabajar cambian, es lógico que los modos de jubilarse también lo hagan. Dado que es muy difícil, o imposible, disociar el sistema previsional del mundo laboral y productivo. La discusión sobre ese cambio es crucial para el futuro de nuestras sociedades y es algo que se viene dando desde hace tiempo en diversas partes del mundo.
Inevitablemente, hay dos enfoques generales para encarar esa discusión, uno es por izquierda y el otro por derecha. Ambos enfoques son conocidos en nuestro país. La perspectiva que se puede asociar con la izquierda plantea la necesidad de sostener el sistema previsional funcionando de la misma manera en que lo hacía hace cuarenta años.
El foco está puesto en el derecho que cada jubilado tiene a una jubilación que le permita vivir dignamente. Y el Estado es la herramienta exclusiva para garantizar ese derecho.
El enfoque de derecha, en cambio, pone el énfasis en la viabilidad económica del sistema. Argumenta que el mismo es demasiado oneroso para el Estado. La necesidad de las personas que se jubilan es vista mucho más como una oportunidad para el desarrollo de un negocio privado que como un derecho a ser garantizado por los fondos públicos.
Al final del camino, si ese negocio marcha bien, habrá muchos más derechos garantizados que con el modelo estatalista. Argentina tiene la virtud de haber aplicado ambos modelos de forma alternada, logrando fracasar primero con uno y después con el otro. El fracaso del modelo privatizador que se vio con las AFJP dio paso a un modelo estatizador, o re-estatizador, cuya agonía terminal estamos viendo de manera cotidiana en estos días. Independientemente de la posición ideológica que uno tenga, ese doble fracaso debe ser tenido en cuenta a la hora de pensar seriamente sobre esta cuestión.
No querer hacerse cargo de ese fracaso es lo que nos lleva, por un lado, a volver a hablar de las AFJP, como si nada hubiera ocurrido y, por el otro, a tener que escuchar anuncios cada vez más fantasmales para una supuesta mejora de la condición de los jubilados.
Hay que entender que estamos en Argentina, y que aquí el modelo que plantea hacer de la necesidad un negocio termina convirtiendo el negocio en estafa. Y que, a su vez, las pretensiones de hacer de la necesidad un derecho terminan por convertir al derecho en limosna.
Foto: MDZ.
No es posible gobernar Argentina como si fuera Estados Unidos del mismo modo que es imposible gobernar en el siglo XXI como si estuviéramos a mitad del XX. Un modelo privado puede ser viable en un país con una economía dinámica y pujante, en la que existen múltiples oportunidades reales de desarrollo y enriquecimiento. No es nuestro caso.
Por su parte, el modelo estatalista es inviable con un mercado laboral blanco que se achica cada vez más debido, justamente, al peso que implican las cargas sociales de un trabajador en blanco.
Y ninguno de los dos modelos es viable en un país que cambia constantemente las reglas del juego y en el que se patea el tablero para volver a empezar de manera cíclica cada diez años. Argentina necesita reinventar su sistema previsional. Y tiene que hacerlo de cara al futuro, pensando en los modos de trabajar, producir y vivir que se están abriendo camino hoy y que serán determinantes durante los próximos treinta años. Esta discusión está siendo eludida por el sistema político actual. Por eso es que volvemos a escuchar hablar de viejas recetas fallidas, como las AFJP.
Para que esa discusión sea posible es necesario quemar las viejas consignas. No podemos seguir viendo en blanco o en negro un cuadro al que se le agregan cada vez más colores. La sustentabilidad del sistema y el derecho a una vida digna no deberían excluirse mutuamente.
Al fin y al cabo, no estamos hablando de encontrar la respuesta para un enigma irresoluble. Entre los dos enfoques puros que fueron descriptos más arriba hay múltiples caminos intermedios, mixtos o complementarios. Y hay muchos países que encontraron o inventaron su propio camino. Lo que tenemos que hacer es empezar a buscar el nuestro.
* Dr. Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad - presidente de Sociedad Iberoamericana de Gerontología y Geriatría (SIGG).

Aumentó el GNC y el metro cúbico se ubica cerca de los $200

A cuánto abre el dólar blue, tras el desplome de ayer

Seguros: los motivos por los que aumentan y cómo hacer para ahorrar

La dura realidad con la que el FMI espera a Milei: ¿recibirá los fondos?

Increíble subasta de departamentos y de joyas del Banco Ciudad

El Banco Central, en velocidad crucero a días del cambio de gobierno

El dólar blue y una brusca caída en el cierre de la jornada
