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Economía y ecología: dos términos necesariamente cercanos

A medida que la civilización va avanzando en el progreso, podemos observar que muchos riesgos ambientales van siendo mitigados. La raíz más profunda es, primordialmente, a un cambio cultural.
Los daños ambientales; comenzaron a afectar al mercado tradicional, provocando escasez de algún bien como los niveles de ruido aceptable en una ciudad Foto: MDZ
Los daños ambientales; comenzaron a afectar al mercado tradicional, provocando escasez de algún bien como los niveles de ruido aceptable en una ciudad Foto: MDZ

El cambio cultural es, en definitiva, un valor económico que le ponemos a los beneficios asociados al medio ambiente. El ejemplo más claro de lo expresado se observa en que hoy en que la naturaleza ya no es más un lugar ‘salvaje’ o ´The Wild´, en inglés, como era llamada hasta bien avanzado el siglo XX, sino más bien que se transforma en algo necesario para el ser humano. Del mismo modo, anteriormente, las ciudades se resguardaban con muros y cercos de lo ‘salvaje’ y, hoy en día, la nueva planificación urbana pide a gritos más ‘espacios verdes y proliferación de especies de animales autóctonos dentro de los perímetros urbanizados.

Etimológicamente, los términos economía y ecología significan casi lo mismo. Mientras que economía proviene del griego oikos-hogar- y nomos –gestión, regulación-, el término ecología, primeramente utilizado por el alemán Ernst Haeckel en 1866, significa oikos –hogar- y logia, estudio de.

Consecuentemente, se puede apreciar una clara relación de origen en los términos aludidos desde el punto de vista del "oikos", ya sea refiriéndose al "hogar humano" o al "hogar" como el ecosistema del cual dependemos. Siguiendo con el razonamiento, los términos "nomos" y "logia" tampoco son tan lejanos, puesto que ambos se refieren a aspectos lógicos, regulación de acuerdo con patrones que cuidan el aspecto del mencionado "oikos".

La definición de economía "tradicional"; se enmarca de acuerdo con el mercado de bienes y servicios y, como estos se relacionan desde el punto de un precio más bajo, ya sea en la producción y/o el consumo de estos. Este concepto de economía llevó lógicamente a descuidar el "oikos", es decir los ecosistemas, dañando estos y luego impactando en los mercados con un efecto "boomerang", o sea causando impactos que aumentaron los precios en la economía misma.

Etimológicamente, los términos economía y ecología significan casi lo mismo.

Estas ineficiencias económicas con el tiempo se llamaron ‘externalidades de la economía’, es decir, aquellas cuestiones –en este caso implicancias ambientales-, a las cuales la economía de mercado no les ponía precio, teniendo como consecuencia que este precio era pagado por terceros o damnificados que quizás no fueron ni productores ni consumidores de los bienes y servicios que produjeron la contaminación. Un ejemplo clásico es el de un ciudadano que no tiene vehículo particular y, sin embargo, es afectado por una enfermedad pulmonar producto de la contaminación aérea asociada al uso vehicular.

Estos daños ambientales comenzaron a afectar al mercado tradicional, provocando escasez de algún bien como los niveles de ruido aceptable en una ciudad, o de disminución de pesca comercial en algún ecosistema a raíz de la sobrepesca o contaminación del cuerpo acuífero, o el desmejoramiento de la calidad del aire, o con la clausura de playas por aguas contaminadas.

Tarde o temprano, y citando al maestro Adam Smith, "la mano invisible del mercado" actuó, y muchos aspectos ambientales del mercado que eran desconocidos comenzaron a impactar en los precios de bienes y servicios.

Los desafíos

Existen dos desafíos en cuanto a la relación de la ‘Economía Tradicional’ y la ‘Ecología’ como ciencia pura e ignorantemente, aislada de lo humano.

  • El primer desafío: es que muchos de los daños ambientales no impactan en los mercados, sino después de años de la producción del mismo daño –cuestión temporal- y no menos importante, la cuestión espacial, que hace que muy comúnmente el daño se produzca lejos del lugar donde se causó el perjuicio.

  • El segundo desafío: es que si comenzamos a regular la actividad económica en modo ‘cirugía mayor’, incorporando la correcta valuación económica de los ecosistemas, esto provocará el encarecimiento de muchos precios y una crisis que dejará a muchos actores fuera del ciclo económico.

El reconocimiento de que los ecosistemas brindan servicios a la civilización humana, fue apreciado inicialmente, incluso por los sumerios, quienes prohibieron la tala de árboles, por los problemas ya visibles, y entonces no tan bien comprendidos, gracias a la sobreexplotación de la forestación en la cuenca del Tigris-Éufrates.

Luego, Platón mismo, también reconoció daños ambientales a causa de la deforestación, al igual que Alexander Von Humboldt; quien lo hiciera tan ilustrativamente a inicios de los 1800, además, agregando daños asociados a los monocultivos y la alteración de cuerpos de agua causado por el uso irracional de agua para la irrigación de cultivos.

El reconocimiento de que los ecosistemas brindan servicios a la civilización humana. Foto: MDZ

En 2005, se publicó el MEA o "Millenium Ecosystem Assessment", un estudio en profundidad llevado a cabo por las Naciones Unidas. En dicho informe, se reconoció globalmente que los ecosistemas proveen de los siguientes servicios a la economía global:

  • Servicios de soporte: reciclaje de nutrientes, producción primaria, formación de suelos, provisión de hábitats y polinización.
  • Servicios de provisión: alimentos, materia prima, recursos genéticos, agua, recursos medicinales, energía, recursos ornamentales, minerales biogénicos, cuarzo, diamantes, pirita, calcio, etc.
  • Servicios de regulación: regulación de especies, control de pestes y enfermedades, descomposición de desperdicios, captura de carbón y regulación de clima, purificación de aguas y aire.
  • Servicios culturales: históricos, espirituales, recreacionales, terapéuticos y culturales.

Si queremos internalizar las antes llamadas externalidades de la economía, el máximo desafío de los mercados actuales parece ser, precisamente, la clara tendencia a la universalización de las mismas. Hoy parecería que los mercados locales, tienden a desaparecer, siendo fagocitados por el mercado global.

Ciertamente, para que exista un mercado global, deberá homogeneizarse totalmente la cultura humana, lo cual parece ser en contra de la misma naturaleza del hombre, tan diversa en etnias y culturas. Quizás en el futuro, más que un mercado global, se podrían crear mercados supeditados a 'eco-regiones', que respondan más o menos a las mismas condiciones ecosistémicos y culturales. 

Hay algo claro en el ecosistema global, que provee servicios a todos los mercados, ya sean locales como al global, esto es la realidad de la conectividad de los factores ecosistémicos, esta conectividad se ve claramente por el flujo de fluidos como el agua y el aire, que no conocen límites ni limitaciones, al moverse de un lugar a otro del planeta. De este modo, tanto los nutrientes como la contaminación, tarde o temprano llegan a todos los rincones del planeta.

Hoy, las universidades ya enseñan materias como "economía ambiental" y también "economía de los recursos naturales". En el primer caso, se profundiza el tema de los precios que debería tener la contaminación; y en el segundo, se estudia cual es la tasa más eficiente para el consumo de los recursos naturales.

El ecosistema global provee servicios a todos los mercados se ve por el flujo de fluidos como el agua y el aire. Foto: MDZ.

Estrategias económicas

Ejemplos, de los cuales podemos aprender de algunas estrategias económicas donde se pudo morigerar el daño ambiental.

  • Regulación de pesca: un estudio comparó las estrategias de Estados Unidos y Canadá con respecto a la pesca en el mar. Estados Unidos adoptó un sistema de control en cuanto al tamaño de la pesca, zonificación de pesca y esfuerzo de pesca, mientras que Canadá, creó un sistema de cuotas de pesca transferibles; que representaron la realidad del recurso y del mercado de consumo. El resultado de la implementación de ambas estrategias demostró que el esquema canadiense mantuvo e incluso aumentó el stock de pesca y la ganancia; mientras que ocurrió todo lo contrario en su país vecino.
  • Regulación del transporte: Singapur, una nación con alto poder adquisitivo, pero con un territorio pequeñísimo, desarrolló la mejor política de transporte posible, para evitar problemas ambientales. Como resultado, Singapur, hoy en día no tiene problemas de tránsito, ni bocinazos, ni grados de polución aérea significativa. Entre sus soluciones implementó un sistema de limitación de vehículos nuevos a registrarse anualmente, haciendo que dicha registración sea más cara que el mismo vehículo y un sistema de transferencia de dichos derechos a registración, es decir creando un mercado eficiente de licencias de propiedad automotor. También estableció distintos precios para los estacionamientos, de acuerdo con zonas y horarios; lo mismo aplicó para los peajes. Asimismo, un gran porcentaje de los fondos recaudados por el gobierno con estos sistemas se invirtió en transporte público; es decir transformando un problema en un beneficio para los ciudadanos.
  • Regulación de uso de la tierra: en Tailandia, en la villa de Tha Po, en un estudio económico realizado por dos economistas, se demostró que la remoción de 550 Ha de manglar con el objetivo de criar langostinos, produce más daño que ganancia puesto que los manglares son aéreas de reproducción de muchos otros peces, y que la eliminación de los mismos, afecta a la pesca comercial local, además, de quitar el beneficio económico de los manglares en relación de control de inundaciones y erosión del suelo. por lo tanto afectando agricultura y desarrollos inmobiliarios también.
  • Regulación del Uso del Agua y Suelos: en 1989, la Ciudad de New York, con casi 9 millones de habitantes, se vio obligada por la nueva "Ley de Agua Saludable" a adquirir plantas purificadoras de agua por un valor 8.000 millones de dólares. Este gobierno local en vez de invertir en las plantas; invirtió en comprar las tierras cuenca arriba –unas 56.000 ha-, en toda el área de captación del agua de la cuenca Catskill-Delaware; de donde proviene el 90% del agua para la ciudad. Estos terrenos se ubican unos 250 km río arriba y en aquel entonces el área estaba supeditada a los siguientes usos de la tierra: 61% forestación, 500 predios agropecuarios y unos 60 pueblos rurales. Su mayor logro fue el de adquirir tierras río arriba, en las fuentes de agua por un valor de $240 millones, y otros $310 millones en un plazo de diez años más. 
  • Como resultado: el gobierno de New York ahorró en la diferencia entre la inversión de las plantas purificadoras y el precio de la tierra adquirida; el agua de la cuenca mejoró increíblemente su calidad y cantidad a resultas de los servicios del ecosistema protegido –por lo tanto, la Biodiversidad local- y también, las tierras adquiridas; que por otro lado comenzaron a dar ingresos como áreas turísticas y recreacionales.

En pocas palabras; los mercados siempre son flexibles y tienden a buscar eficiencias; dentro de estas eficiencias, hoy la tendencia es el incorporar eficiencias ambientales.

Por ello, siempre es importante hablar de economía, cuando hablamos de sostenibilidad y Gestión de Riesgo Ambiental. Nunca nos olvidemos, que la economía, bien entendida, es y cada vez más, está siendo reconocida como un aliado absoluto de la ecología.

Pedro J. Toranzo.

* Pedro J. Toranzo, es consultor y académico en Gestión de Riesgo Ambiental y Sostenibilidad. Autor del Manual de Gestión de Riesgo Ambiental.