Recursos Humanos

Entre la crisis y la inteligencia artificial: por qué las habilidades blandas son clave

De qué se tratan estas competencias que son cada vez más requeridas por los reclutadores. La importancia del factor humano y el modo en que las dificultades impactan en las empresas. Tendencias, fundamentos y cómo mejorarlas.

Diana Chiani
Diana Chiani sábado, 26 de agosto de 2023 · 14:40 hs
Entre la crisis y la inteligencia artificial: por qué las habilidades blandas son clave
Los equipos se enfrentan a diversos desafíos frente a la crisis Foto: Pixabay

En tiempos turbulentos en los que la “opinión” de Chat GTP es casi una fuente de autoridad sobre temas diversos, las empresas se enfrentan a desafíos cotidianos. Se trata de llevar el día a día más allá -o de la mano- de la macro, el valor del dólar, la inflación y los cambios en el mercado laboral que ya ha comenzado a imponer el avance de la tecnología.

Así, mientras el mundo sigue su rumbo, las organizaciones se replantean diferentes desafíos para subsistir en los que las llamadas habilidades blandas son clave para la supervivencia y proyección de futuro. Y aunque a muchos les parece absurdo ocuparse de esto cuando la incertidumbre ahoga, lo cierto es que justo en estos momentos crecen en importancia.

María Paz Gómez, licenciada en Recursos Humanos y fundadora de Pizca Experiencias más Humanas, explicó que las habilidades blandas definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace unos 20 años están totalmente vigentes. En una línea similar, Paula Pía Ariet, directora de Gestión Consultores destacó que en contextos complejos son básicas para llevar adelante cualquier trabajo o empresa.

En líneas generales, las mencionadas por la OMS son: capacidades emocionales entre las que se destacan empatía y manejo de estrés, habilidades sociales -básicas para la comunicación y la resolución de conflictos- así como competencias cognitivas relacionadas con el pensamiento crítico y la toma de decisiones.

Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay, comentó que en un contexto en el que el cambio es una variable permanente, competencias como flexibilidad, adaptación al cambio, capacidad de aprendizaje permanente, comunicación, empatía, organización y gestión del tiempo están entre las aptitudes más valoradas por las organizaciones.

Gestión de estrés, una de las habilidades blandas requeridas

Las habilidades blandas parecen competencias poco asequibles en medio de la marea cotidiana, pero hacen la diferencia entre un buen o mal clima laboral, la posibilidad de mejorar procesos y proyectar el crecimiento; entre otros beneficios. Como son capacidades que lleva bastante tiempo desarrollar y que, en general, exceden al ámbito de la empresa, para muchos puestos los reclutadores las priorizan sobre algunos conocimientos técnicos.

La buena comunicación, la capacidad de establecer conversaciones o de gestionar las propias emociones así como de las personas a cargo son cuestiones a tener en cuenta con la mirada en dos contextos actuales. Uno más de fondo y de largo plazo relacionado con el avance de la tecnología y de la Inteligencia Artificial (IA) y otro más candente y local como es la crisis argentina.

Humanidad como punto de partida

“Durante muchos años las empresas compramos la idea de que con la inversión en I+D íbamos a ser más eficientes y, aunque en parte es así, perdimos de vista que lo más importante está en las personas”, reflexionó María Paz Gómez. Agregó que hoy está científicamente comprobado que la transformación personal y empresarial surgen de la creatividad y del propósito y es ahí donde entran en juego las habilidades blandas. Capacidades que, por otra parte, hoy deben tener todos los líderes.

Ávila expresó en que más allá de las competencias duras, cada vez más compañías priorizan el bagaje de competencias socioemocionales y de comunicación que tiene un candidato por sobre su formación, títulos y conocimientos. Esto se potencia hacia adelante en un contexto de mayor digitalización donde las habilidades blandas, territorio exclusivo de los humanos, marcarán la diferencia en términos de empleabilidad.

La dificultad general para conectar con uno mismo y nuestro entorno en espacios plagados de tecnología, celulares y distracciones es una suerte de síntoma que atraviesa a las empresas e interpela el trabajo en los equipos. En este sentido, el foco de la gestión de Recursos Humanos, según la fundadora de Pizca, debe estar puesto en restablecer esa reconexión con lo que hace felices a las personas y, también, con el propósito de las organizaciones.

La desconexión, uno de los desafíos del mundo laboral

Así, las distintas acciones que se buscan implementar desde estas áreas tienen que ver con entender el propósito de esa empresa, comunicarlo a sus integrantes y lograr que las personas lo compartan. A partir de allí, se generan caminos para unir eso que le da contenido a la organización con el vínculo laboral del día a día para potenciar a las personas y a la empresa.

El impacto de la crisis

Una tarea diaria que ve sus frutos a lo largo del tiempo y que tiene que ver no solo con las distintas culturas organizacionales, sino que también está influida por el contexto económico y social de quienes forman parte de la empresa. En este marco, Paula Pía Ariet, destacó que en la actualidad las habilidades blandas se ven afectadas por distintas problemáticas personales que atraviesan las personas, que no pueden disociarse entre trabajo y vida.

“Hoy los trabajadores dejan puestos de trabajo por no contar con líderes que tengan estas habilidades desarrolladas”, agregó la directora de Gestión Consultores. Conectar con el clima social, las preocupaciones y la dificultad para llegar a fin de mes es parte inevitable de estas competencias.

Desde el punto de vista de Ariet, es la comunicación una de las principales competencias requeridas debido a que muchas otras se engloban allí. Rumores, malos entendidos, directivas mal comprendidas o tareas no chequeadas pueden resolverse con una mejor capacidad de comunicar. A lo que la CEO de Randstat sumó que la predisposición y capacidad para aprender es, junto con la  flexibilidad y adaptación  al cambio, una de las habilidades más requeridas por las empresas en la actualidad.

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