DNU: advierten sobre riesgos de concentración y disolución de las pymes
Distintos sectores empresarios advierten la posible concentración de la economía en un contexto en que grandes y chicos no juegan con las mismas posibilidades. Posible eliminación de la competencia.
Los empresarios no están exentos de la grieta política y, aunque los hay de uno y otro lado, el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía, genera dudas sobre el futuro. Incluso quienes están a favor de los cambios propuestos por el gobierno de Javier Milei y apoyan tanto la apertura como el sinceramiento de precios, poseen cierto temor por las consecuencias que el DNU tendrá sobre las pymes.
De manera específica, la liberación de las regulaciones a partir de la eliminación del poder del Estado para arbitrar y establecer reglas del juego podría contribuir a una mayor concentración de la economía. Aunque desde la premisa libertaria esto promovería la libre competencia y contribuiría a bajar los precios, parte del sector privado no lo ve tan claro. Y, los que lo ven, también creen que muchos jugadores podrían quedar en el camino con la ganancia de las grandes empresas que tienen mayor espalda para aguantar la crisis.
En este marco, y a favor de la desregulación, el sector de combustibles ya anticipa una posible concentración del mercado y desde la dirigencia nacional de estaciones de servicio, prometen estar atentos a este posible movimiento. Es que con las continuas subas de nafta y la retracción del mercado que esto producirá, las estaciones chicas o de bandera blanca que no cuenten con el apoyo de las grandes petroleras, podrían quedar en el camino.
El de combustibles ya es un rubro bastante concentrado, pero esto podría agravar la situación. Lo mismo sucede con el sector de farmacias que acudió a la justicia por el decreto desregulador. Es que si bien las grandes cadenas, en su momento, compraron a muchas chicas y son las que manejan un alto porcentaje del mercado, la desregulación ahora podría terminar con las farmacias de barrio y, según los mismos farmacéuticos, con la misma profesión.
¿Favorece o elimina la competencia?
Aunque en alimentos, aluminio, hierro, cemento, aceites y otros productos ya existen mercados altamente monopolizados, Argentina se caracteriza por la existencia de una importante diversidad de pymes que sostienen el mercado interno tanto desde el consumo como desde los puestos de trabajo. Por ejemplo, las economías regionales como la vitivinicultura, el sector cárnico, el textil y el editorial se caracterizan por la existencia de muchos jugadores pequeños.
Más allá de las bajas de las últimas semanas, en las carnicerías ya abren el paraguas para ver cómo continuarán el año que viene. Con los altos precios y la caída del poder de compra, es probable que solo sobrevivan los frigoríficos grandes, las cadenas y los que cuentan con la espalda para ofertar y sostener las bajas. José Rizzo, presidente de la Cámara de Abasteros y Matarifes de Mendoza, puso en duda la continuidad de los negocios chicos o de barrio en este contexto.
Algo similar sucede en el rubro textil -indumentaria, por un lado, y el editorial-librero, por el otro. Marco Meloni, dirigente de los empresarios textiles, explicó que en su sector hay más de 5.000 pymes industriales, así como miles de negocios de indumentaria. Esta variedad, permite comprar un pantalón de jean a diversos precios, lo que favorece tanto al consumidor como a las empresas. “El encarecimiento de los costos internos, la suba del dólar y la apertura indiscriminada de importaciones atenta contra la continuidad de las pymes”, subrayó Meloni.
En este rubro puede pasar (y ya ha pasado) algo similar a lo que se temen los libreros cuyos representantes salieron a cuestionar el DNU desregulador. Es que la eliminación de un precio regulado, puede implicar una baja de valores y una promoción de la competencia. Sin embargo, se trata de una situación temporal que dura hasta que las grandes empresas eliminan competidores más chicos que no pueden ofertar como lo hacen los grandes. El caso de Amazon en Estados Unidos es emblemático porque comenzó con venta de libros a un dólar y, luego de un tiempo y desaparecidos los pequeños, los aumentó a precios exorbitantes.
Con el agravante en la diversidad cultural y en la cantidad de librerías que podrían desaparecer, Meloni explicó que con la ropa puede pasar algo parecido. Primero porque nadie controla la calidad de lo que se importa ni el modo en que dichas prendas fueron producidas (muchas con trabajo esclavo o materias primas de dudosa procedencia). “Con la apertura de las importaciones, los precios van a bajar solo hasta que desaparezcan las pymes productoras. Luego, será el importador el único que fijará un valor que, por supuesto, será alto porque tendrá el monopolio”, razonó Meloni.
Este dirigente coincidió con Rubén Palau, presidente de la delegación Mendoza de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios en que la desregulación favorecerá aún más la concentración. “Las pymes no vamos a poder ser competitivas y Argentina tendrá los mismos precios internacionales que los países limítrofes, con la diferencia de que es productora”, señaló Palau con relación a los combustibles, la energía y los productos del campo.
El presidente de Apyme señaló que es mentira que el ajuste lo pague la casta y que es la clase media y alta hacia abajo la que lo tendrá que hacer, con el riesgo de desarme del entramado productivo. “Sabemos cómo empieza y cómo termina”, comentó Palau en alusión a los ya fracasados modelos de liberalización. “Los tres intentos de desregulación tuvieron un mal final, no veo por qué este puede ser distinto y con las mismas personas que estuvieron antes”, reflexionó Meloni y puntualizó: “sucedió en la dictadura militar, en el 2001 y también durante 2018/19”.