Pérdidas millonarias

Alarma empresaria por un conflicto gremial que se parece al de neumáticos

El puerto de Rosario está paralizado desde hace más de 40 días generando pérdidas millonarias para la economía. Desde la política es poco lo que se hace y todo queda en manos de un grupo de manifestantes de izquierda que bloquea los ingresos.

Horacio Alonso
Horacio Alonso martes, 17 de enero de 2023 · 17:00 hs
Alarma empresaria por un conflicto gremial que se parece al de neumáticos
Foto: Línea sindical

Es cada vez más marcada la diferencia que hay entre la agenda de la política y la de la sociedad productiva. Un buen ejemplo es lo que sucede con el conflicto gremial en el puerto de Rosario que lleva más de 40 días y está provocando un serio perjuicio para las empresas. 

Este problema, que tiene paralizada a una de las vías de ingreso de insumos importados más importante del país, tiene ciertas similitudes con el conflicto generado meses atrás con el gremio del neumático. 

Su paralelismo se encuentra en la prolongación de una medida de fuerza sin solución política y que genera grandes pérdidas para la economía.

En síntesis, la disputa actual se inició en diciembre cuando TPR (Terminal Puerto Rosario) y el Sindicato Único Portuario Argentino se enfrentaron por el cumplimiento de la paritaria. La empresa (conformada por la cerealera Vicentin y una firma chilena) no acató lo dispuesto y decidió despedir a 25 trabajadores que participaron de las protestas

Hace unos días se llegó a un acuerdo de reincorporar a 20 de estos trabajadores, mientras que los cinco restantes - considerados por TPR como los responsables de hechos de violencia – siguieron en la misma condición con la compensación correspondiente. 

Si bien todo parecía encaminarse, un grupo de manifestantes comenzaron a bloquear el ingreso al puerto, lo que significó que continúe la parálisis de actividad.

Ayer pareció destrabarse el conflicto con la intervención  de la policía para garantizar el funcionamiento de terminal portuaria, pero hoy volvió a complicarse todo ante un nuevo bloqueo por parte de estos manifestantes. 

De 320 estibadores que trabajan en el lugar, sólo se presentaron 17 a cumplir sus funciones bajo un clima hostil por parte de los manifestantes que tenían bloqueada la avenida de Circunvalación. 

Este grupo de personas no responde al SUPA y, según la empresa, son militantes de izquierda, próximos al Partido Obrero. La misma extracción política que domina el SUTNA, el gremio del neumático que llevó adelante la huelga salvaje de más de cinco meses y generó el desabastecimiento de productos y el consiguiente aumento de los precios. 

Ahora, se repite el escenario en el que las empresas que producen son rehenes de una situación que la política no soluciona. A esto hay que sumarle intereses, tanto empresarios como de la gobernación de Santa Fe, por la concesión de esta terminal y las inversiones que se requieren para mantenerla en funcionamiento. 

Se calcula que hay más de 1.500 contenedores con mercadería para la producción que no pudieron ser despachados a plaza. Hoy, según algunas fuentes, se había empezado a liberar algunos hasta que volvió a estallar el enfrentamiento con la policía.

Muchas compañías que importan sus insumos por Rosario debieron comenzar a desviar su abastecimiento de insumos por el puerto de Zárate. Por ejemplo, las automotrices General Motors y Renault. La primera tiene base en la localidad santafecina de Alvear, próxima al puerto rosarino. La otra, en Córdoba. 

Para la marca francesa, por ejemplo, la triangulación por Zárate le implica un aumento de 20% en el costo del flete, además de los problemas logísticos. 

Una situación que tienen que explicar en la casa matriz, en París, que deja mal parado al país. En un mundo competitivo, cualquier incremento de los costos es siempre una preocupación ya que en base a estos detalles se deciden inversiones. 

Este caso se replica en miles de empresas – grandes y chicas – que operan por esa vía y ven afectadas su ecuación financiera, con pérdidas millonarias, mientras soportan una presión impositiva elevadísima y el permanente cambio de las reglas de juego.

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